tag:blogger.com,1999:blog-79110218962470392652024-02-18T17:58:28.678-08:00EL ARPA DE BÉCQUERÓscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comBlogger487125tag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-46091762618266460302021-08-03T13:04:00.000-07:002021-08-03T13:04:01.398-07:00EL MIEDO ES MI/NUESTRO CARCELERO<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://imagessl7.casadellibro.com/a/l/t7/27/9788466669627.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="524" height="400" src="https://imagessl7.casadellibro.com/a/l/t7/27/9788466669627.jpg" width="262" /></a></b></div><b><br /> </b><p></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hoy me salto el diario, vuelvo a las viejas costumbres (en realidad, más
allá de seguir el orden que las fechas señalan, poco ha cambiado este ángulo
oscuro del salón), a pesar de mi notoria anarquía a la hora de ir sintetizando
(jajaja, si la verborragia no entiende de tal cosa) la vida de lector en estos
textos, procuro ser metódico, preciso, no faltar a mi faceta periodística, esa
que mantengo viva contra vientos, mareas y poetas hueros (y algún que otro
espécimen que anda suelto por ahí), por lo tanto cabían dos opciones para hacer
encajar la charla telefónica que mantuve a principios de la semana pasada con
Carlos Augusto Casas: atribuirle una fecha falsa (que no hay por qué) o esperar
a que las anotaciones del diario llegasen al día concreto en que conversamos,
pero estaba deseando compartirlo con los leales (de hecho, ya lo hago con
cierto retraso, ¡ni modo dilatar más la ocasión!). Además, en esas carambolas
literarias que tanto me apasionan, dejar este escrito como fuera del tiempo,
insertado entre dos días concretos (el último indicado en la publicación
anterior y el primero de la próxima), supone vivir una especie de ucronía, casi
casi (perdón si suena osado o irreverente, nada más lejos de mi intención)
plantear una distopía, cuando menos ponernos en una nebulosa (que, sin embargo,
es bastante concreta: el propio blog, por defecto, publica la fecha en que
aparece cada entrada), una especie de “no tiempo” que sienta como un guante a este
género que Carlos Augusto reformula con inquietud y sabiduría periodísticas,
con las mejores herramientas del oficio que viene desempeñando con brillantez
desde hace algunas décadas (y especializado, además, en el tan necesario
periodismo de investigación, el que más debería fomentarse, reconocerse y
difundirse).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque, y por ahí comenzamos, <i>El Ministerio de la Verdad</i>, su
nueva novela publicada el pasado mayo por Ediciones B, no es tanto una distopía
como un futurible, es decir, habla del ahora mismo, al modo en que, en
realidad, lo hiciera Orwell, muy pegado al momento en que escribía en gran
parte de su obra, han sido otros los empeñados en promocionar (y denostar) como
“ciencia ficción” (sobre todo, lo segundo) un libro como <i>1984 </i>que leído
ahora (y no me refiero a este momento ya tan largo de pandemia sino a hace unos
cuantos años) aún resulta más real, más lapidario, más grito en el desierto,
más advertencia terrorífica, más lapidaria constatación de que en este
pantanoso terreno (donde podemos incluir y citar -y de hecho lo hacemos- a
Bradbury, a Huxley o a Atwood-) la imaginación siempre se queda corta (o no es
necesaria: basta con escudriñar, con indagar, con levantar alfombras): “<i>Ahora
que la novela lleva un par de meses a la venta y empiezo a tener contacto con
los lectores, la mayoría me dice que no está de acuerdo con considerarla como
una distopía, y creo que es así: tiene más que ver con la realidad que con un
futuro próximo o posible</i>”. La acción transcurre en el Madrid de 2030, en
parte por puro azar, para potenciar los aspectos novelísticos que, en realidad,
disfrazan poco lo que (y se lo digo y aplaudo) es un magnífico reportaje que,
por desgracia, en ese su formato natural no hubiese tenido salida/sido
publicado: “<i>La novela, indudablemente motivada por la pandemia, surgió al
reflexionar sobre qué elementos de “1984” se estaban dando o podían dar en la
sociedad actual. Después, a medida que fui escribiendo, creció por sí sola y,
evidentemente, ese Madrid de 2030 que reflejo está construido a partir del de
ahora; en realidad, la situé en ese año por dos motivos fundamentales: uno,
porque no quería que ningún lector cayese en la tentación de identificar el
Ministerio de la Verdad con ninguna ideología o partido político; en segundo
lugar, para hacer algo más verosímil el hecho de que España esté gobernada por
los cuatro Ministerios de la novela de Orwell, de situarlo en la actualidad iba
a chirriar, pero tampoco me fui muy lejos, apenas nueve años, no quería que mi
novela pudiese entrar en la categoría de ciencia ficción; con distopía me
siento cómodo, con thriller por supuesto, también con el resto de etiquetas que
cada lector pueda ponerle, pero mis motivaciones fueron esas</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>George Orwell, ese autor en gran medida a reivindicar y descubrir, no
todo es <i>1984 </i>y <i>Rebelión en la granja</i>, para muchos alguien
superado por el tiempo que intentó vaticinar cuando, en realidad, no fue eso lo
que pretendió (pero estos y otros matices son imposibles de entender para
quienes condenan sin leer, perpetuando etiquetas inmerecidas -o que no son
capaces de justificar-, desconocen una producción de lo más variopinta, ignoran
tanto <i>Homenaje a Cataluña </i>como <i>Que no muera la aspidistra</i>, por no
extendernos en más ejemplos de su ductilidad literaria), un clásico pese a
quien pese, un maestro, una inspiración para muchos, empezando, claro, por Carlos
Augusto Casas quien, precisamente por ello, titula a su novela del modo en que
lo hace: “<i>Orwell está más de moda que nunca, no sólo por “1984” en sí, sino
por la cantidad de veces que los políticos, sobre todo en estos últimos tiempos
de pandemia, han citado el Ministerio de la Verdad, al propio autor, han
mencionado su obra más famosa, es un referente de la sensación que la gente
tiene con respecto a la falta de libertad, el control de cualquier actividad no
se sabe bien si por los estados, las empresas o los poderes fácticos. Creo que
se ha vivido un rejuvenecimiento de Orwell, es cierto que se le veía como
trasnochado o superado, pero ha sido la propia sociedad la que he puesto en
valor lo que él contó, tanto en “1984” como en el resto de sus obras</i>”.
Orwell, cronista a ratos desoldador e implacable de su época, no podía serlo de
otro modo, así Casas nos noquea con apuntes del natural que estremecen por
verídicos cuando no vividos por uno mismo: “<i>Escogí un futuro próximo porque,
incido en ello, la gran mayoría de elementos de la novela están tomados del
presente, empezando por los contenedores llenos de libros, por desgracia no me
lo he inventado, los libros ocupan sitio en las casas y se opta por tirarlos,
un desprecio total por la cultura y el saber. No me invento tampoco que los
ancianos se manifiestan por los derechos de todos mientras los jóvenes hacen
cola para poder comprar el último modelo de telefonía móvil. No quería que el
lector reflexionase sobre una sociedad futura a la que podríamos ir, sino sobre
la sociedad en la que estamos</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por eso <i>El Ministerio de la Verdad </i>también transpira el aliento,
ya lo hemos señalado, de Huxley, especialmente de Bradbury (al menos para quien
esto escribe, y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>no sólo de su canónico <i>Fahrenheit
451</i>, sino de la magnífica adaptación firmada por François Truffaut, aquella
película que un sábado por la mañana de principios de los 80 transformó mi vida
en tantos aspectos), entronca con los grandes títulos distópicos (por utilizar
el término más popular y reconocible), parte de zozobras comunes a esos
autores: “<i>La idea central del libro, más allá de Orwell, es la importancia
de la verdad como bien necesario para cualquier sociedad, que los ciudadanos no
estén manipulados. Creo que lo está sucediendo ahora mismo es mucho más
peligroso que lo que reflejaba “1984”: tomando de nuevo el tema de los libros,
en la novela de Orwell era el Estado dictatorial, controlador, el que los
prohibía; ahora se ha conseguido que sea la gente la que decide que no le
sirven para nada y, libremente </i>[qué paradójico, pero qué certero Carlos al
emplear esta palabra]<i>, los tira a la basura. Lo mismo ocurre con la censura,
ya no es necesario que se genere desde un órgano estatal: es la propia gente la
que la ejerce a través de las redes sociales, se carga contra quien intenta
aportar la más mínima reflexión, algún matiz al pensamiento más general; es por
eso por lo que un montón de intelectuales se han marchado de las redes
sociales, de algún modo se han rendido. Me parece que somos nosotros mismos, de
ahí que antes hablase de peligro, los que de un modo u otro hemos elegido, al
menos lo aceptamos, vivir en una mentira: elegimos el entretenimiento y se
renuncia a conocer la verdad, hay gran parte de culpa en los medios de
comunicación que no han sabido captar a un público que rechaza los
informativos, no digamos leer un periódico, sin haberlos visto antes</i>”.<i> </i>Aquí
llegamos al meollo de la cuestión, tanto de la novela como de la sociedad
actual, aquí llegamos a lo que espanta y también remueve, a lo que deja hundido
en el asiento y al mismo tiempo enciende una alerta en nuestro ánimo, a lo que
Carlos Augusto desnuda sin tapujos mientras ofrece una espléndida novela: “<i>Hay
que fomentar el espíritu crítico, pero desde el principio: ser consciente de
qué se lee, qué se ve, qué se escucha, buscar diferentes puntos de vista,
extraer tus propias conclusiones. Ahora lo que ocurre es que nadie quiere
información, sólo que le cuenten lo que quiere oír, que le refuercen su
ideología, pero hay algo aún más grave, ya que las nuevas tecnologías han
cambiado el paradigma de cómo funciona la información. Antes era el ciudadano
el que la buscaba, compraba el periódico y tal, ahora es al revés porque la
información llega a través del móvil, filtrada por algoritmos, y es la que cada
uno espera, la que le reafirma</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>En un momento dado, <i>El Ministerio de la Verdad </i>lanza una pregunta
desesperada que le devuelvo a su autor: “<i>¿Por qué nos cautivan tanto las
mentiras</i>?”. Esta es su respuesta: “<i>Las mentiras son más cómodas,
cualquier idea que suponga un esfuerzo es rechazada y las mentiras son fáciles,
resultan muy atractivas, te salvan de un montón de problemas, aunque sea
momentáneamente, por eso se opta por ellas. Yo creo que muchas cosas que señalo
en la novela la gente las sabe, pero no está dispuesta a prescindir de su vida
más o menos cómoda para cambiarlas, las mentiras han ganado la batalla</i>”.
Esto enlaza con otro de los asuntos que vertebra su novela, el miedo, así
leemos, por ejemplo, “<i>El miedo es lo que nos hace progresar, superarnos.
Miedo a perder el empleo, miedo a que nos deje nuestra pareja, miedo al futuro,
miedo a una crisis, miedo a perder lo que tenemos. El miedo es lo que mueve el
mundo”</i>. Páginas más adelante se rubrica con “<i>El miedo a perder nuestras
ridículas posesiones materiales nos convierte en esclavos. El miedo es el mejor
educador de todos los tiempos”</i>. Sí, ese miedo que otorga el poder a quien
lo controla, no hay más que mirar alrededor, asumir nuestra podríamos decir
complicidad, lo que facilitamos el trabajo cuando, como también se dice en la
novela, “<i>hemos cambiado libertad por seguridad</i>”, yo añado que por
comodidad, algo que ya ha señalado antes Carlos y que ahora completa: “<i>El
miedo te hace caer en la mentira, la verdad es dura y hay miedo a aceptarla.
También hay miedo a perder las pocas posesiones que tienes, a que la sociedad
cambie, hay formas de expresarlo y todas se fomentan desde el Estado. Con esto
tampoco quiero decir que estamos sometidos ni caer en teorías conspiranoicas,
pero es así: es más fácil controlar y coartar las libertades individuales en
aras de una mayor seguridad, se fomenta el miedo, es algo que lleva pasando
desde hace mucho tiempo, se organizan ideologías en torno a ello, consiguiendo
que la gente vote visceralmente no racionalmente</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>A pesar de lo que pueda parecer, sin caer en fábulas, nihilismos ni
blanqueamientos (ahora que tanto se lleva/denuncia, que tanto se da), hay un
optimismo latente en <i>El Ministerio de la Verdad</i>, hay una cierta
esperanza de que, aunque sea lentamente, la deriva pueda variar, de hecho,
Carlos Augusto cree en ello, aunque es consciente de que aún falta para que se
vean resultados, para conseguirlos hay que ser realistas, por más que eso
suponga abanderar un pesimismo informado, utilizar un lenguaje que se
corresponda con lo que está pasando: “<i>Vivimos una ficción de democracia: el
imperio de lo políticamente correcto es como una especie de teatro, una cosa es
lo que decimos de cara a la opinión pública, una mentira absurda, otra cosa es
la verdad profunda, pero permitimos que lo políticamente correcto nos constriña
y el hartazgo de esta situación es la que saben aprovechar partidos como el
primer Podemos o VOX. Es algo que también sucede en las redes sociales, se han
transformado en un linchamiento constante, se imponen los ignorantes, no es una
cuestión de elitismo, se ha forzado que las voces importantes e informadas se
callen y hablen los que no saben</i>”. Este ya es motivo más suficiente para
leer con interés, ojos despejados, tomando conciencia de que lo que cada uno
podamos hacer (aunque tantas veces nos neguemos nuestras capacidades), una
novela que funciona como thriller, que perturba como distopía reconocible (o
sea, no lo es tanto, volvemos a incidir en ello), que sacude como vigoroso
reportaje de un osado y fantástico periodista/escritor.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-80122936294890099242021-08-03T12:45:00.003-07:002021-08-03T12:45:40.389-07:00CIUDAD DE APRETURAS Y ESTRUENDO<p><b> </b></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/306485/justicia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="527" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/306485/justicia.jpg" width="264" /></a></div><br /><p></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>El título del presente texto recoge parte de una de las varias y variadas
definiciones de Bilbao que se hacen en <i>Justicia</i>, la -lo diremos desde ya-
estupenda novela de Javier Díez Carmona publicada por Grijalbo el pasado junio,
una novela absolutamente negra, no sólo por el género en que se inscribe, sino
por el tratamiento dado a los escenarios, a la ciudad, a los lugares por donde
transitan, procuran sobrevivir, se enriquecen a costa del sufrimiento, la
desgracia y la ruina de otros o son asesinados sus personajes. No está de más
recordar de nuevo que el <i>noir </i>tiene muchos matices, muchas particularidades,
diferentes características que pueden aparecer o no en cada título en concreto
sin dejar por eso de ser una muestra espléndida (y si se quiere decir así canónica)
de lo que merece esa etiqueta sin titubeos, no hacen falta gánsteres, crímenes,
detectives, ahí tenemos a Horace McCoy o a la en tantos sentidos fundacional <i>Manhattan
Transfer</i>. Y uno encuentra muchos ecos de la narrativa de John Dos Passos en
<i>Justicia</i> puesto que, como allí, la ciudad, Bilbao, influye decisivamente
en la acción, late y siente como una persona, exhibe/esconde (según convenga)
su alma, se erige como auténtica protagonista.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Tuve el placer de conversar telefónicamente con Javier Díez Carmona hace
cosa de dos semanas y, tras los prolegómenos (y las merecidas felicitaciones)
de rigor, le señalé que una de las cosas que más me habían atrapado desde las
primeras páginas era precisamente ese tratamiento dado al escenario, algo que
imprime mucho carácter a lo que escribe y le confiere aquella particularidad
que en su día me señaló la gran Claudia Piñeiro, es decir, un crimen no puede
ser igual en Buenos Aires que en El Cairo, no debe, no si quiere ser verosímil,
no si se pretende hablar de lo que pasa en una sociedad concreta: “<i>Bilbao es
el origen de la novela, lo quise así porque es la tercera que dirijo al público
adulto y las anteriores las había ambientado en Nicaragua y Barcelona,
respectivamente. Tenía, además, muy claro que quería que transcurriese aquí porque
como escenario de novela negra es impresionante, lo tiene todo. Es cierto que
el origen de la historia está en la crisis de 2008, pero empecé a escribirla
porque, como digo, quería situar una novela negra en Bilbao, ciudad que, diga
lo que diga el Ayuntamiento con sus campañas turísticas, es muy negra. Por eso
amoldé la novela a los escenarios, algo que me fue fácil porque jugaba en casa,
todo vino rodado</i>”. La historia transcurre en los primeros días de noviembre
de 2014 y cuando le pregunto por qué recibo una respuesta muy sincera y
sencilla: “<i>La empecé a escribir en agosto de 2014 y la terminé por en
diciembre, es decir, está escrita en tiempo presente, pero lo de publicar ya es
otra historia. El caso que podría haber cambiado la fecha, haberla situado en
2020, y, por desgracia, no hubiera pasado nada</i>”. Así de realista, así de
lapidaria, así de crónica del ahora es, otro punto fundamental para inscribirla
con todos los honores en ese género que tantos utilizan (mal) para intentar
vender más o que malean a su antojo aunque el resultado tenga poco o nada que
ver con lo que puede considerarse (sin embustes ni sonrojos) novela negra.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Estamos, no lo olvidemos, ante una historia de ficción que hunde sus
raíces en lo más profundo de la actualidad (2014, 2021, más allá de lo notorio,
¿cuál es la diferencia?), que es más plausible de lo que nos gustaría
(empezando por su autor), volvemos a lo que expuso Claudia Piñeiro y así Javier
va desgranando cómo fue dando forma a <i>Justicia</i>: “<i>Los escenarios me
dieron los crímenes, sí, sobre todo los del principio, aunque no puedo dejar de
reconocer que Bilbao es una ciudad bastante segura. Por ejemplo, el lugar donde
aparece la primera víctima transmite una sensación de inseguridad, más aún a
las seis de la mañana de un domingo, es algo que flota en el ambiente; resulta
fácil imaginar, a mí me ha pasado, que te salga alguien con una navaja, las
calles están muy vacías. Los crímenes están planificados siguiendo la geografía
de la ciudad</i>”. Lo dice en plural porque, obviamente, hay más de uno, de
hecho, arranca con dos casi simultáneamente: “<i>Los crímenes fueron saliendo,
no había planificado la novela hasta ese extremo, sólo tenía pensados,
precisamente, los dos primeros, los que suceden el mismo día, pero me dejé
llevar. Conviene recordar que en 2014 se cumplían dos años de la desaparición
de ETA, un momento en que se pensaba que había terminado todo aquello y entonces
yo planto no sé cuántos muertos en una semana, incluyendo un coche bomba. Me
interesaba plantear la desesperanza de la población temiendo que se volviese a
lo de antes, por eso fue naciendo de ese modo y es así como ha quedado</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Bilbao, cada personaje la vive a su manera, la siente según lo que le
pasa, según se siente tratado, según se mueve por ella (o la evita, de todo hay,
por eso alguien la percibe como “<i>una ciudad de apreturas y estruendo”</i>);
le digo que me gusta especialmente el momento en que uno de los personajes
(Osmany, después nos detendremos en él) camina hacia “<i>el Bilbao de siempre,
el de las prisas y los rostros huérfanos de sonrisas”</i>, definición que incluso
me provoca un escalofrío porque la reconozco, la he visto: “<i>Ese momento es
una contraposición entre dos Bilbaos antagónicos que están tocándose, los
separa la ría nada más, parece un foso que cambie dos ciudades: en la Pequeña
África, como se la llama hoy en día, la calle San Francisco, Las Cortes, donde
siempre ha estado la prostitución y la droga y ahora está la inmigración, te
encuentras gente sentada en la calle, ruido, gritos, las mujeres sonriendo, hay
quien está trapicheando, hay esa vida que en el otro lado se convierte en días
de lluvia, del sirimiri tan presente en la novela, ir con prisas a trabajar, ir
con prisas a la tienda, enfadarte si no llega el autobús, son dos Bilbaos
radicalmente diferentes</i>”. Y en esa ciudad, por supuesto, están sus
habitantes, otro de los aciertos de la novela, su carácter coral, así se van
mostrando las diversas caras del lugar, de sus gentes, así el lector se ve absorbido
por una especie de colmena celiana (a menor escala, no se asusten, no necesitan
papel y lápiz para identificar a todos los personajes que, además, están
magníficamente caracterizados y elaborados aunque tengan una aparición
episódica): “<i>Tuve miedo pensando que eran demasiados personajes, ha sido un
pequeño desafío, soy anárquico escribiendo: ni guion ni escaleta ni nada, voy
tirando a ver hasta donde llego. Los personajes son fundamentales, son el alma
de la historia, estoy intentando hacer algo vivo, por eso me ocupo de que
tengan personalidad</i>”. En esa escritura poliédrica destacan los dos
capítulos narrados (en tercera persona, como toda la novela) desde el punto de
vista de Sansón, un gato: “<i>Tenía ganas de hacer algo así: la perspectiva de
alguien que no participa en la acción pero está presente. Así salió Sansón, fue
un reto hacerlo verosímil, transmitir la reunión a través de sus sensaciones</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>A pesar de su magnífica coralidad, y dejando a un lado Bilbao, podríamos
considerar que <i>Justicia </i>tiene un claro protagonista, un personaje que
destaca por múltiples razones y que se gana el favor (y el corazón) del lecto,
ese al que ya nombramos antes, es decir, Osmany: “<i>Osmany se ha ido creando
con la novela, no tenía pensado un personaje concreto, sí que fuese extranjero
para mostrar ese Bilbao de grises y oscuros a través de los ojos de alguien
recién llegado. Escogí que fuese latino para no complicar las cosas con el
idioma y no limitarle en ese sentido; después, como he estado Cuba dos o tres
veces, la conozco algo, pensé que me sería más sencillo que viniese de allá.
Quería que tuviese una cierta edad, la mayoría de mis personajes son
sexagenarios, por lo tanto, si es cubano y tiene esos años, tiene una biografía
importante, eso me ha servido para hablar de gente como Camilo, su hijo, de los
sueños de esa generación cubana que en tantos casos se reducen a querer salir
de la isla y enfrentarlos a los de la gente que hizo la revolución que son todo
lo contrario</i>” (y aquí se comprueba de nuevo la total actualidad de lo que
Javier escribió en 2014). Alrededor de Osmany, el autor crea un pequeño grupo
de investigadores amateurs que intentan desentrañar lo que está sucediendo en
Bilbao (aunque al cubano le importa más un crimen ocurrido antes de arrancar la
novela, la razón por la que ha venido a la ciudad, el de su hijo), personajes
espléndidos con los que a este lector que conoció a Miss Marple antes que a Poirot,
que quería imitar a Los Tres Investigadores, le resulta facilísimo empatizar: “<i>A
la hora de escribir, que el protagonista sea un profesional que hace su trabajo
es algo que no me motiva mucho. Era lógico que, con esa cantidad de muertos,
apareciese la Ertzaintza, aunque el personaje en que me fijo no lleva el
caso, lo que ocurre que es amigo íntimo de Arzamendi, pareja de la primera asesinada,
que fue el personaje con el que empecé la novela. Junto a él coloqué a Osmany, que
es testigo de ese crimen, y esa confrontación, esa colaboración empezó a dar
frutos. Después llego Maruri, el más joven, contratado por el padre de una de
las víctimas. Son muy diferentes, pero se dan cuenta de que trabajando juntos
pueden llegar a algo, así lo asume Larralde, el único profesional y se integra
en su dinámica</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>En mi línea habitual, poco más voy a desvelar de la trama que lo
esbozado en alguna de las respuestas o en mis digresiones, como siempre les
invito a sumergirse en la vorágine, en dejarse arrastrar, en indicarles que no
lean (aunque no haya spoilers) lo que se cuenta en una de las solapas del
libro, a que hagan su propio camino, a que la novela vaya creciendo/se vaya
construyendo ante sus ojos y la vivan en tiempo real, dejando sobrevolar esa
palabra que ya desde el título plantea una cuestión muy espinosa: ¿A qué
llamamos justicia? Javier Díez Carmona da total libertad a sus personajes para
que encuentren la respuesta, algo que es muy de agradecer y valorar, por eso
uno vibra durante la lectura, no se siente condicionado ni mucho menos
adoctrinado: “<i>El autor no debe nunca juzgar a sus personajes o señalar a
ninguno como el bueno o el malo ni, mucho menos, dar lecciones de moralidad. Yo
cuento la historia y que el lector llegue a sus propias conclusiones, que
piense si haría lo mismo que el personaje o no, si haría más, si haría otra
cosa, que él elija</i>”. Mi consejo, si me lo permiten, es que escojan <i>Justicia
</i>como lectura.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-2044204478121331152021-07-31T13:13:00.003-07:002021-07-31T13:13:31.971-07:00LA FIESTA TERMINÓ<p><b><br /></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 3:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>HABLANDO CON TALENTO(S)<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Repetiré hasta la saciedad que mi profesión me ha permitido/permite el lujo
de conocer a gente a la que admiro y que gracias a esa distancia corta aún lo hago
más, tengo el privilegio de poder asomarme (y en ocasiones conocer más a fondo
e incluso entablar una relación continuada) a las personas, no a su imagen
pública, no a lo que percibimos de ellos cuando los vemos actuar, sobre el
escenario, en una pantalla, sino a su faceta humana. Eso es algo que, por
ejemplo, disfruto con el fantástico Alberto Vázquez, intérprete de larguísimo
recorrido, versátil como pocos, con quien, a pesar de vernos poco (y más con lo
que venimos sufriendo desde marzo de 2020), continúo estrechando lazos afectivos
y personales, intimidades y sentimientos que en este caso ha compartido con
nosotros (con Pablo y un servidor) en el estudio de televisión y en forma de
aquellas lecturas que más le han marcado, tres elecciones muy especiales: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=15uUAArX8Ds&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=4">https://www.youtube.com/watch?v=15uUAArX8Ds&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=4</a>.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 4:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>NO HAY PALABRAS
NI LÁGRIMAS<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque escribo en caliente, tardo en pasar a limpio/poner en claro mis
anotaciones para el diario, ahora añadiría muchas cosas, algunas las he
publicado en redes, gritaría hasta desgañitarme (de nuevo), sigo llorando,
continúo enfadado, he ido a más, no han dejado (algunos, esos, tantos) otra
opción, mientras se hunden más y más en su miseria moral, en su odio, en su
desidia, en su silenciamiento, en su inhumanidad (cada cual que cargue -ojalá-
con lo que le corresponda), me quedo en/con aquella mañana en que nos
levantamos con la dolorosa noticia, con el crimen homófobo, con el linchamiento
de Samuel. Y, sin envenenamientos por la actitud de los antes citados, vuelvo a
sentir pánico, rabia, desespero y, por encima de todo, una muy honda y nunca
superada tristeza, una congoja enquistada en el corazón que, aunque quise creer
que no, ha seguido echando raíces, continúa dando frutos, obliga a permanecer
escondido, fuerza a seguir luchando, ¿podremos algún día convivir sin tener que
estar alerta? No necesito enemigos, pero tampoco amigos, simplemente que me
respeten, que me ignoren, eso es lo que procuro hacer con tanto indeseable,
pero ellos sólo adquieren carta de naturaleza cuando atacan, insultan, rebajan,
acorralan, hostigan, golpean, asesinan -cuando son multitud-, no hay por qué
soportarlo, hay que responder, hay que alzar la voz, hay que devolver las
agresiones. Samuel, ojalá estemos a la altura.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 5:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>QUÉ
DESASTRE SI TÚ TE VAS<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Raffaella Carrá siempre estuvo ahí, antes de que supiéramos quiénes
éramos, antes de poner nombre a los latidos del corazón, antes de
reivindicarnos, antes de abrir las puertas del almario, bien clarito dejó que
lo que se oculta en el armario siempre provoca dolor (sobre todo cuando se
trata de uno mismo, de la persona que querrías ser, de la pasión que refrenas,
del amor que sepultas). Artista completa, pletórica, efervescente, humilde,
cercana, nada en ella era una pose, todo resultaba/era coherente, no catequizaba,
no hacía proselitismo, te ponía a bailar, a gozar, a reír, a petardear (dicho
con todo el respeto por su arte y con la nostalgia incontenible de tantas
noches en el Rick´s en las que redescubrir sus canciones, paladear sus letras,
sentirse -y ser- libre), ahí quedaba flotando la idea de no ser más la
abandonada (no quiero serlo, no quiero serlo), que en el amor (al igual que se
dice del comer y del rascar) todo es empezar, de lo subidita de tono que era <i>Caliente
caliente </i>(inevitable decir “eeo”) pero la cantabas con la familia delante y
no pasaba nada, naturalidad ante todo. Tu muerte, querida Raffaella, llega en
el peor momento, ya ves lo que escribí sobre el día de ayer, me gusta pensar que
has querido acompañar a Samuel, que de alguna manera le estás protegiendo, que
sigues estando al lado de quienes te necesitamos, nunca nos abandonarás.
¡Grande y brava!<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 6:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LA VIDA EN
GRIS<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://impedimenta.es/wp-content/uploads/9788417553845_LA-DESAPARICIO%CC%81N-DE-ADE%CC%80LE-BEDEAU_MACRAE_RGB.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="520" height="400" src="https://impedimenta.es/wp-content/uploads/9788417553845_LA-DESAPARICIO%CC%81N-DE-ADE%CC%80LE-BEDEAU_MACRAE_RGB.jpg" width="260" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Había oído/leído cosas estupendas sobre Graeme Macrae Burnet, pero me da
la impresión de que se habían quedado cortos, igual que voy a quedarme yo
porque es difícil expresar/resumir en palabras lo que uno experimenta leyéndole,
más aún cuando lo que lees es su ópera prima y te das de bruces con un escritor
de demostrada madurez, alguien que te deja sin aliento, que te remueve y
perturba como sólo lo consigue quien escribe con las entrañas y, al mismo
tiempo, con un aliento lírico de infinita fineza, manteniéndose como un experimentado
funambulista sobre el delgadísimo filo que separa lo confortable de lo
terrible, lo cálido de lo monstruoso. <i>La desaparición de Adèle Bedeau</i>, publicada
en su idioma original en 2014 y traducida al castellano por Alicia Frieyro en
una (como es marca de la casa) exquisita edición de Impedimenta, la editorial
que ha dado a conocer (y a disfrutar) a Macrae Burnet en nuestro país, es una
novela que excede cualquier intento de clasificación, toma un camino propio,
mezcla con acierto tonos e incluso géneros, indudablemente es un <i>noir</i> de
una pureza absoluta y deslumbrante, clásico en hechuras, en formas, en ausencia
de estridencias y malabarismos a que tanto se tiende/de que tanto se abusa
ahora y que, por más que lo promocionen como tal, tiene poco (o nada) de novela
negra.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Estamos ante una novela de intriga contada a ritmo lento, que se va por
así decirlo cocinando ante nuestros ojos, centrada en lo cotidiano, en las
vidas rutinarias y anodinas de unos cuantos personajes, una historia que transcurre
en unos escenarios y unas almas que muy bien hubiesen podido alimentar la pluma
de Simenon, que pellizcan en el ánimo del lector al modo en que el gran autor
belga sabía hacerlo, pero el escocés plantea un juego que va más allá de
aquellos a que se enfrentaba el comisario Maigret, puesto que el lector sabe lo
que ha sucedido o, al menos, lo que no ha sucedido. En este territorio
pantanoso y ambiguo donde un hombre acepta ser el sospechoso de un posible crimen
es donde Graeme Macrae Burnet hace crecer y estallar la novela, introduciéndonos
en el magma de una psicología atormentada, culpabilizada, que se enfanga a
conciencia para parecer el perfecto culpable, una realidad que él mismo distorsiona
y que nos hace evocar algunas de las páginas más brillantes de la maestra de lo
equívoco: Patricia Highsmith. Al igual que esta, Macrae Burnet jamás hace
trampas, no es un trilero sino un prestidigitador, mueve sus cartas frente a
nuestros ojos pero no le vemos el truco porque, en realidad, no existe, hace
magia de una manera muy limpia con una prosa muy medida donde las sombras se
van haciendo más alargada, donde la grisura lo invade todo, donde lo ominoso se
nos mete dentro, donde sólo se puede sentir lástima ante lo más patético,
incluso ante los criminales.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 7:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿QUÉ
PARTIDO ESTÁN VIENDO?<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Me importa poco o nada el fútbol, pero durante el paseo con Fosco veo a
mucha gente reunida en bares, también en algunas terrazas en las que han
instalado un televisor, porque la selección española de fútbol se juega el pase
a la final de la Eurocopa frente a la italiana. Vivimos en un interior por lo
que, gracias sean dadas, evitamos prácticamente todo el bullicio de las calles,
pero por el patio de la finca llegan algunas voces entusiastas, consulto en
internet el resultado y parece que todo se decidirá en los penaltis. De pronto,
el estallido, los clientes del restaurante de abajo parecen en éxtasis, al poco
un nuevo aplauso, más gritos, cojo el móvil para comprobar el resultado y en
ese momento aún chillan más, con estupor compruebo que la cosa es favorable a
Italia, justo entonces se lanza el penalti decisivo, el que deja a España fuera
de la final, los vítores son de no creerse, caigo en la cuenta de que se trata
de un restaurante italiano y que la decoración, a la vista de todo esto intuyo
que la clientela, dejaba muy claro a quién se apoyaba, de ahí que los aplausos
no coincidiesen con los aciertos españoles.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-73750993939872948692021-07-21T12:52:00.009-07:002021-07-22T11:14:59.390-07:00LO QUE FUE, LO QUE ES Y LO QUE SERÁ (OJALÁ)<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 26:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LECTURAS DE AYER, LECTURAS DE HOY<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Empecé a leer a Alberto Vázquez-Figueroa, como a otros y a otras, por sugerencia/indicación
de mi añorada Nati, Natividad Gutiérrez Val, a quien conocí cuando cursaba el
tercer curso de BUP, aquella que no fue profesora mía en las aulas pero sí en
tantos aspectos de la vida, fundamentalmente en los librescos; gracias a ella
conocí a Isabel Allende, Alejo Carpentier, Mary Higgins Clark, <i>Los 80 son
nuestros </i>en su origen como novela, títulos de lo más variado, sin etiquetas
ni prejuicios, también llegué a Juan Rulfo siguiendo sus indicaciones, por eso
he querido arrancar el programa con las primeras palabras de <i>Pedro Páramo</i>,
como homenaje y agradecimiento, y porque frente a mí se ha sentado él, el autor
español que ha batido tantos récords (algunos aún los ostenta, por más que haya
quien, con todo conocimiento, pretenda ignorarlos y atribuírselos a otros), con
una producción que supera el centenar de obras, el creador de <i>Manaos,
Tuareg, El perro, Océano </i>o la serie <i>Cienfuegos</i>, personaje al que ha
recuperado en <i>Memorias de Cienfuegos</i>, editado no hace mucho por Kolima,
sello que está recuperando su extensísima producción con unas ediciones atractivísimas
y actuales, demostrando que esas novelas aún tienen vigencia, cautivan tanto o
más que entonces, dejando muy claro que aún nos queda por/que disfrutar en lo
que a Vázquez-Figueroa se refiere: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=S-qFL5hvWME&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=4">https://www.youtube.com/watch?v=S-qFL5hvWME&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=4</a>.
<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 27:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LECTURAS SIEMPRE
VIVAS<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Si siempre me han conquistado/entusiasmado las librerías de lance, si me
han parecido/parecen paraísos soñados hechos realidad, lugares rebosantes de
magia en los que adentrarse sin brújula (o con ella, depende) y dejarse
sorprender por lo que se encuentra, por lo que aparece, por que cae en tus
manos, por ese libro que te esperaba, por aquel otro que (como me sucedió hace
unos meses con <i>Adiós, Volodia </i>de Simone Signoret) llevabas años
persiguiendo y llega/vuelve a ti el día que no preguntaste por él, si este tipo
de librerías (cualquiera en realidad) es mi hogar, ahora que mi adorada Estíbaliz
ha abierto una estoy pletórico. Se trata de Re-Read Madrid Atocha, en el número
15 del Paseo de la Infanta Isabel, todos los libros que se exhiben (casi nuevos)
cuestan 3 euros (un precio casi imposible), pero es que si te llevas dos sólo
pagas 5 y si reúnes (lo que no es demasiado complicado) cinco la suma total de
la factura será de 10 euros. Todos aquellos que, ¡ay, dolor!, se dedican a
expurgar y deshacerse de bibliotecas de sus mayores o de libros que, ¡ay, bendito!,
les estorban o, simplemente, no quieren/no les gustaron, no tienen excusa (no
la tenían antes) para abandonarlos en los contenedores de papel (o ni eso),
denles nueva vida, no los arrojen a la calle, aquí se les encuentra un nuevo
hogar, tráiganlos, serán bienvenidos (libros y lectores).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 28:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>NO TODO
ESTÁ ESCRITO<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/332/m_libros/portada_donde-haya-tinieblas_manuel-rios-san-martin_202104061536.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="382" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/332/m_libros/portada_donde-haya-tinieblas_manuel-rios-san-martin_202104061536.jpg" width="262" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por más que sea un incondicional del género negro/detectivesco/policial
en cualquiera de sus posibilidades/apellidos (siempre que no se promocione como
lo que no es, engaños publicitarios al margen), comprendo y a veces comparto
(en gran medida por lo señalado en el paréntesis anterior) el hartazgo que
muchos pueden sentir, y de hecho a veces expresan en redes, ya que diríase que
sólo se publican novelas que pueden ser presentadas con esa etiqueta, colocarse
bajo ese paraguas, aprovecharse del talento/éxito ajeno para ofrecer tristes
remedos (o ni eso) de títulos imbatibles que, además (ojo al dato), siguen
proporcionado el mismo o mayor placer en la relectura, no importa que
conozcamos de antemano las sorpresas. Por eso es tan gratificante cuando una
novela como <i>Donde haya tinieblas</i>, publicada recientemente por Planeta,
siguiendo unos parámetros clásicos, oliendo a las mejores esencias del género,
aporta algo, va más allá, no se queda en lo arquetípico, demuestra ingenio,
inyecta nueva vida sin alardear de ello, simplemente (como si lo fuera)
trabajando con mimo cada pieza para que la maquinaria funcione al milímetro,
sin engañar al lector, sin darle gato por liebre.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Manuel Ríos San Martín, guionista de larguísimo recorrido y más que demostrada
solvencia, da un paso de gigante como narrador con esta obra de enorme solidez,
con esta propuesta que sorprende desde la primera línea, con el hallazgo de una
voz muy particular que le da identidad propia, la del inspector Martínez, que
es quien cuenta la historia según se va desarrollando (otro de los múltiples
aciertos de la novela: se vive en tiempo real), un personaje impactante por su
verismo, por su mordacidad, porque provoca muchas carcajadas con su retranca,
porque resulta imposible no sentir simpatía por él a pesar de que a veces es un
cincuentón ciertamente anticuado (o sea, lo que uno procura no ser). Compartiendo
protagonista, la inspectora Pieldelobo, también creación magistral desde su
apellido, un espléndido contrapunto que va más allá de lo que suele ser
habitual en tanta escritura de urgencia/encargo/fórmula como abunda por estos
(y otros) pagos, una pareja de investigadores que dota a la novela de una atmósfera
de cercanía y naturalidad en la que el lector se adentra sin darse mucha cuenta
de ello porque, en cuanto pasan unas páginas, ya está dentro y quiere
permanecer ahí. Manejando/dosificando perfectamente la iconografía religiosa
para que se comprenda todo sin necesidad de consultar enciclopedias (si uno lo
hace es por gusto, por ampliar conocimientos, no para intentar entender una
novela que se explica perfecta y totalmente), que no pretende epatar/escandalizar,
que integra los diferentes elementos sin fisuras ni calzadores, el autor maneja
con absoluta maestría el ritmo, el tempo (ahí es donde deja ver su faceta de
guionista experimentado -y exitoso, todo hay que decirlo-), consigue que cada
página importe/interese, entrega una novela policial de alto voltaje que nos
deja con ganas de más (de) Manuel Ríos San Martín (y lo habrá próximamente en
el programa de televisión, en el hermano pequeño de este blog).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77795537;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 29:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77795537;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77795537;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>A VECES, SE IMPONE EL REPROCHE<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77795537;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk77795537;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A pesar de no ser una de sus canciones más
famosas (de hecho, pertenece a un trabajo de 1987 cuando su estrella, la que
antes era sólo luz, empezaba a declinar), tarareo </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">a menudo <i>Pero
ellos no son</i> de mi tan admirada Mari Trini, especialmente el momento en que
se pregunta “<i>¿Para qué hacer reproches si nosotros fuimos igual?</i>”. Está hablando
de los jóvenes, de los que lo pasan fatal en el tránsito de niños a adultos (“<i>eso
no es nada anormal, es una prueba más que ganar</i>”), esos cuya “<i>sangre
hierve como ruge el volcán</i>”, esos a los que admira y disculpa porque “<i>no
es nada especial: acuérdate de tu pubertad”</i>. Y, sí, Mari Trini, no te
faltaba razón, la sigues teniendo en gran medida, pero a veces, ahora mismo con
lo sucedido en Mallorca, no se puede aflojar la mano, menos aún ante la dizque
defensa (yo la llamaría con más propiedad “complicidad”) de algunos padres o de
esos abogados de pleitos pobres que abundan en las redes, esos que optan por el
ataque frontal, esos que nos inquieren sobre nuestros viajes de fin de curso. No
niego lo que bebimos, lo que no dormimos, lo que se intentó (y alguno
consiguió) follar, lo que se fumó, esto y aquello, para nada (hablo del que
hicimos en 1987, precisamente Nati fui una de las profesoras del instituto que
nos acompañó), pero también visitamos el Parque Güell, la Sagrada Familia, el
Museo Dalí en Figueras, no todo se nos fue en lo que algunos pretenden que
normalicemos (hubo una noche en que se nos fue la mano y Juan, el profesor de
Gimnasia, nos perseguía por los pasillos del hotel para, literalmente,
encerrarnos en nuestras habitaciones, y asumimos el castigo por más que
intentamos sortearlo, que nos escondimos en mil y un recovecos, o sea, sé de lo
que hablo, no me vengan ahora con sandeces ni con traumas de medio pelo de niñatos
descerebrados -sí, es lo que toca ser, pero todo tiene un límite, más cuando
seguimos sufriendo los embates de una pandemia-).<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 30:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>¿POR QUÉ
PERDER LAS BUENAS MANERAS?<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como contrapartida a esta anarquía sin sentido que algunos pretenden
disfrazar de derecho a la libertad, como baluarte de la educación que antes se
aprendía (digan lo que digan quienes no estaban allí) de manera natural y sin
apenas imposiciones (es inevitable que los niños no quieran obedecer ni
plegarse a lo que los padres/educadores les indican), paso por un quiosco del
barrio, lo encuentro cerrado aunque es hora de actividad, veo que hay una nota
manuscrita en la que puede leerse “<i>Me voy a las 12.15. Me siento mal.
Perdonen las molestias</i>” y estoy tentando de pararme y aplaudir el gesto.
¿Qué hay que perdonarle a este buen hombre? Ojalá se recupere pronto.</b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 1:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>PAUTA
COMPLETA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Poco hay que añadir en realidad a la entrada de hoy, ya lo dice el
título, por fin me han puesto la segunda dosis de la vacuna y me da igual si
voy tener los mismos dolores en el brazo que con la primera, si la cosa será
peor, si me subirá la fiebre, si esto o aquello, esas molestias pasarán (y se
perdonan con sumo gusto, al menos yo) y lo fundamental es coadyuvar a lograr la
tan necesaria (y por desgracia parece que aún lejana) inmunidad de rebaño.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 2:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>CUANDO NO ES PARA
TANTO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hay en el barrio una taquería que, sea el día que sea, haga el tiempo
que haga, siempre tiene una cola quilométrica que invade la estrecha acera de
una de las calles en las que hace esquina, es un establecimiento pequeño que
respeta lo justo lo de la distancia social y el aforo, pero que consiente se
apelotone más gente de la debida/deseable en el exterior (algo que ya sucedía
antes de la pandemia), pueden ser los mejores tacos de la ciudad (algo que no pongo
en duda), pero jamás lo comprobaré, no si hay que esperar tanto tiempo y,
además, comerlos de pie o por la calle (esto último no lo critico, pero no va
conmigo, otra cosa es cómo la gente deja caer al suelo salsas, trozos de carne,
siembra su rastro sin importarle una higa la limpieza, la salud, el simple
pasear de los demás). Pero hoy una señora me vengó cuando caminaba delante de
mí, sorteando como yo a tanta chavalería allí parada, hasta que preguntó a uno
de ellos: “<i>Oye, ¿qué pasa aquí, qué venden?</i>” y cuando él le dijo que se
trataba de una taquería replicó con infinito desprecio “<i>¡Ah, sólo es una taquería!</i>”
y continuó su camino tan digna. ¡Brava!</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-48084628750079544132021-07-15T15:53:00.006-07:002021-07-15T15:54:20.768-07:00LA VIDA, A VECES LUZ Y A VECES SOMBRA<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 21:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>ERRANTES Y ERRADOS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Soy torpe de natural, desmañado, aquello que llamábamos en el colegio
“trabajos manuales” (nada que ver con los que practicábamos con fruición, ya
que nos ponemos a rememorar, jajaja) y con el tiempo se transformó en “pretecnología”
(por no llamarlo “prehistoria”, hoy estoy con el graciosete encendido), tanto
eso como el dibujo y la gimnasia fueron mis asignaturas temidas, las que más me
costaban, con las que peor lo pasaba, mis calificaciones más bajas. Por eso no
me extraña chocarme, toparme, herirme, golpearme (la mayoría de las veces sin
consecuencias más allá del impacto), que se me caiga todo lo que intento
agarrar, hacer un Viyuela sin la gracia y la pericia acrobáticas del fantástico
actor, pero el caso es que, de un tiempo a esta parte, no se trata de mí sino
de los demás, de esa gente que va por la calle sin rumbo fijo, sin caminar por
la derecha (algunos por ignorancia, la mayoría por avasallar), que frenan en
seco en las esquinas, en las intersecciones, en aceras estrechas (e incluso en
las anchas), frente a un escaparate, para leer un letrero o contemplando un
edificio o una obra, simplemente porque se detienen, como si acabasen de
aterrizar ahí, impidiendo el paso, sin ceder ni un milímetro, estorbando en ocasiones
con toda alevosía, muros humanos imposibles de sortear/rebasar. Y lo mismo
sirve para el supermercado, da igual a cuál me refiera, nadie conoce/respeta
unas normas mínimas de urbanidad, con lo fácil y cómodo que sería incluso para
ellos, pero para qué nos vamos a preocupar del resto, y no es algo tributario
de jóvenes que, al modo de las de <i>Tomates verdes fritos</i>, se mueven con
rapidez (en parte, ojalá fuese así), gente errante y errada la hay de todas las
edades, cada vez más. Y es lo que le faltaba al anacoreta que soy para
desarrollar un poco más mi particular agorafobia, para volver a envidiar a Nero
Wolfe, para no querer salir de casa; sólo echo de menos el cine, el teatro,
alguna cena con amigos, me sigue gustando ir a las tiendas, compro poco o nada
por Internet, pero si las calles siguen invadidas por tanto errabundo que se
transforma en un don Tancredo sin previo aviso ni encender las luces voy a
evitarlas todo lo posible.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 22:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>HAY VARIOS STEPHEN KINGS<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/446386-large_default/despues.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="381" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/446386-large_default/despues.jpg" width="259" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk77286198;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sí, solemos hablar de él como si sólo
escribiese historias de un tipo/género (por más que sean las que mayor fama le
han proporcionado), da igual que seamos conscientes de </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">que
(hablando en términos generales, por más que haya vasos comunicantes entre algunas,
que le guste relacionar de manera más o menos sutil unos títulos con otros)
poco o nada tiene que <i>Misery </i>con el ciclo de <i>La torre oscura </i>o <i>El
juego de Gerald </i>con <i>22/11/63</i>, presentamos a Stephen King (el querido
tío Esteban, con permiso de Spielberg) como “el maestro del terror” y ya lo
damos todo por sentado, incluso consentimos que haya quien, precisamente por
eso, no se acerque a la parte de su ingente y en constante aumento producción que
no responde a los cánones/temores de lo que se imagina/desea/rechaza bajo esa
etiqueta reduccionista (como lo son la mayoría). Porque hay muchas formas de
hacer sentir miedo, cada uno se asusta de una cosa o de varias (por más que
haya digamos elementos que a casi todos inquietan -como poco-), nunca se sabe
qué o quién nos puede horrorizar, pocos como King manejan con habilidad y
conocimiento los distintos códigos y tonos, las múltiples virulencias e
intensidades de un género que ha hecho evolucionar, cuyos (aparentes) límites
ha trascendido, el territorio en que se siente muy cómodo (pero no el único) y donde
nos encanta encontrárnoslo.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Mientras con cada capítulo de <i>La historia de Lisey </i>va aumentando
la decepción porque los guiones no están a la altura de su autor (y, para colmo,
la alambicada, recargada y dizque creativa dirección de Pablo Larraín),
cruzando los dedos para que la cosa no vaya a peor en el tramo final (ya que
estamos, la terminaremos aunque sea entre bostezos), la lectura de <i>Después</i>,
publicado recientemente en España por Plaza y Janés con traducción de José
Óscar Hernández Sendín y Ana Isabel Sánchez Díez, supone un pequeño oasis, el
reencuentro con algunas de las esencias de Stephen King, con varios de los
motivos por los que empezamos a leerle, por los que continuamos haciéndolo. De
nuevo, la infancia/adolescencia como eje, la remembranza de esos años capitales
para cualquiera (sin los tintes nostálgicos de otros textos suyos), un chaval
con capacidades especiales (con todo eso puede significar según a qué novela
nos refiramos), como Carrie, como Danny Torrance, como Charlie McGee, como John
Coffey (este no es un niño, pero a ratos lo parece); una vez más, lo
fantasmagórico, lo terrorífico, lo tenebroso convive se inserta/forma parte de
lo cotidiano. Como en tantas ocasiones, el mundo editorial, la labor/tarea de
escribir, el hecho de la creación literaria influye en la trama de manera
significativa, es uno de sus ejes, permite a King algunas ironías/reflexiones,
entronca con otra de sus obsesiones, con uno de sus temas recurrentes, es otra
de las facetas de su universo (y no la menos baladí, precisamente).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Obra si se quiere menor (dicho sin desprecio), en el sentido de su falta
de pretensiones, en que se rastrea con facilidad el oficio del autor, el
esquema que repite, los recursos que reutiliza, en el número reducido de
páginas (es <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el tramo largo donde más
suele desbarrar -no siempre puede salirte <i>It</i>-),<i> Después </i>sale más
que airosa de la inevitable comparación con las cumbres de King, no cae en lo
excesivo como truco efectista, atrapa y arrastra al modo en que lo lograron
aquellos primeros títulos que uno leyó hace ya muchos años, devuelve y renueva
la fe y el gusto por un narrador de enorme solidez, por un autor al que se
reconoce (en todos los sentidos), es como volver atrás en el tiempo porque se
le nota en plena forma, se le disfruta como entonces, en esta ocasión no
defrauda, es el tío Esteban que mola.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 23:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LO FAMILIAR
Y CERCANO<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque, por desgracia, no sea una sorpresa, la noticia de la muerte de
Mila Ximénez provoca un escalofrío, entristece, abre un nuevo agujero en el
corazón, no es algo exagerado, no en vano se había convertido en una presencia
cotidiana, en alguien que siempre estaba ahí, de quien se podía discrepar pero
que ha regalado carcajadas, buenos momentos, una personalidad que trascendía la
pantalla. Por más que en ocasiones se la merendase el personaje que encarnaba
(o le escribían), muy pronto reaparecía la Mila auténtica, mordaz, de réplica rápida
e ingeniosa, la que explicaba que el mortero era “<i>el culo</i>” con un tono,
una intención y un saber decir que nunca dejaba indiferente, al revés, se
deseaba que lo repitiese. ¡Y la de cosas que podría haber contado y optó por
callar, de eso se han librado algunos! ¡Gracias, Mila!<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 24:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LA LIBERTAD, EN DIAGONAL<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/326/m_libros/portada_el-viento-que-sopla-salvaje_pilar-pascual-echalecu_202103260927.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/326/m_libros/portada_el-viento-que-sopla-salvaje_pilar-pascual-echalecu_202103260927.jpg" width="263" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk77288123;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo de <i>El viento que sopla salvaje</i>, novela
de Pilar Pascual Echalecu que ha publicado no hace mucho Espasa, tanto en lo
meramente formal como en las emociones que provoca en el lector, es difícil de
clasificar, ahí radica su máximo acierto, su mayor encanto, su </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">grandeza,
le cuento que me parece caleidoscópica y le parece una estupenda definición. Por
el espectacular arranque diríase que estamos ante un título de género negro/de
misterio, y lo es, pero no sólo eso y no por responder a los cánones más rígidos
del mismo (en ese sentido, toma en parte el camino de Patricia Highsmith, hay mucho
que descubrir/desvelar, sobre todo en el alma de los personajes, en los porqués
de sus actos). Es también una fabulosa y sutil recreación de una época, de una
ciudad, de unas costumbres, las que regían en la Málaga de 1918, y, sobre todo,
es el retrato vivaz y vívido de unas gentes, de sus pasiones, de sus secretos,
de sus silencios, de sus ambigüedades, es una novela de iniciación, de crecimiento,
de evolución, del paso a la edad adulta, de la incomprensión adolescente a la
de los otros (y viceversa), es, como digo, múltiple, por eso se lee con
continuado asombro, con sorpresa casi permanente, con el disfrute y la
satisfacción de haber encontrado una narradora capaz de párrafos como los que
siguen:<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>-“No conseguiré nunca saber el porqué de los domingos. Todo está en
calma, en silencio. Flota una inquietud en el aire, tengo que aceptarlo. Ahí es
donde voy después de los días. En el extremo del domingo solo estoy yo.<o:p></o:p></b></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No sé por qué los domingos se me hacen pálidos, por qué los espero y
después huyo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No sé, no sabré nunca, por
qué se me abren los ojos, la boca y las manos siempre en las puntas de la
tarde, cuando tengo el ánimo ya nublado, agridulce, entre visillos, y sé que
todo es un espejismo, también la vida”.<o:p></o:p></b></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Fue una auténtica gozada y todo un privilegio participar en el encuentro
del Club de Lectura LL, gracias como de habitual a los buenos oficios de mi
Pepa Muñoz: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=HlF-XhNMrZ0&t=46s">https://www.youtube.com/watch?v=HlF-XhNMrZ0&t=46s</a>.
Tengo muchas frases, fragmentos completos anotados y conservados en la memoria
y en los latidos, pero dejo que cada uno descubra y escoja los suyos, me quedo
con un consejo, casi una imposición, una alerta que su madre (¡Menuda creación!)
le espeta a la narradora y protagonista: “<i>Si vas contra el mundo de frente,
este te aplasta; para ser libre tienes que maniobrar con inteligencia, en
diagonal. Aprende esto y no lo olvides</i>”. <o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 25:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>UN
MAGNÍFICO BROCHE<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Me entero de que la segunda temporada de <i>Special </i>va a ser la última
una vez la termino y, aunque sienta cierta pena al constatar que no me
reencontraré con personajes que me han calado muy hondo, aplaudo la decisión porque
el conjunto les ha quedado muy redondo, se han mantenido en los hallazgos de la
primera, han abundado en ellos, los han aumentado, no se han traicionado, la
voz de Ryan O´Connell (narrativa, actoral, vital y vitalista) emociona,
divierte, invita y denuncia sin necesidad de ser hiriente, basta con exponer, la
ironía sutil, medida, elegante, abate más barreras que el encono, el rencor, el
drama por más que sea comprensible. </b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-17298710999013810172021-07-11T12:50:00.005-07:002021-07-11T12:50:31.338-07:00«EL HORROR… EL HORROR…»<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 16:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>DÍAS EN BLANCO (O NO TANTO)<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Podría decirse que mi auténtico diario es el muro de Instagram, no dejo
de publicar (eso sí, salvo rarísimas excepciones, no más de un post al día),
por ahí van desfilando lecturas, series, películas, actividades, emociones,
experiencias, gentes queridas, gentes admiradas (y a veces ambas cosas a la
vez); por lo tanto, se diría que es bastante fácil ir completando este diario al
que podría considerarse más canónico, a la vieja usanza, bastaría con
rehacer/copiar lo que ya escribí, la entrada ya existe, pero el caso es que no
me gusta repetirme (bastante redundante soy por naturaleza) y, aunque aborde
algunos temas también por aquí, aunque me extienda sobre ellos, me gusta
rehacer/ampliar el discurso (incluso matizarlo, variarlo, depende de lo que
haya sucedido entre medias), explotar otras facetas, mover el caleidoscopio,
descolocar el calendario (soy una contradicción andante, ¿para qué llevar un
diario entonces?). El caso es que no me faltan temas (sólo durante los paseos
con Fosco voy acumulando material que, si me pusiera a ello, daría para más de
una novela -pero como decidí/acepté/asumí que eso no es lo mío, dejémoslo en
breves, sueltos, pequeños reportajes, si se quiere ensayos, todo lo que sea
periodístico/no ficción-), pero como escribo pasado un tiempo, por más que no
dejo de anotar un tema para cada fecha, a veces me sucede que topo en el
cuaderno que relleno antes de pasar al teclado con un día en el que no aparece
nada que reseñar, no porque no haya sucedido (todo lo contrario), sino porque
al no apuntarlo sobre la marcha o en el momento en que lo pensé, después pasé a
otros asuntos, a las jornadas posteriores, y ahí quedó el hueco hasta que (como
acabo de hacer ahora) me pongo a la tarea y, mezclando dos canciones que adoro,
algo de mí va dejando el rastro de mi alma en forma de texto.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 17:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>CALLES CON
SOMBRAS DE SIGLOS<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.edicionesalfar.es/es/wp-content/uploads/2021/03/9788478988907_cubierta-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="559" height="400" src="https://www.edicionesalfar.es/es/wp-content/uploads/2021/03/9788478988907_cubierta-1.jpg" width="280" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Se me agolpan los adjetivos, confluyen y se confunden sensaciones diversas,
complementarias y contrapuestas, hay tanto que destacar, aplaudir, vibrar y experimentar
en las páginas de <i>Soleá, dame la mano, </i>la segunda novela de Alberto Álvarez
Campos publicada por Ediciones Alfar, que no sé bien por dónde empezar. Tal vez
por el acierto de la fecha de su aparición, el pasado mes de marzo, cuando aún
no había llegado la fecha en que arranca la narración, <i>Madrugá </i>de 2021, la
segunda consecutiva en que no hubo procesiones por las calles de Sevilla; eso
incorpora/exacerba un elemento sobrenatural, inquietante, ominoso a una
escritura muy realista, a una descripción detallada y emocionada de la
tradición, el fervor, la fe, la cultura que durante esas horas (durante toda la
Semana Santa, pero en esa noche de Jueves a Viernes Santo se multiplican hasta
lo infinito -y lo digo porque fui testigo de ello hace muchos años y jamás lo
olvidaré-) recorren la ciudad, la inundan, la transforman, la embellecen, una
realidad que el autor recoge con exquisita plasticidad tanto en lo religioso y
en lo artístico como en lo social y en lo íntimo, un único latido en miles y
miles de corazones, una atmósfera indudablemente mágica (dicho con todo el
respeto del mundo, en el sentido en que se señala en la segunda acepción del DLE)
que se hermana con lo más hondo de la espiritualidad de cada uno, sin dogmas,
sin imposiciones, sin poder (ni querer) resistirse.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Destaco ese aspecto porque cuando la novela estaba llegando a las librerías
ya era un hecho que no habría <i>Madrugá</i>, por lo que, de ese modo, <i>Soleá,
dame la mano </i>adquirió unos tintes ucrónicos que contribuyen sobremanera a
que el lector, desde el principio, se sienta inmerso/atrapado en lo
alucinatorio e inexplicable, en el ataque colectivo de pánico que asoló la
celebración en la misma fecha del año 2000, en ese temblor que aún permanece,
en esa resquebrajadura que no se ha cerrado del todo, en ese estremecimiento
del que parte el autor para trenzar su historia, para abrir tres líneas temporales
que se disparan hacia su inevitable confluencia como vehículos descontrolados e
irrefrenables. La novela bebe con avidez, eficacia y pertinencia de diversos
géneros, los reescribe, aporta una voz muy personal y un plausible conocimiento
de los recursos literarios tanto en el manejo de la estructura como en el desarrollo
de la acción y, especialmente, en el dibujo de los personajes, en los abismos a
que nos hace descender, en las fibras que toca, en las almas que retrata, en no
renunciar a las emociones, en ponerlas en el foco y convertirlas en el motor,
en el auténtico misterio, en lo que hay que desentrañar, destacando a mi juicio
un personaje que estremece, absolutamente desolador, castigado con saña por un
azar/destino (cada uno que escoja lo que prefiera) cruel, un personaje que hace
pensar en lo que escribiera Miguel Hernández tras la muerte de su amigo Ramón
Sijé, alguien que agrupa tanto dolor en su costado que le duele hasta el aliento
(y al lector con él).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y, por supuesto, Sevilla, escenario tratado como un personaje más,
influyendo en quienes la habitan/transitan, afectando (en el sentido de, como
dice el diccionario, producir alteración o mudanza) a propios y extraños (que,
tal vez, lo sean mucho menos de lo que creen -dicho con toda la intención-), una
ciudad en la que lo pensado imposible puede ocurrir, una ciudad a la que Alberto
Álvarez Campos nos transporta con la fuerza de su prosa, con la poesía
interiorizada, vivida y vívida, con la fuerza de los cantes que nacen del alma
de las gentes, de los siglos acumulados en las piedras, en las imágenes, en lo
cotidiano, de eso intangible que, sin embargo, parece materializarse en los lugares
que rebosan Historia. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 18:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿CONVERSACIONES
PRIVADAS?<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como, de natural, hablo a un volumen bastante alto, incluso excesivo,
como procuro moderarme todo lo posible para no llamar (sin quererlo) la
atención, como, para colmo, mi madre me obliga a soltar auténticos berridos (no
sólo por su sordera, sino por su vicio de no escuchar, de no dejar hablar, de
responder por uno), soy cada vez más susceptible a quienes van hablando a voz
en grito por el móvil, no digamos en el transporte público, no digamos si les
da por poner el altavoz e incluso hacer una videollamada. Más allá de la malísima/nula
educación que demuestran, me pregunto dónde queda el pudor, y no lo digo en el
sentido más literal sino porque son muchos los que comparten con todo el
vagón/autobús intimidades que deberían seguir siéndolo; además, como suelo ir
leyendo, me descentran, me invaden, no negaré que alguna vez me dejan intrigado,
ya te hacen partícipe de la historia que la terminen, que calculen las paradas
como hacen los músicos ambulantes, que no se bajen antes que tú (o después)
justo en lo más interesante.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 19:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>MÁS DE LA
STROUT<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Si le bastó un título, <i>Olive Kitteridge</i>, para convertirse en una
autora a la que seguir y venerar, la reciente publicación de <i>Luz de febrero </i>en
la que recupera a este personaje (y sobre la que escribí no hace mucho), más la
lectura de <i>Me llamo Lucy Barton</i>, han elevado a Elizabeth Strout a lo más
alto de mis preferencias, también de las de Pablo, de ahí que le dedicásemos
gran parte de un programa en televisión: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=x8XJj6iJSZY&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=3">https://www.youtube.com/watch?v=x8XJj6iJSZY&list=PLB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=3</a>.
<i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></i></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 20:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>NUNCA A
SALVO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sigo pensando en lo que retrata <i>Soleá, dame la mano</i>, el terror
puede aparecer en cualquier lugar, de hecho alcanza su mayor paroxismo cuando
invade la esfera de lo íntimo, de lo cotidiano, de lo que consideramos seguro
y/o a salvo de su influencia, por eso nada ha podido ser igual después de
aquella <i>Madrugá </i>del 2000, porque la fragilidad del ser humano volvió a
quedar al descubierto, porque encontrar una explicación/justificación no
siempre es fácil (o posible), porque encontrarla puede ser más desasosegante
aún. El caso es que, por unos segundos, Pablo y yo nos hemos sentido en una de
Stephen King yendo en el metro, luego todo ha quedado en unas risas, incluso de
la en un principio víctima (soltó un par de carcajadas, la primera un poco
nerviosa, de esas que exorcizan cualquier demonio), una joven de yo diría poco
más de veinte años (si acaso) que iba tan tranquila (ni voceando por el móvil
ni molestando a nadie) apoyada en una puerta de las que dan acceso a la
cabecera del vagón cuando, de pronto, se abrió como si la hubiera atravesado un
vendaval, sin tiempo para reaccionar/percatarse, vamos, que despareció ante
nuestros ojos durante un par de segundos hasta que pudo recomponerse, recuperar
la verticalidad, volver a su sitio y cerrar la puerta con un golpe sonoro que
la dejó bien encajada (al menos durante el resto de nuestro trayecto). Después,
como digo, llegaron las risas, pero el sobresalto de los que estábamos cerca no
nos lo quita nadie (y yo, envenenado de ficción, me fui al tío Esteban -el
King-, también porque estoy leyendo algo suyo, ya escribiré sobre ello).</b><i> </i><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-46488682356273839332021-07-03T13:09:00.003-07:002021-07-03T13:09:42.054-07:00REACCIONES Y REACCIONARIOS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 11:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>«…A PASAR, COMO ENTONCES, POR LA PLAZA DE
ORIENTE»<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por más que lo hago a diario, dos veces en cada jornada, es el recorrido
habitual de lo que llamo “el paseo largo” de Fosco, no puedo evitar cierta
emoción cuando llego a la Plaza de Oriente, desde siempre ha obrado en mí una
transformación, me provoca un estremecimiento, me transporto, me dejo llevar
por los ecos de la Historia y, por supuesto, por la melodía de <i>Almudena</i>,
una de las grandes creaciones de doña Concha Piquer. Aunque ya digo que la
fascinación viene de lejos, no me duelen prendas en afirmar que desde la
remodelación finalizada en 1996 (al César lo que es el César), sin entrar en
otras polémicas o en la figura de quien era alcalde en aquellos momentos (y en
tantos más), aún la gozo más, que ahora imagino mucho mejor (prácticamente la
veo, aparece ante mí) a aquella muchacha que vendía violetas una tarde de mayo y
se encontraba unos ojos que le daban la vida y le daban la muerte, no es
necesario poner el oído con detenimiento, aplicarse demasiado, en seguida vuelve
a resonar “<i>el romance</i> <i>que cantaban los niños en redor de la fuente</i>”,
el mismo que Almudena, la protagonista de la copla (de ahí su título), desoye
al quedar obnubilada por ese duque al que los pequeños que juegan han visto “<i>con
el rey ir y venir, con su traje, su sombrero y su capa carmesí”</i> (el modo en
que el estribillo incorpora la popular e infantil <i>Arroyo claro </i>a este
canto de advertencia –“<i>él es duque y tú, una pobre violetera de Madrid”- </i>es
prodigio sólo al alcance de talentos tan inconmensurables como los de Rafael de
León y el maestro Manuel Quiroga). En cuestión de segundos, vuelvo a ser aquel
chaval que disfrutaba aprendiendo/conociendo como si fuese una aventura, por
placer, visitando lugares, viendo <i>Érase una vez el hombre…</i>, leyendo sin
tregua, sin imposiciones, sin exámenes, libremente, así daba gusto y no pesaba,
así no era ninguna molestia, no lo sentía como un deber, como una imposición, en
clase se trataba de memorizar fechas, batallas, nombres, sin ir más allá,
eliminando lo divertido, lo apasionante, lo que no cuesta esfuerzo retener, lo
que se hace propio. Y hoy, ocurre a menudo, topo con un grupo de chavales con
uniforme escolar que, armados de cuadernos, bolígrafos y hojas fotocopiadas
con, supongo, las cuestiones a resolver, recorren la plaza buscando tal o cual
estatua, preguntando a los transeúntes aquello que se ven incapaces de
responder por sí mismos (qué representan las tres banderas que ondean en la
fachada del Teatro Real), evoco el nerviosismo y la alegría incontenibles que
nos invadían cuando el colegio nos llevaba de excursión cultural, daba igual
que hubiese que hacer un trabajo sobre el terreno o a posteriori, eran horas de
libertad, así regresan a mi ánimo tantas mañanas de fin de semana en que iba
con mi hermana y alguna de sus amigas a visitar museos o exposiciones, también
esas otras en que mi madre nos apuntaba a alguno de los tours que organizaba la
Junta Municipal de Chamberí en la que ella trabajaba, así fuimos a Segovia, a
Toledo, a otras poblaciones más o menos cercanas, a El Escorial, al Museo
Sorolla, al propio Palacio Real, ahora que algunos han decretado que lo de la
nostalgia como que no (salvo cómo, cuándo y en el sentido en que ellos
decidan), yo, que ando instalado en ella, en la evocación, en el permanente recuerdo
de mis gentes, de lo que fui, de lo hice, de cómo llegué hasta aquí, yo, que
nunca dejo de hacer memoria y mantenerla viva/activa, la revindico más que
nunca.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 12:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LO DEL
PARECIDO Y LA REALIDAD<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Adriano Moreno no esconde que su primera y muy divertida novela, <i>Si
me dijeras que sí</i>, publicada por Suma de Letras, tiene tintes autobiográficos,
se ha permitido guiños a sí mismo, a sus amigos, a lo que él vivió en su primer
año en la Universidad Complutense en la Facultad de Ciencias de la Información,
la suya y la mía. Pero, partiendo de lo vivido, como tantos escritores, ha
fabulado/imaginado, ha alterado cosas, ha añadido, habla del curso 2017-18, él
ya no estudiaba entonces, pero hay circunstancias, sensaciones, sentimientos,
experiencias que son de cualquier momento, la prueba es que yo me sentido
concernido, apelado, casi retratado, y eso que llegué a ese edificio conocido
como “el búnker” en 1988. Adriano ha conseguido trenzar una historia que va más
allá de lo particular, que rompe barreras generaciones, que es de su tiempo
pero habla de los que estuvimos antes y, en gran medida, de los que llegarán
después, una novela sobre el primer amor, complejo en sí mismo, siempre
sublimado por canciones, películas y mitos, es importante y definitorio para el
narrador principal sus deseos/miedos por salir o no del armario, por vivir su
sexualidad sin complejos ni mentiras, sin ser señalado por ello, pero el autor
va más allá de lo meramente reivindicativo, construye un relato plenamente
emocional en cuyos latidos lo de menos es quién ama o deja de amar a quién, lo
que interesa e implica va más allá de las etiquetas, esas que en el fondo tanto
necesitamos (o eso creemos: siempre somos niños aprendiendo a andar). Novela,
vuelvo a incidir en ello, a ratos tronchante que aborda asuntos complejos y
dolorosos con infinita naturalidad, esa es otra de sus virtudes, tal vez la
máxima. ¡Qué gustazo haber podido conversar con él en el programa! <a href="https://www.youtube.com/watch?v=ma8z2MJglk&list=PB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=5">https://www.youtube.com/watch?v=ma8z2MJglk&list=PB3-fnCkxDciwVuzEPUxPDXlLB94uUAzE&index=5</a>.
<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk76239727"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 13:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LA CICATRIZ QUE TE ACOMPAÑA HASTA LA MUERTE<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://imagessl7.casadellibro.com/a/l/t7/67/9788467060867.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="528" height="400" src="https://imagessl7.casadellibro.com/a/l/t7/67/9788467060867.jpg" width="264" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk76239727;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y embebido en la memoria, en la añoranza de
aquel tiempo en que todo parecía fácil en que tan protegido y cómodo </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">me sentía en
casa, en que las noches frente al televisor eran mágicas, por más que el niño
que fui no lo apreciase del todo, no lo valorase lo suficiente, se lo tomara
todo a la tremenda, se enfurruñase a la mínima, fuera tan injusto, aparece una
novela impactante, realista hasta el tuétano, que habla de ti aunque no
hubieses nacido en la época en que transcurre, aunque tu cotidianidad fuese
otra, una novela que te arrasa, te traspasa, te traslada, te hace caer en la
cuenta y, si ya lo habías hecho, escarba en la herida porque, aunque lo reconozcas,
tampoco es que hagas mucho por cambiar (o, como suele suceder, ya es tarde para
eso, lo que aún escuece más), una novela que te lo dice a la cara y desde el
título: <i>Los ingratos</i>. Esos somos todos nosotros (sálvese quien pueda),
los desagradecidos que hemos dado por hechos y merecidos a nuestros mayores, a
aquellos que fueron guía, soporte, luz, ejemplo, cobijo, amor incondicional,
esos a los que homenajea/recupera Pedro Simón en la sublime obra que le ha
valido el Premio Primavera de Novela 2021 y que, por supuesto, como viene
ocurriendo desde hace 25 años, ha publicado Espasa. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin melodramatismo, sin sublimación, con el tono y las palabras
precisas, demostrando su grandeza de oficio periodístico (al que ha regalado
tantas páginas brillantes), su enorme capacidad para transmitir hasta la
médula, el alma y/o las entrañas adjetivando lo justo, dando un salto de
proporciones descomunales como escritor de emociones (sea dicho con el sentido
más literario posible, que es lo que aquí importa y destaca), dominando con
maestría el interlineado, lo que no hace falta contar, lo que basta con que se
insinúe o asome para que cale (por no decir horade) en el lector, Pedro Simón
ha logrado una novela que se respira y transpira, que hace vibrar, que
despereza emocionalmente, que hay que aplaudir y agradecer porque no podemos
olvidar a nuestra(s) Emérita(s), todos tuvimos una (o varias), yo tengo la
fortuna de tenerla aún muy cerca aunque su cabeza, su personalidad, su realidad
ya no sea la de la tía Carmen que siempre tengo presente y llevo en el corazón (y
aunque así es, no dejo de reprocharme todo lo que no he estado junto a ella, lo
que no le expliqué, lo que no le conté, lo que no le agradecí cuándo y cómo debía).
¡Bendita cicatriz la de la infancia, como acertadamente señala Pedro Simón! Le
recibiremos en breve en el programa y será el momento de regresar entonces a <i>Los
ingratos</i>, una novela de la que no quiero/pienso despegarme, que ya guardo
en mi almario, que no voy a olvidar, sería ser, una vez más, un ingrato.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 14:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>CUANDO LO
BREVE SE HACE LARGO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>El clásico es el clásico, da igual que no le hayamos leído o no se le
relea/reedite lo suficiente, es decir, no voy ahora a enmendar la plana a
Baltasar Gracián, pero lo cierto es que hay muchas frases que repetimos en plan
sentencia inapelable que, sin restarles méritos, pueden ser matizadas,
cuestionadas, contradichas, no servir para todo y en todo momento. Para
empezar, procuro evitar (por no decir desterrar) los adjetivos “bueno” y “malo”
en aquello que escribo, sobre todo a la hora de ejercer la crítica, de hacer
una valoración, incluso de expresar una opinión muy particular, porque no
describen nada, porque aprendí en la facultad a tenerlos lejos y a buen recaudo,
porque nadie decreta qué es una cosa y qué la contraria en lo que al arte (que
es lo suele ocuparnos en este ángulo oscuro del salón) se refiere). Más allá de
esto, lo de “<i>lo bueno si breve, dos veces bueno</i>”, como prácticamente
todo (por no ser categórico), depende de a qué nos refiramos, hay películas de
duración estándar que parecen prolongarse por horas y otras que uno se bebe sin
ser consciente del tiempo, lo mismo puede aplicarse a obras de teatro, a
cualquier espectáculo, hay novelas que no llegan a las 200 páginas y que se
hacen bola intragable y otras que superan las 1.000 y ni te enteras. Esa
sensación es la que he vivido con <i>Insecure</i>, la serie creada e
interpretada por Issa Rae, simpática y con momentos hilarantes/memorables,
compuesta hasta el momento por cuatro temporadas de ocho capítulos de en torno
a treinta minutos, salvo la última que tiene diez, vaya usted a saber por qué,
es decir, a pesar de su brevedad, llega un punto en que se estanca, en que la
cosa no avanza, tal vez con excepción de la primera, a todas las temporadas les
sobra algo, capítulos enteros, dan vueltas a lo mismo, pensaba que precisamente
se trataba de evitar eso. El caso es que, debo decir, estoy esperando la nueva
tanda de episodios, en parte para ver si recupera fuelle, si vuelve a
encarrilar el rumbo, si se olvida del personaje de Yvonne Orji, que al margen
de haberse vuelto terriblemente antipático (o de haber perdido la gracia de
serlo) se ha convertido en un lastre muy pesado (y que, personalmente, no me
aporta nada). Eso sí, visto lo visto, con ocho capítulos será más que suficiente,
gracias.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 15:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>MI NOSTALGIA
LA GESTIONO YO<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/275059-large_default/cancion-de-infancia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="381" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/275059-large_default/cancion-de-infancia.jpg" width="259" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como, aunque voy tomando notas a diario, tardo un tiempo en pasar a limpio/ampliar/redactar
definitivamente las entradas del diario, a veces me salto la cronología, es
decir, hablo de algo que aún no ha pasado y, así, no estoy seguro de si en este
martes puedo mencionar algo que, en puridad, sucederá dentro de unos días, lo
cierto es que no estoy seguro, pero da igual, al fin y al cabo es algo
personal, a quién le importa. Ahora resulta que ser nostálgico es ser
reaccionario, así lo ha decretado alguien por ahí para vender la serie que ha
escrito y así se lo aplauden/jalean muchos, entre ellos el ruidoso (y en
ciernes, como acertadamente le definieron en un periódico hace tiempo -y en
ello sigue: toca muchos palos, no destaca en nada, se pega a este y aquel, está
en la sombra y se comporta como estrella, se adhiere como el poeta huero de
RNE, pero no es nadie por más que se crea alguien y haya quien se lo
crea/consienta-), decía que bien se ha encargado el aspaventoso y desquiciante
jefecillo de prensa de un importante director de pregonarlo a los cuatro
vientos y, de paso, de dar palos a diestra y cuando se pone a siniestra (eso
menos, todo hay que decirlo), olvidando (como tantas veces) que hace unos años
exigió respeto y buenas palabras para cualquier obra de arte por el mero hecho
de existir. Pues mira, bonito, la nostalgia tiene muchos tonos, muchos colores,
muchos modos de vivirla/manejarla, por otro lado no se puede condenar a quien
habla de su vida y evoca momentos felices, fueron los suyos, ¿qué hay de malo
en que los cuente? No maquilla nada, no blanquea, no impone, cuenta su vida, si
pretende convertirla en categoría es su problema, nadie me catequiza a estas
alturas (que es lo que en realidad pretendéis tú y los tuyos, que nos conocemos
hace mucho, ¿no te acuerdas?). Por lo menos, para desmontar/atacar/renegar de
la nostalgia, J. M. G. Le Clézio ha escrito <i>Canción de infancia </i>(publicada
en España por Lumen con traducción de María Teresa Gallego y Amaya García
Gallego), explica/justifica admirablemente por qué no le gusta ese término, ese
sentimiento, intenta llegar a los recuerdos prístinos, los que no ha
contaminado el adulto, aquellos a salvo de la influencia de los relatos de
otros, tanto de los bienintencionados, de los que uno evoca lo más limpiamente
posible, como/sobre todo de los que tergiversan/inventan/reorganizan, llegan
teñidos de ideología, de cualquier sectarismo, de recuerdos que a su vez son
prestados o heredados. Es un estupendo y honesto ejercicio de memoria, aun
yendo se diría a la contra de esta, un libro que, en su distanciamiento, en su
a veces sólo aparente frialdad, en su contención, en su afán por no hacer
literatura (dicho en tono peyorativo o con comillas), emociona y conmociona
como pocos libros de este tipo.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-47396099608046294692021-06-28T12:55:00.004-07:002021-06-28T12:55:28.364-07:00VELANDO LAS ARMAS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 6:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>QUERER Y NO QUERER<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Siempre busco (y encuentro) excusas para no escribir, justificaciones que
no termino de creerme/aceptar, pero me sirven para escaparme por la tangente, incluso
aunque tenga ganas, aunque deba cumplir con unos plazos, es una rémora que
arrastro desde hace muchos años, es una de mis máximas contradicciones, puedo
pasar horas dando forma en mi cabeza a un texto, incluso alguno de bastante
extensión, siento los dedos cosquilleando, como si fuesen a disparar letras (no
sé hacerlo de otro, lo mío es aporrear el teclado, dejar caer las manos, organizar
una buena zarabanda), pero a la mínima posibilidad me escurro, me despisto con
toda la intención, lo dejo para después (o para mañana, como el hermano de Inés
que no contaba la cosa más brava que hubiera podido oírse sobre don Lope de
Sosa, residente en Jaén, porque daban las once y le entraba sueño, aunque entre
medias había descrito pormenorizadamente todo lo que cenaban -qué grande
Baltasar de Alcázar-); nunca entregué un trabajo de clase después del día
previsto (incluso los hubo terminados antes de tiempo), jamás he pedido una
prórroga en el ejercicio de mi profesión (salvo en muy contadas excepciones),
en parte porque eso no existe cuando trabajas para un informativo, la pieza ha
de estar a una hora para ser emitida, pero antes de dar por concluida la tarea
he remoloneado lo mío, no lo oculto, no digamos nada si se trata de algo
particular, escrito para mí, por más que adquiera cierta trascendencia al
publicarlo en mis redes sociales.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Esa rutina (sin sentirla como tal) es algo que me he impuesto para
mantener el músculo narrativo entrenado, para no dejar que me venza la apatía,
para no perder ese olfato, ese tirón, esa energía/necesidad que me ha llevado
desde pequeño a emborronar cuadernos, a trenzar historias con mayor o menor
fortuna, a escribir recuadros/columnas/artículos (incluso antes de pensar en
estudiar periodismo), esa grafomanía que se fue apaciguando, que fui matando a
base de pereza, que dejé apagar en parte sin ser capaz de encontrar
explicación. Pero el caso es que al final sigo en ello, doy prioridad a los
textos (largos y prolijos, un tanto torrenciales, casi poseído por la escritura
automática -algo que también ha menguado: antes escribía más del tirón, apenas
corregía-), empiezo por ahí la mayoría de las veces, la instantánea que los va
a acompañar (algo imprescindible en Instagram) aparece/la busco cuando he
armado mentalmente lo que quiero expresar, últimamente me fustigo con este
asunto casi a diario porque tengo durmiendo el proyecto que nació en una
noche/madrugada de estallido/rabia/dolor hace casi un año, la autobiografía de
lector que en gran medida he ido/sigo trazando en este ángulo oscuro del salón,
regresaré a ella, sé que lo haré (en parte porque lo necesito, porque no quiero
que se quede dentro), pero por el momento me conformo con las pinceladas que,
en gran medida, son las publicaciones en redes, estas anotaciones diarias, los
programas de televisión, perdón por convertirlos en excusa.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 7:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>DEJARSE
SORPRENDER<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque sigue bullendo en mi interior, aunque asoma la cabeza de vez en
cuando (en lo privado sobre todo), hace mucho que dejé a un lado la condición
de crítico feroz que García Sánchez supo ver en mí y que durante algunos años
fustigó sobre todo a cineastas desde los micrófonos de la radio, rebajé el tono
de mis palabras en Facebook, hui de la bronca imparable que es Twitter, me
prometí subir a Instagram sólo fotos de gentes/películas/libros que me gustasen
(norma que en ocasiones rompo, más en lo escrito que en lo gráfico -escojo una
instantánea de algún intérprete al que salvo y luego arremeto contra lo
demás-), opto (como en la vida) por no hacer aprecio por aquello que me merece
desprecio (o indiferencia). Precisamente por ello, no conté en su día la
decepción que me supuso la lectura de <i>Intemperie</i>, la tan aplaudida ópera
prima de Jesús Carrasco, lo facilona y cansina que la encontré, un mero
ejercicio de estilo (bastante copiado de otros, mucho menos novedoso de lo que
tantos pregonaban) estirado hasta la extenuación (y eso a pesar de no ocupar
demasiadas páginas para lo que se diría habitual), una novela con buenos
mimbres (por ahí resuenan ecos de Aldecoa, Delibes, de Cormac McCarthy -en este
caso, los que menos me han interesado de tan gran autor, es decir, <i>La
carretera</i>, también aquí me distancio de la mayoría-) pero, a mi juicio, con
escasos resultados.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>De ahí que, hasta el otro día, me hubiese mantenido alejado de su
adaptación cinematográfica y eso que aquello en lo que pone sus manos, su corazón,
su cámara Benito Zambrano siempre llama mi atención y suele satisfacerme, pero
este oficio asumido con gusto de espectador/lector omnívoro me llevó a buscarla
en una de las plataformas a las que estamos suscritos y me he quedado con la
boca abierta en cualquiera de los sentidos posibles. Los hermanos Daniel y
Pablo Remón (junto al director de la cinta) han entrado directamente al corazón
de la novela, han rebuscado en las entrañas de sus personajes, han eliminado la
afectación descriptiva, han trabajado las sensaciones, han dotado de alma (agreste,
endurecida, opresiva) al paisaje, lo han trabajado al modo en que hizo el
maestro Saura en su prodigiosa <i>La caza</i> sin recurrir a manierismos ni
preciosismos/feísmos, evocando el tremendismo tan caro a parajes y gentes como
los que aquí aparecen pero sin recargar las tintas, sin inflamar las imágenes,
la amenaza se siente y presiente, se concreta en el rostro, los andares y la
voz de un magnífico Luis Callejo, nos sacude, perturba y lacera en los ojos,
los hombros y el temblor de un impresionante Jaime López, justo es destacar
también el trabajo matizado, rehuyendo cualquier tentación/ostentación, que
lleva a cabo un estupendamente comedido Luis Tosar que, al igual que los otros
intérpretes, supera con creces los arquetipos que no pasaban de ahí de la
novela. ¡Gracias, Benito Zambrano y resto del equipo, por quitarme el mal sabor
de la lectura y regalarme una <a name="_Hlk75808214">inolvidable experiencia
como espectador!<o:p></o:p></a></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 8:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>UNA VOCACIÓN, UN MODO DE VIDA<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://edicionespamies.com/wp-content/uploads/2020/10/el-custodio-de-los-libros-scaled.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="522" height="400" src="https://edicionespamies.com/wp-content/uploads/2020/10/el-custodio-de-los-libros-scaled.jpg" width="261" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk75808214;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una obra de arte </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">puede
hablar de uno mismo de muchas formas posibles, a muchos niveles, el caso es que
se da una identificación, se percibe el vínculo casi desde el primer momento,
te toca, te llega, te hace suyo, algo así he vivido durante la lectura de <i>El
custodio de los libros</i>, título que valió a Rodrigo Costoya el IX Premio de
Novela Histórica Ciudad de Úbeda. Porque habla de tantos que han dado su vida
(literalmente) por que el conocimiento se expandiese, por el acceso a la
cultura, por que los libros no se prohibieran, quemasen, destruyesen, por abatir
fanatismos, por invitar a razonar, a dialogar, por el simple deleite de
acariciar un libro, por poder sumergirse en sus páginas, por poder seguir aprendiendo,
porque es una novela maravillosa, de dimensiones colosales (a la que, por cierto,
no le sobra ni una palabra) no sólo en cómo se cuenta sino en lo que cuenta, un
gozo para aquel chaval que, una buena mañana de sábado, puso la televisión y,
sin conciencia, sin saber lo que se avecinaba, sin más, se dejó atrapar por <i>Fahrenheit
451</i>, descubrió de golpe a François Truffaut y a Ray Bradbury, vivió una de
las epifanías artísticas más mágicas y fundacionales que recuerda, se convirtió
para siempre, con toda la humildad posible, en un custodio de los libros.
Gracias a mi Pepa Muñoz tuve la oportunidad de conversar con Rodrigo Costoya y
agradecerle su novela, su modo de encarar la Historia, su vigor narrativo, el
alma que ha puesto en cada página, el mensaje bibliófilo que tan poco cuesta
apropiarse y difundir: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=A9Q9l1THwas&t=24s">https://www.youtube.com/watch?v=A9Q9l1THwas&t=24s</a>.
<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 9:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>BENDITA
LOCURA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Con esto de escribir a diario, me vi, por así decirlo (sin ninguna pretensión),
velando las armas al modo en que, al principio de la primera parte, lo hace don
Quijote como paso previo/imprescindible antes de ser armado caballero, es
decir, cuando al menos nominalmente (en su cabeza hace tiempo que no) sigue
siendo Alonso Quijano. Y este detalle me llevó a recordar (aunque necesito
pocos estímulos para ello, me pasa lo mismo con el tío Miguel) a mi abuela que,
cuando me veía enfrascado en mis lecturas casi a cada momento, en cada rato
libre/suelto, en el patio, en la cama, en algún sillón, me decía (si bien es
cierto que muerta de risa y con notorio orgullo -siempre fomentó, como los tíos,
como mis padres, el gusto por la lectura, el que no había podido adquirir
porque las circunstancias no lo propiciaban, porque las pasó de mil colores y
ninguno especialmente alegre-) “<i>¡Deja de leer o vas a terminar más loco que
don Quijote”</i>, a lo que yo siempre le replicaba “<i>el que se vuelve loco es
Alonso Quijano: don Quijote es el fruto de esa locura</i>” (puede que lo haya redactado
mejor de cómo sonaba, pero no voy a negar que fui redicho desde pequeño, tal
vez porque vivía -y vivo- de frases leídas).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 10:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>EL LUGAR
DONDE QUIERO VOLVER<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sigo muchas series, incluso demasiadas, tal vez debería centrarme en unas
pocas y, según las vaya terminando (o la temporada en curso si se trata de ese
caso), ir incorporando otras, pero me ocurre como con la lectura, soy voraz,
compulsivo, me gusta sentirme activo/en proceso. Sin embargo, hay casos en los
que voy poco a poco, a mi ritmo, dosificando, no me importa acumular
temporadas, todo lo contrario, la impaciencia que me consume se vuelve
paciencia a la hora de dejarlas pasar y, así, tener de repente un porrón de
capítulos por ver y, si entonces me apetece, darme el atracón. Y así fue como,
después de tanto éxito, una vez la clausuraron, con un <i>spin off </i>también
muy alabado en curso, empecé a ver <i>The Big Bang Theory</i>, estoy empezando
la tercera temporada (creo que el próximo es el séptimo capítulo -el octavo en
su defecto-), la consumo a píldoras, al final de la jornada, como colofón antes
de acostarme (tras sacar a Fosco), un regalito que me pinta una sonrisa (y
provoca alguna carcajada) y me reconcilia conmigo mismo, lo mismo me sucede con
<i>Anatomía de Grey </i>(en este caso estoy con la decimoquinta temporada, voy
con dos de retraso), a ratos me encojo, me conmuevo, hay más de drama que de comedia
(por más que el tono sea muy digamos benévolo), pero me siento cómodo, a gusto,
como entre amigos, adoro regresar a sus personajes, es jugar en casa, por eso
abjuro de la etiqueta “placer culpable”, ambas (y otras) son puritito placer,
sin complejos ni sandeces.</b></span><o:p></o:p></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-82289824389256954532021-06-20T13:08:00.005-07:002021-06-20T13:08:33.749-07:00GRADO PERFECTO (Y NECESARIO) DE MADURACIÓN<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 1:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>DIME CÓMO CAMINAS…<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Entre unas cosas y otras, de un tiempo a esta parte, en gran medida por
mi propio ánimo bronco y asocial tan disparado/reforzado (y con el que estoy
encantado, no me importa reconocerlo, todo lo contrario), también por mi
proverbial torpeza generalizada (que me lleva a protagonizar lo que llamo “un
Viyuela” sin tener las virtudes acrobáticas del fantástico actor), moverse por
el barrio, pasear con Fosco se ha convertido en una suerte de videojuego (por
tomarlo con cierto tono lúdico/jocoso) en la que es facilísimo perder la vida
(entiéndase la metáfora aunque son constantes las agresiones que uno recibe en
forma de socavones, zonas de obras mal señalizadas, invasivas y hasta
invasoras, bicicletas y patinetes campando a sus anchas o abandonados en
cualquier parte, vehículos de variado volumen que no respetan las horas de reparto
ni las zonas reservadas, lo que, sumado a otros obstáculos de los que ya he
dado cuenta por aquí, convierte en tarea casi imposible la de regresar a casa
incólume, impertérrito, ileso). Y, para colmo, como (casi) siempre, está esa
gente que pasea por zonas/aceras/calles estrechas que no están diseñadas para
eso (que, como decía en uno de sus monólogos Paco Martínez Soria, son sólo para
pasar), que camina especialmente despacio, que entorpece, hace tapón, puede que
absorta en el móvil, puede que con la cabeza gacha, atenta a la pantalla, puede
que contemplando una tienda cerrada (o abierta), un edificio a medio erigir, un
solar, una ventana, el escaso o amplio cielo que se ve, las famosas musarañas,
también hay quien simplemente deambula, me inquietan especialmente quienes se
encuentran parados y no parecen tener intención de seguir su camino (o de
iniciarlo, a veces creo que una nave alienígena acaba de depositarlos ahí, al
más puro estilo <i>Sin noticias de Grub</i>). Por supuesto, los que más abundan
(ya de antes, no nos acostumbremos a echar la culpa de todo a la pandemia, no
echemos balones fuera, no busquemos disculpas) son los que no saben/no quieren
saber salvo que les “beneficie” que se conduce (y camina) por la derecha, no es
tan complicado, no hay que pegarse a la pared como si esta te estuviese
abduciendo, depende de por qué acera y en qué dirección vayas, no es tan
difícil, revisad <i>Barrio Sésamo</i>, se aprende en una tarde (claro, que
viendo lo que se vota/defiende/justifica/vomita en Twitter me doy cuenta de lo
mucho que hay que explicar en lo que a derechas -e izquierdas- se refiere).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 2:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>VOCACIÓN
(NO) FRUSTRADA<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://grupoalmuzara.com/libro/9788418205064_portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="775" data-original-width="497" height="400" src="https://grupoalmuzara.com/libro/9788418205064_portada.jpg" width="257" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Durante unos años, hasta aquel tercero de BUP del curso 1986-87, hasta
que conocí a Luis Landero, profesor de Lengua y Literatura en mi instituto,
decía a boca llena (y así lo pensaba/deseaba) que iba a estudiar Derecho, me
tiraba muchísimo el mundo de las leyes, de hecho lo sigue haciendo aunque desde
otra perspectiva, descubrí muy pronto que no me hubiese gustado ejercerlo, que
en realidad no tengo pasta para ello, que me había dejado encandilar por la
visión más o menos romántica que tantas películas (y series y novelas y obras
de teatro) han instalado en nuestros corazones, que por más que haya un
trasfondo/contenido real lo que se ve en pantalla es una recreación, una
sublimación, una (dicho en todos los sentidos) representación, algo, además,
que se parece muy poco (incluso en ejemplos rodados aquí) a lo que sucede en la
mayoría de las salas de juicio españolas. Pero tampoco puedo negar que el
aprendizaje hecho a través de la ficción (y de tantos títulos “inspirados en
hechos reales” -donde los diálogos, a veces, se han extraído de las
transcripciones de los procesos-) me ha venido muy bien como ciudadano y como
periodista, me ha familiarizado con conceptos, leyes, penas y demás y, dejando
a Perry Mason en lo que es (un personaje estupendo), he seguido en contacto con
un campo/mundo que, como digo, me sigue resultando muy atractivo, por más que
no fuese la vocación por la que tomé lo que no pasaba de querencia/interés (que
no he dejado de abonar en lo profesional, en lo personal y como espectador).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por lo tanto, es fácil comprenderlo sólo con su título, he celebrado
muchísimo, ya antes de su lectura, el volumen <i>Cine y Derecho. Togas en la
gran pantalla </i>que ha escrito con proverbial sabiduría el magistrado Emérito
del Tribunal Constitucional Rafael de Mendizábal y que publicó el pasado febrero
la editorial Berenice (con prólogo de Eduardo Torres-Dulce, quien también aúna en
su persona ambos mundos). Es un amplio, particular, documentado y apasionante
recorrido por aquellas películas que más han interesado/cautivado al autor en
su doble vertiente de jurista y cinéfilo (aunque es vocablo que no le agrada
especialmente -yo lo empleo como sinónimo de apasionado por el séptimo arte,
sin las ínfulas dizque intelectuales con que algunos lo revisten/se lo
arrogan-), traza con viveza la biografía del espectador que ha sido (y es)
poniéndola en contacto con su labor profesional, analiza con sumo tino y, sobre
todo, conocimiento exhaustivo de la materia que da unidad a la curiosa (por
huir de algunos lugares comunes, de lo demasiado obvio) y certera selección de
títulos explicados, comentados, vividos, diseccionados, contemplados desde una
perspectiva inédita en algunos casos. Puede, en parte, tomarse con un manual de
Derecho en cuanto a los temas escogidos, abordados/esbozados en las películas,
germen o esencia de los guiones, así como por los que preocupan al jurista,
aquellos sobre los que diserta con el aval de su experiencia, con su formada y
sedimentada sapiencia. De este modo, títulos tan amados como <i>Matar un
ruiseñor, Doce hombres sin piedad </i>o <i>¿Vencedores o vencidos? </i>adquieren
otra perspectiva, son valoradas (emplear “juzgadas” hubiera sido un chiste
fácil) no sólo (o no exactamente aunque también) por lo cinematográfico sino
por lo que transmiten/revelan, por los fundamentos jurídicos sobre los que
sustentan/construyen sus tramas. El libro proporciona unas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cuantas sorpresas (como el hecho de incluir la
deliciosa <i>La costilla de Adán</i>, ese prodigio de George Cukor donde
Katherine Hepburn y Spencer Tracy gozaron y hacen gozar de lo lindo, una
brillantísima comedia que es, también, “una de juicios” -como decíamos antaño-),
despertando ganas incontenibles de revisar todos los títulos (o verlos por
primera vez) y reaviva en parte aquella pulsión adolescente que me hizo
considerar Derecho como mi primera opción universitaria, por más que no me arrepiento
de haberlo dejado a un lado, sigo apreciándolo gracias a obras tan apasionantes
y valiosas como la de Rafael de Mendizábal.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 3:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>UN ROSTRO
DE MUJER<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Alguien (y lo peor es que es una periodista) escribe un artículo que se
pretende encomiástico, que en gran medida lo es, pero que se sustenta en una
tesis digamos que errónea (por ser suaves), se presenta con un titular un tanto
ofensivo, tramposo, que busca llamar la atención, que no responde a su
contenido, que pone el foco en un asunto al que no debería concederse ni media
línea (que, por otro lado, está ampliamente superado tanto por la actriz a la
que atañe como por quienes llevamos admirándola desde que la descubriéramos en
aquella joya debida a Peter Jackson y titulada <i>Criaturas celestiales</i>),
un titular que supone reducir la excelente miniserie <i>Mare of Easttown </i>y
la portentosa interpretación de su protagonista, Kate Winslet, a un detalle que,
en todo caso, debería servir para alabarla y aplaudirla aún más, algo si me
apuran anecdótico con todo lo que hay para destacar y vitorear en uno de los
más grandes productos audiovisuales que hemos disfrutado en los últimos
tiempos. No voy a reproducir el titular, prefiero ignorar en lo posible la
inquina que brota con excesivas facilidad y virulencia, especialmente en ese
pozo infecto conocido como Twitter, cuando de hablar del aspecto físico de los
demás se trata, Kate Winslet me resulta fascinante porque me la creo, porque me
hace vibrar, porque me parece bellísima al mostrarse tal cual, tal y como debe
ser su personaje, porque hace olvidar que es una actriz, porque dota de alma,
de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>brillo, de presencia, de verdad, a la
mujer a la que da vida (pocas veces puede escribirse esta frase hecha con tanta
propiedad), porque no piensas en maquillajes ni en embellecedores, porque no se
trata de eso, porque ya la insultaron (y de qué manera -eso que aún no había
redes sociales, miedo da pensarlo-) cuando fue la heroína de <i>Titanic </i>(y
lo mejor del filme con permiso de Kathy Bates -otra que tal-) por no responder
a la estética imperante, por no plegarse a la dictadura de lo que se llama “belleza
normativa” (qué hubiera sido del arte si los creadores no hubiesen buscado sus
propias formas de expresión, tantas veces al margen de lo imperante/impuesto),
porque no pienso si está de este modo o de este otro (según algunos, claro),
sólo sé que ella por sí sola inunda la pantalla de talento, de feminidad, de
atractivo (y no sólo en lo meramente físico), de una madurez impagable e
incluso envidiable (ya lo señala el DLE, hermanándose con las palabras que Lillian
Hellman dedicó a su amiga Julia: es “el periodo de la vida en que se ha
alcanzado la plenitud vital”; después dice algo sobre la vejez, tan relativo
como lo anterior, sí, porque eso, al final, depende de cada uno -del que mira y
juzga y, para colmo, deja por escrito su mala baba-).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 4:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>OTRO ROSTRO
DE MUJER<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Recupero en una de las plataformas que tenemos en casa <i>El doble más
quince</i>, dirigida por Mikel Rueda, y me resulta muy interesante el
tratamiento naturalista y natural que hace de un asunto con muchísimas aristas,
el modo en que sabe arrinconar el moralismo para intentar adentrarse en los
sentimientos de sus personajes, que no tome el camino más fácil (y que, no nos
engañemos, le hubiese deparado más espectadores), por más que me quede con la
sensación de que es, en parte, una ocasión desperdiciada. Pero la impresionante
química que se establece entre su pareja protagonista me mantiene pegado a la
pantalla, Germán Alcarazu (al que conocía por un largometraje anterior del
mismo director, <i>A escondidas</i>) me impacta con su aparente facilidad para reflejar
el cerebro y el corazón desbocados de un chaval con infinidad de preguntas y
ninguna respuesta, no recurre a ningún cliché, a lo que por desgracia es
habitual en tantos a los que cuesta llamar actores pero acumulan seguidores en
redes (y proporcionando espectadores, no lo voy a negar). Maribel Verdú es de
esas actrices que necesita encontrar carne que morder, asidero al que
agarrarse, terreno firme que pisar; cuando no es así, su indudable oficio hace
el resto pero deja un regusto amargo en quien la conoce y valora desde que
tapase tantas bocas en <i>Amantes</i>, uno se queda con la sensación de que no
ha podido dar todo lo que tiene, aunque se haya elevado (lo ha hecho muchas
veces) por encima del conjunto, incluso de lo exigido (que esa es otra). En
este caso, llega hasta la médula, construye el personaje con valentía, con absoluta
entrega, transpirando verosimilitud, superando el arquetipo, regalándonos
(también a la película, a la que hace subir enteros) un plano final antológico
donde sus ojos, sus hombros, su expresión, su rostro, cuentan y transmiten
mucho más de lo que hay en el guion (o de lo que ha quedado por ahí
esbozado/desaprovechado).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 5:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>SIN RENEGAR
DE LO LEÍDO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Leía todo lo que caía en mis manos, también algunos compañeros de
colegio (las chicas sobre todo, creo que lo he señalado -y agradecido- muchas
veces), nada nos llamaba más que la atención que los libros que conocíamos a
través de películas y/o series, qué decir si además llevaba la etiqueta del
escándalo, el sambenito de lo prohibido, provocaban la alarma y hasta la furia
de la madre de Joaquín (en parte, fue culpa suya que leyera a Harold Robbins y otros
de aquella cuadrilla). Así nos atrapó <i>El valle de las muñecas</i>, ¿por qué
no recordar lo que en su momento fue un hito? Por encima de todo, leemos como diversión,
como entretenimiento, los bostezos y la “altura” se la dejamos a otros, así
como la impostura y la dizque erudición, por eso Pablo nos cuenta chascarrillos
sobre Jacqueline Susann y su novela más famosa y pasamos un rato estupendo como
puede comprobar quien pulse sobre el siguiente enlace: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/06/05/el-valle-de-las-munecas-y-jacqueline-susan-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/06/05/el-valle-de-las-munecas-y-jacqueline-susan-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>.
</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-6925093541902072522021-06-13T13:03:00.010-07:002021-06-20T13:05:41.106-07:00EN FEMENINO, COMO EL ARPA<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 27:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>TÚ ERES ESA (Y ESTA Y AQUELLA)<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Han sido muchos años pensando en masculino porque me refería al blog,
desde hace algo más de un par de meses pienso y hablo del programa, para colmo
hablo a velocidad de crucero, soy más consciente de este defecto (de esta
dificultad para hacerme entender) de lo que pueda parecer aunque no lo corrija
todo lo que debería, sobre todo cuando estoy delante de un micrófono/una
cámara, es algo (demasiado) natural, me disparo, siempre llevo la mente en
multitarea y contagio mi verborrea con múltiples bandazos, quiero decir varias
cosas a la vez, se me apelotonan las palabras. Pero reconocerlo no sirve como
disculpa, se trata de manejar las palabras con habilidad, soltura y, sobre
todo, propiedad, es mucho más que mi trabajo como muy bien señaló Alejandro
Sanz, es mi modo de vivir, entre ellas, con ellas, para ellas, soy consciente
de que por más que la interiorice y asuma como necesaria la enmienda va a
seguir quedándose (al menos en un porcentaje muy alto) en propósito, pero me lo
he grabado a fuego a costa de equivocarme más de lo debido. El arpa, esta arpa,
cualquiera, por más que para evitar la cacofonía lleve artículo determinado
masculino es un sustantivo femenino, hay que hablar de “esta”, hay que
adjetivarla acorde con su género, metí la pata hasta el fondo cuando, en la
primera emisión del programa, dije (por dos veces, ¡mátame, camión!) “este es
el arpa de Bécquer”, hace poco me volvió a pasar algo similar pero, por
fortuna, caí en la cuenta según cometía el error y rectifiqué: es arpa y es
femenina y me encanta que así sea, a no ser que me refiera en concreto al
formato televisivo o a este ángulo oscuro del salón prometo no volver a las
andadas, faltaría más.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 28:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>MÚSICA EN EL AIRE<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://images.penguinrandomhouse.com/cover/9788425359941" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="296" height="400" src="https://images.penguinrandomhouse.com/cover/9788425359941" width="263" /></a></div><b style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt;"><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt;"><br /></b></p> </b><p></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk74507784;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Nunca podré agradecer lo suficiente el hecho de haber recibido con
inmensa naturalidad, como disfrute cotidiano, como alimento para el alma, como
vivencias, como abono para mi pasión, como regalo de vida, las músicas que me
acompañaron desde que tengo memoria e incluso antes, ese mundo tan rico,
variado e inagotable conformado a base de zarzuelas, coplas, boleros, tangos,
cantes flamencos, musicales de Broadway (aunque con el tiempo descubrí que
muchos éxitos nacieron/se forjaron en el West End londinense, ese lugar donde
tan felices hemos sido y al que, lo sabemos, algún día regresaremos) y/o
Hollywood, las diferentes canciones que tarareaban la abuela, la tía Carmen, mi
madre o las vecinas mientras tendían, las que sonaba a todo trapo por el patio
cuando Isabelo escuchaba (y nos hacía escuchar al resto) <i>Feria de coplas </i>(“<i>Una
noria con la gloria de los cantes</i>”, ¡no era nadie Miguel de los Reyes”), las
que nunca faltaron en las tardes de invierno haciendo tiempo hasta la cena
después de haber cumplido con los deberes escolares y visto <i>Barrio Sésamo</i>,
las que aprendí junto a mi hermana y sus amigas, es decir, canciones que,
aunque no me correspondiesen por época o edad, hice mías y se han quedado en mi
memoria, todavía acunan mi corazón y me reavivan, también me humedecen los ojos
de añoranza, de tristeza por lo que no se puede repetir, por los que ya no
están aquí (aunque sigan conmigo).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Gracias a la estupenda <i>Flor de arrabal </i>de Carmen Santos,
publicada por Grijalbo, he vuelto a canturrear muchos de los cuplés que
acompañaron tantas horas, que aprendí de aquella histórica grabación de Lilian
de Celis con acompañamiento de la orquesta del maestro Cisneros, del tronchante
<i>El primer cuplé </i>que se marcó en su día Lina Morgan (con monólogos
presentando cada tema que aún hoy soy capaz de repetir), así me reía con <i>La
chica del 17</i> o <i>La Lola</i>, me arrebataba con <i>La cruz de guerra </i>(el
favorito de la tía), me sorprendía con <i>La regadera </i>(especialmente
cuando, unos años después, entendí el doble sentido de la letra), me enamoraba
al modo de sus protagonistas con y de <i>Bajo los puentes del Sena</i>, de
donde he robado el título de este escrito (“<i>Luces en el cielo claro de
París, / música en el aire, / aspas del Moulin, / él como Roberto, / yo como
Mimí, / nos sentimos presos en un mismo afán”). </i>La novela de Carmen recrea
de manera brillante un momento histórico (o varios, puesto que su acción se
extiende por la primera mitad del siglo XX), una sociedad, una cotidianeidad descrita
a través de olores, vestidos y harapos, fríos, oscuridades, tradiciones, sentimientos,
una verdad que la autora captura con precisión y minuciosidad y transforma en
relato vívido y vivaz que no se puede abandonar. Es también (o sería más
correcto decir “sobre todo”) un homenaje a tantas mujeres (y también hombres,
aunque en menor grado) que se sacrificaron lo indecible por salir adelante, por
dar de comer a sus familias, por respetar y obedecer a quien no lo merecía, que
fueron sometidas y relegadas en lo doméstico, en lo profesional, en lo
educativo, en lo social, tantas que ni se atrevieron a buscar su propio camino,
tantas que lo pagaron muy caro, tantas que a pesar de conseguir el triunfo no
dejaron de ser vilipendiadas, menospreciadas, infravaloradas, consideradas
productos de usar y tirar. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Carmen Santos se mueve (y mueve al lector) como pez en el agua en la
tradición folletinesca (esa que tanto defendemos y de la que tanto gustamos por
aquí), manejando con soltura los mejores ingredientes del mismo para dotar a la
narración de un interés que no decrece, sin precisar/recurrir a rocambolescos
giros para mantener la atención, consiguiendo la complicidad y complacencia del
lector sin trucos efectistas, recuperando un brío y una naturalidad esenciales
en el género que, por desgracia, han olvidado quienes se tienen por herederos
de creadores a los que, como mucho, plagian (o lo intentan, porque hasta en eso
fallan). Con guiños muy propicios y sutiles a <i>El último cuplé </i>de Juan de
Orduña, la película que convirtió en estrella/mito a Sara Montiel, poniendo de
fondo el devenir de los acontecimientos históricos de cada momento, sin
precipitación ni morosidad, con un ritmo muy bien medido, <i>Flor de arrabal </i>es
una invitación irresistible a recuperar aquellos tiempos del cuplé (y de otras
composiciones). Gracias a mi Pepa Muñoz, los del club de lectura LL compartimos
una tarde de lo más completa con Carmen Santos en la que, como ella mismo dijo,
sólo nos faltó echarnos un cantecito. Pueden verlo en el siguiente link: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=kh93lis1kuM&t=9s">https://www.youtube.com/watch?v=kh93lis1kuM&t=9s</a>.
<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 29:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>COMPAÑERA Y
COMPAÑÍA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Entrevistar a alguien de la profesión siempre me pone más nervioso de lo
habitual, sobre todo cuando se trata de alguien que ha hecho infinidad de entrevistas,
no sé cuantísimas horas de radio y televisión, ha participado en un montón de
tertulias, conoce a la perfección los resortes y recursos del oficio, es una
comunicadora de probada solvencia, de larguísimo recorrido, periodista de y en
mil batallas, también escritora de éxito en diversos géneros. Pero Marta Robles
lo pone todo muy fácil, rema en/a tu favor, se integra a la perfección en el
tono del programa, colabora, participa, da lo mejor de sí, hace sonar el arpa
con jocosidad y conocimiento, cuenta su <i>Pasiones carnales </i>(y otras
cosas) con el mismo embrujo con el que lo ha escrito, como puede comprobarse en
este link: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=fBqf4YKmoPU&t=59s">https://www.youtube.com/watch?v=fBqf4YKmoPU&t=59s</a>.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¡Gracias, compañera, por tu generosidad!<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 30:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LO PEQUEÑO
NO ES INSIGNIFICANTE<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhhu6dU5lLqtlmwG2pgS3qY7o1Vg0ylSiaTiGi_hBUEpHcyOooA3y2xeFdsLatur3Jku1N9_hzO88UfFaAOPofjkt5xQCirh7fvBpLpwHOnHzYD-E8H7GlbUW2tHcTxVIZboMTgkg9_u7DQqGD-ICDiQbDvphpq6tDLd4JK8YyCr_NpA3SK-XPXN42_5eCk3F9SbXrTrNvvQecNnFAVnJz0p4qY6mUMFk2LCmv2FGRRLvU6P4LpaPo=s268" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="268" data-original-width="175" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhhu6dU5lLqtlmwG2pgS3qY7o1Vg0ylSiaTiGi_hBUEpHcyOooA3y2xeFdsLatur3Jku1N9_hzO88UfFaAOPofjkt5xQCirh7fvBpLpwHOnHzYD-E8H7GlbUW2tHcTxVIZboMTgkg9_u7DQqGD-ICDiQbDvphpq6tDLd4JK8YyCr_NpA3SK-XPXN42_5eCk3F9SbXrTrNvvQecNnFAVnJz0p4qY6mUMFk2LCmv2FGRRLvU6P4LpaPo=w261-h400" width="261" /></a></div><br /></div><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Abrir un libro escrito por Elizabeth Strout es adentrarse en lo más
profundo de nosotros mismos o de nuestros semejantes (que no deja de ser lo
mismo, como señaló y expresó con magnificencia John Donne), escudriñar los
sentimientos más ocultos, asomarse al abismo de lo que no decimos, de lo que no
expresamos, de lo que reprimimos, de lo que callamos, de lo que evitamos y, sin
embargo, está a la vista, aflora sin que seamos conscientes de ello, tanto en
nuestro caso como en el los que nos rodean, hay que ser un observador muy fino,
muy empático, incluso muy audaz, para captar las señales mínimas que los otros
lanzan, que cada uno de nosotros emite de manera muy imperceptible. Strout
alcanzó fama y prestigio gracias a la misma obra, <i>Olive Kitteridge</i>, título
por el que consiguió un premio Pulitzer y que se transformó en miniserie
protagonizada por una sublime (aunque eso no sea novedad) Frances McDormand; en
<i>Luz de febrero</i>, publicada por Duomo a principios de año con traducción
de Juanjo Estrella, continúa la historia de esta mujer, en realidad la de los
habitantes de Crosby, un pequeño pueblo en la costa de Maine, puesto que la
novela (al igual que su predecesora) se estructura en forma de relatos que se
van superponiendo, completando unos a otros, en los que va avanzando el tiempo,
narraciones a veces autónomas aunque mantengan vasos comunicantes más o menos
claros con las demás, un microcosmos con entidad propia donde, a veces, Olive
Kitteridge es alguien que aparece un momento, que pasa por allí, una mera
mención, su presencia se percibe, su sombra sobrevuela, pero son otros
personajes (hermanados por hilos sutiles pero firmes, por la atmósfera creada,
por la sensibilidad con que la autora los describe a todos) los que ocupan el
primer plano. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Elizabeth Strout aborda sin tabúes ni medias tintas asuntos muy
dolorosos, pero lo hace con exquisitez, fijándose en los pequeños detalles que son
los que mejor expresan tantas tragedias cotidianas que se pasan por alto o se
asumen como “normales”, hurgando sin saña pero con contundencia en las fisuras
de la máscara tras la que escondemos la frustración, el desarraigo, la soledad,
los afectos desordenados, los no correspondidos, los hurtados, los negados,
levantando corazas no tan sólidas como pretendemos y que, al final, nos
desprotegen y no funcionan como escudo sino como prisión. A pesar de la dureza implícita
(y a ratos explícita) de muchas de sus páginas, <i>Luz de febrero </i>(como el
resto de títulos que conozco de la autora) se lee con sumo deleite porque acoge,
consuela, anima, hace caer en la cuenta, nos alerta de cosas que no hacemos
como deberíamos, de palabras que negamos, de personas a las que damos por
sabidas, de ocasiones que perdemos (aunque no lo creamos así), de vida que
desperdiciamos pero que, en algunos casos, aún podemos recuperar/reciclar.
Podría escribir mucho más, pero como Pablo se ocupará en un próximo programa de
este título y de su autora, prefiero esperar el momento.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 31:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>ROMPER LA RUTINA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hoy he creído que me confundía de día, casi doy la vuelta al calendario,
por un momento he pensado que era martes y, por lo tanto, ya estábamos en
junio, me ha pasado lo mismo que a los habitantes de Königsberg cuando, absorto
en la lectura del <i>Emilio </i>de Rousseau, Kant no dio su habitual paseo,
aquel que servía para poner los relojes en hora porque nunca se retrasaba ni un
segundo. Hay una tienda en el barrio que, desde hace cosa de un año, sólo abre
martes y jueves, así lo anuncia en su escaparate, así podía leerse hoy, lunes,
aunque el cierre estaba subido. Mi estupor creció al confirmar que,
efectivamente, atendían al público y, por lo tanto, tuve mis dudas de que si
estaríamos a martes (lo del jueves se me antojaba más lejano/imposible), he
tenido que hacer memoria para confirmar que no estaba equivocado, que era el
aviso el que no debería estar ahí, vamos, que es lunes para todo el día.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-64116390156960319262021-06-03T13:05:00.003-07:002021-06-14T11:35:53.721-07:00CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 21:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>REINO DE HECHIZOS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hubo un tiempo en que Franco Battiato sonaba insistentemente, encadenaba
un éxito tras otro, gustaba a gente de cualquier edad, unos se dejaban envolver
por la melodía, por el ritmo, por la atmósfera conseguida en cada composición,
algunos escudriñaban sus un tanto imposibles letras, buscaban los mensajes
ocultos, las referencias, intentaban simplificar lo que era -creo- una de sus
máximas virtudes, una indudable complejidad temática, el uso de
conceptos/realidades/ficciones impensables en lo que solía entenderse por
música comercial, la fascinación de lo extraño, lo inexpugnable y al mismo
tiempo fácil de asumir, tardé mucho en entender mínimamente lo que
decía/sugería en <i>Cuccurrucucú </i>pero no podía dejar de tararearla, y eso
que es una canción un tanto difícil de cantar porque rompe la métrica sin cesar;
esa era otra de sus cualidades, no tomaba el camino trillado/popular, pero nos
hechizaba cual flautista de Hamelin, yendo a contracorriente, bebiendo de los
clásicos para malearlos, olvidarlos, buscar su propia voz, ganando tanto adeptos
que se las daban de intelectuales (y que tal vez eran los que menos se enteraban
de la historia) como muchísimos seguidores fascinados por su presencia, por su
personaje, por su personalidad, battiatanos que a lo que menos atendían era a
la música, del mismo modo que la mayoría (y hablo de personas muy diferentes: amigos,
familiares, críticos, gente a la que escuché opinar sobre él, incluso a cosas
que he leído en estos días con motivo de su muerte) no nos hacíamos ninguna pregunta,
no buscábamos respuestas, simplemente aceptábamos su invitación a<i> </i>transportarnos,
a imaginar, a soñar, a evocar, a descubrir a los balineses en días de fiesta, a
ser nómadas que encontraban su rincón de tranquilidad mientras todo giraba en
torno a la estancia. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Un día, de repente, dejé de escucharle, era un recuerdo indestructible,
seguía admirándole pero en sordina, en ausencia, sin regresar a su música, esa
que he recuperado como homenaje y que ha preservado tantas emociones de
entonces, de ahora, jirones de aquel corazón que, en gran medida, sigue siendo
este, porque ni la distancia ni el digamos olvido han hecho que varíe lo que
pienso (y siento) de algunas cosas, de alguna gente.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73646135;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 22:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73646135;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>NUESTROS CLÁSICOS, LOS DE TODOS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73646135;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk73646135;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pablo y yo seguimos rindiendo tributo a
aquellas lecturas de cuando éramos </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">chavales, muy niños en algunos
casos, lo primero que fue cayendo en nuestras manos gracias en gran parte a la
se supone nefasta televisión, la bestia negra de tantos padres de aquella
época, el origen (se suponía) de todas las desdichas, el comecocos a evitar (y,
sin embargo, perdón por la pedantería, un servidor la veía compulsivamente,
capturado también por las historias contadas en imágenes, y exhibía un
expediente escolar que no podían ni soñar aquellos -sus padres- a los que se
les prohibía y apagaba). Gracias a los dibujos animados fueron/fuimos
muchísimos los que, de un modo natural, nos sumergimos en las páginas
protagonizadas por Heidi, Tom Sawyer, Don Quijote, Tarzán y algunos más a los
que recordamos en el programa de esta semana: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/22/libros-que-se-convirtieron-en-anime-y-viceversa-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/22/libros-que-se-convirtieron-en-anime-y-viceversa-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>.
<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 23:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>“SEMOS
EUROPEOS”<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin esperarlo, sin buscarlo, sin planificarlo, de un modo puede decirse
orgánico, a través del WhatsApp, he vivido un Festival de Eurovisión a la vieja
usanza, casi como el de aquellos años en que la fecha estaba marcada en rojo,
era una cita imperdible, nos sentíamos privilegiados, era como abandonar la rutina,
la grisura, el devenir, de pronto estábamos comunicados con Europa, veíamos lo
mismo a la vez, la fiesta solía prolongarse hasta altas horas de la noche, no
había sueño, aquello se veía y vivía hasta el final. Resulta que Natalia, una
de las componentes del club de lectura, cuenta en el grupo general que lo está
viendo, yo le regalo una de mis ironías sobre las canciones que llevamos, creo
que cuatro hasta ese momento, Yoli también escribe, Ana (que está viviendo una
situación personal muy delicada) dice que se lo ha puesto como terapia/anestesia,
alguna más se une, para no saturar ni dar la lata nos trasladamos a otro grupo
abierto ex profeso para la ocasión, nos desatamos, nos morimos de la risa, nos
cae fatal el ñoño del suizo (más aún si Carlotiña Corredera va a atribuirse
-seguro que sí- parte o todo el triunfo si lo consigue), despellejamos a
propios y extraños, es un rato fantástico en el que se diría que no ha pasado
el tiempo, que hay cosas que permanecen (aunque echemos de menos el antiguo ritual
de votaciones y temazos como <i>Save Your Kisses for Me</i> o la esplendorosa
verticalidad de Betty Missiego).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><a name="_Hlk73648802"></a><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 24:<o:p></o:p></b></span></u></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>A QUÉ LLAMAMOS
EJEMPLAR<o:p></o:p></b></span></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"></span></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://imagessl2.casadellibro.com/a/l/t7/32/9788418538032.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="539" height="400" src="https://imagessl2.casadellibro.com/a/l/t7/32/9788418538032.jpg" width="269" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk73648108;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk73648802;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Como no fue en forma de dibujo animado,
Pippi Calzaslargas no apareció en el recorrido que Pablo y yo hicimos en </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">el
programa, pero también a ella la conocimos primero como protagonista, como
heroína, como referente, a través de una antológica serie de televisión. Una
chica libre, libérrima, libertaria, independiente, valiente, admirable, una
huella que por desgracia hemos enterrado, un icono al que nos referimos con un
tono entrañable pero poco (o nada) más, como algo pasado y superado. Por fortuna,
una escritora especializada en los más pequeños, en los chavales, María
Menéndez-Ponte, la reivindica reconociéndose heredera de la criatura de Astrid
Lindgren en su hilarante y emocionante (en todos los sentidos) <i>Verónica
Torres se rebela contra el mundo </i>que, con magníficas ilustraciones de
Ayesha L. Rubio, ha publicado recientemente Duomo. Dice la autora que este es
el libro que más le han pedido sus lectores, una especie de memorias, una
historia autobiográfica, la niña que fue (y que sigue siendo) revive en estas
páginas a ratos nostálgicas, siempre estimulantes y contagiosas. A buen seguro,
más de uno encerraría a Pippi, la prohibiría, la condenaría al ostracismo (ya
en su día había quien decía ciertas lindezas que prefiero no repetir), María
demuestra todo lo positivo que hubo, que sigue habiendo en alguien como ella,
su gran corazón, su hedonismo práctico, su inteligencia natural, su saber
sacarse las castañas del fuego, su “aquí estoy yo”, su lucha contra las
injusticias tanto sociales como emocionales, su impagable y honesto feminismo,
su arrebatador humanismo. Todo eso y algunas cosas más nada baladíes se respira
en este gozoso libro.<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 25:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LA COMIDA
NO SE TIRA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Los paseos con Fosco siguen siendo problemáticos en el sentido de lo que
uno se encuentra, de gente con la que se topa, de la inconsciencia reinante,
del egoísmo cada día más desatado, del incivismo generalizado, de los múltiples
obstáculos de cualquier tipo que hay que esquivar. Una de las cosas que me pone
de peor humor es la de comida que literalmente hay tirada en la calle, no hablo
sólo de aquellos desperdicios que rebosan contenedores, que hacen estallar
bolsas poco, mal o nada cerradas, los miles de rastros de quienes se sientan en
cualquier parte a comer y desperdician más que engullen, así lo atestiguan las
alitas de pollo, trozos de pizza, patatas fritas, bebidas derramadas, latas y/o
vasos de cartón pisoteados, vidrios, un cuadro desolador. No puedo evitar
pensar en tanta gente que pasa hambre, que incluso muere de ella, mientras se
desperdician cada día cantidades industriales de comida, no sólo la que compramos
de más, la que no consumimos, la que nos caduca, de la que nos cansamos, sino
esa que alfombra las terrazas de bares/restaurantes, las aceras, nuestro
transcurrir cotidiano, no es que me enfurezca, es que me lleno de odio (lo digo
como lo siento).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 25:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>VALOR
SEGURO<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/275400-large_default/pleamar.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="381" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/275400-large_default/pleamar.jpg" width="259" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como decíamos, cada uno interpreta a su modo (incluso las frases menos
complejas) las canciones de Franco Battiato, por eso, aunque soy de pocas
certezas, aunque siempre he sido más de seguir preguntando y preguntándome, aunque
me gusta pensar que siempre estamos a tiempo de mejorar, de evolucionar, de
seguir creciendo, me siento seguro cuando reafirmo algunas cosas, cuando compruebo/confirmo
que, como en este caso, hay escritores en los que puedo seguir confiando, que
no voy a sentirme decepcionado, que la aventura lectora junto a ellos gana
enteros, que renuevo entusiasmado mis elogios y parabienes. Y eso es lo que he
experimentado con <i>Pleamar</i>, el nuevo título de mi tan querido Antonio
Mercero que ha publicado Alfaguara, la constatación de que en el género negro
ha encontrado su territorio, una novela que (y prometo que lo tenía difícil
porque lo que consiguió allí me parece insuperable -desde luego, inalcanzable
para muchos-) puede compartir sin complejos honores con sus trabajos
anteriores, las dos historias protagonizadas por Sofía Luna, ese personaje admirable
en sí y como creación. Antonio sabe enganchar, atrapar desde las primeras
líneas, maneja con soltura y eficacia los resortes y convenciones (que no
convencionalismos) del género, no da gato por liebre, no confunde (pero sí
despista, es lo que toca, es lo divertido, es el reto para el que lee), no
engaña (en la resolución final, antes lo procura -y consigue- para que no la
tengamos clara) y, encima, se saca de la manga a los inspectores Darío Mur
(lector voraz, cómo no empatizar -a ratos- con él) y Nieves González, dos
personajes (es norma de la casa) bien acabados, poliédricos, con enormes posibilidades,
personajes con recovecos, con mochilas emocionales muy cargadas, que, sin
embargo, como ya sucedía con Sofía Luna, no anulan lo primordial, es decir, la
investigación policial, el enigma por desentrañar, el crimen a resolver, eso
que tantos que (afirman) escriben novela dizque negra suelen olvidar. Antonio Mercero
es un escritor de infinita honestidad que pone la trama y a los lectores por
delante de sí mismo, por eso se le lee con gran intensidad y enorme disfrute.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-32555009262162240482021-05-29T13:01:00.008-07:002021-05-29T13:01:56.778-07:00AHÍ DONDE MÁS DUELE<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 16:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>VER<o:p></o:p></b></span></i></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Procuro rehuir las frases hechas, incluso dichas con la mejor intención
del mundo, incluso con su parte (o su totalidad) de razón (cuando la tienen,
cuando uno lo percibe así), no digamos nada si están integradas en/extraídas de
esa prosa placebo que, contra viento y marea (aprovechándose de estos y otros
imponderables de cualquier condición, de los episodios de crisis reales o
imaginadas -y a veces inoculadas, perverso círculo vicioso que hace funcionar
el negocio: te “sano” de aquello de lo que previamente te “enfermo”-), vende
cada año millones de ejemplares de puro humo (que cada quien crea en lo que más
beneficios/seguridad/tranquilidad le reporte, pero no me digan que lo de los
Coelho, Bucay y demás es efectivo porque bien se ve que no -si sus fábulas, historias,
consejitos fuesen tan milagrosos, tan sanadores, el invento se terminaba mañana
y, ahí está el detalle, las borrascas mentales y emocionales que nos azotan-).
Así, no deja de escucharse una de las sentencias (sea dicho con toda la
retranca posible) más crueles, falsas y desconsoladoras (por más que pretenda
lo contrario) cuando se produce el fallecimiento de algún ser querido: “Ya te
acostumbrarás”. Por supuesto, por fortuna (y no en todos los casos), el primer
dolor se atenúa, rebaja su intensidad, se agazapa, pero jamás pasa, se queda
ahí esperando la ocasión para reaparecer, para lacerarnos incluso con más fuerza,
para recuperar toda su esencia, para alcanzar su latido más furioso, aprendemos
(cada uno a su manera) a convivir con la pena, con la ausencia, con el agujero
en el alma, pero (hablo por mí) resulta imposible acostumbrarse a su profundidad,
a su hueco: cuando menos se espera, cuando más vulnerable está uno, todo se
reproduce.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Así, tener que salir de casa con Fosco en brazos en busca de un taxi
para llevarle a urgencias porque, tras un par de días en que ha estado raro,
comiendo algo menos, rechazando su pienso habitual, muy apagado, empezó a
llorar durante el paseo de la tarde, a quejarse queda pero insistentemente, a
sentarse en el suelo y no querer caminar, por más que mientras hablo con la
clínica en casa parece más tranquilo y se ha tumbado en su rinconcito, sentir
su agitación, sus gemidos, volver a la calle acunándole, procurando no dejarme
llevar por el nerviosismo y el miedo, provoca que experimente una angustia
similar a la de la noche en que envolví a Dobby en su mantita y lo llevé a
urgencias, aquella última noche que llevo clavada (y, sobre todo, la tarde del
día siguiente cuando todo terminó), la herida que aún sangra. Para colmo, las
calles están a rebosar, las terrazas de los locales son hormigueros, es la inconsciencia
y/o el egoísmo de cada día, para colmo es festivo, hace una temperatura muy
agradable (incluso un poco excesiva), hay manifestaciones (me entero después de
que han coincidido dos) en Callao, la parada de taxis de la Plaza de Isabel II
(porque por más que la llamemos “de Ópera” ese es su nombre, a ver si algunos
se enteran) está despoblada, hay un grupo de gente bailando chotis frente a la
parte trasera del Teatro Real, un caos, empiezo a temblar y sudar (más), tengo
que dejar a Fosco en el suelo para poder llamar a un coche y el pobrecito casi
se tumba, deja la cabeza muy gacha, nos transmitimos nuestras ansiedades. La
peripecia para llegar a la clínica (una de 24 horas, al menos no está demasiado
lejos) es surrealista pero no me apetece describirla, dejémoslo en que di
algunos gritos, me indigné ante la burricie de quien incluso con un cartel
delante niega la evidencia, solté varias lágrimas, pedí perdón al conductor que
nos recogió porque era el menos culpable de lo sucedido.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Al menos, más allá de su notoria incomodidad, Fosco no parece estar
grave, incluso me da algunos besitos en el coche cuando estallo, me sosiega y
reconforta, inmediatamente bajo el tono y le acaricio diciéndole que no estoy
enfadado con él, que se está portando muy bien, que en seguida va a sentirse
mejor. La entrada en la clínica es muy diferente a la que hice en su día con
Dobby, hay mucha luz todavía y aquello ocurrió una noche de febrero, hacía frío
y no había nadie más esperando; aquí hay varias personas con sus animales,
algunos ya están siendo atendidos, lo de las urgencias veterinarias no se
diferencia mucho de las de cualquier hospital, si alguien se pone a la tarea saca
una serie que dejaría en pañales a <i>Urgencias</i>, de ahí que piense que el
título perfecto sería <i>VER</i>, en inglés por seguir el original (<i>ER</i>),
las siglas de <i>Veterinarian Emergency Room</i>. El peor momento es cuando un
chaval de no más de diez años llega junto a su madre llorando sin parar y
llevando en los brazos a una cobaya (<i>Henry</i>) que apenas responde a los
estímulos, al borde del desfallecimiento total (por no pensar/decir algo aún
peor), todos los presentes enmudecemos mientras la mujer explica en la
recepción cómo el animal se ha ido apagando/abandonando desde hace unos días,
la situación no parece pintar demasiado bien, en el tiempo en que a Fosco le
exploran, le detectan un bulto en la mandíbula, le hacen una citología, me lo
devuelven para que esperemos los resultados (en total, pasamos unas tres horas
en la clínica), <i>Henry </i>es ingresado, el niño se marcha abrazado a su
madre sin parar de llorar, nadie habla durante un par de minutos, confieso que
tengo que hacer esfuerzos para contener las lágrimas, las horas finales de
Dobby se adueñan de mi ánimo, nunca me repondré de aquel desgarro, al menos lo
de Fosco se localiza, se descarta algo maligno, lo más probable es que tengan
que hacerle una pequeña intervención, le prescriben medicación, hay que esperar
unos días para comprobar cómo evoluciona, por fin volvemos a casa donde, con
algo de esfuerzo, cena tan ricamente y le saco a pasear para que haga sus
necesidades y recupere sus rutinas, algo complicado cuando las aceras, las
calles peatonales, todo en general sigue ocupado por hordas de gente que, se
diría, tienen mucho que celebrar (sobre todo, que beber).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 17:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>QUE SUENE Y RESUENE<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.edicionesalfar.es/es/wp-content/uploads/2021/01/Mokup-Solos-Clar%C3%ADn-previa-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="774" height="400" src="https://www.edicionesalfar.es/es/wp-content/uploads/2021/01/Mokup-Solos-Clar%C3%ADn-previa-1.jpg" width="387" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk73214187;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Es mágico regresar a un autor al que se
admira, seguir descubriéndole, que se mantenga vivo y con la frescura de cuando
se llegó a sus páginas por primera vez, como si no hubieran pasado más de
treinta años de aquello. Gracias a Ediciones Alfar y su magnífica colección
Clásicos del </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">Siglo XIX, vuelve a ser estimulante y gozosa novedad
<i>Solos de Clarín</i>, el primer libro publicado por el inmortal escritor en
1881, un recopilatorio de su importante, punzante y espléndida labor crítica,
de sus imprescindibles textos periodísticos, de algunas narraciones que
revalidan (aunque no lo necesita) su magisterio y magnificencia en el relato,
el género que más frecuentó, la columna vertebral de su corpus literario; <i>La
Regenta </i>lo es en sí misma, desde luego, con esa novela le hubiera bastado
para pasar a la Historia, pero no conviene echar a un lado (y en las aulas se
ha hecho) el resto de su producción, las razones por las que hay que continuar
leyendo y venerando a Clarín. Esta recuperación, esta reedición, este
acontecimiento se completa con la cuidadosa edición crítica de Antonio Checa
Godoy, apostillando lo justo, contextualizando, acercándonos nombres y obras de
los que Leopoldo Alas se ocupa (con ironía, sin piedad, sin ocultar sus fobias,
explicándolas, igual que su aplauso cuando le nace), facilitando la legibilidad
y el disfrute de unos textos llenos de pasión, de expresividad, de
conocimiento, de osadía, de viveza, que nos sumergen en la realidad/el presente
de aquellos años en lo que a la literatura y especialmente a la escena se
refiere, recuperando a muchos autores hoy (e incluso casi en su momento)
olvidados/desconocidos, ayudando las precisas notas del profesor Checa Godoy a
la total comprensión de lo que Clarín escribía en caliente y que llega a nosotros
con la misma intensidad, con valor acrecentado, los <i>Solos de Clarín </i>resuenan
con la brillantez de antaño que la edición crítica restaura y restaña (y, entre
otras cosas, permite aunque sea de modo tangencial la toma de contacto con
quien fuese el primer Nobel de Literatura español: José Echegaray -que, las
cosas como son, como prologuista del volumen original no hace méritos para
ello-).<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 18:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ESPÍRITU TANGIBLE<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><i>Amazing Grace</i>, el histórico trabajo en directo de Aretha Franklin,
el álbum más vendido de su carrera, admirado y amado por millones de personas
en todo el mundo, estuvo a punto de ser también una película, pero el director
encargado de su realización, Sydney Pollack, olvidó utilizar la claqueta durante
el rodaje, lo que hizo imposible la sincronización del audio. El material
grabado (se calcula que unas 200 horas) fue archivado (por no decir oculto) en
la Warner hasta que, a punto de morir, el cineasta (según cuentan, sin
reconocer plenamente su error) cedió los derechos sobre el mismo al productor
musical Allan Elliot para que completase el trabajo, topando este con un
escollo importante: la propia Aretha Franklin (de hecho, fueron sus herederos
quienes dieron luz verde al estreno). Lo que se experimentó en aquellas por
derecho propio dos míticas e históricas noches de enero en la que con el tiempo
sería conocida como “Capilla Sixtina del Góspel” (la iglesia bautista misionera
de New Temple) acepta cualquier adjetivo, el ditirambo más encendido, los
calificativos más encomiásticos y jamás llegaremos a hacer justicia, era algo notorio
ya en la grabación musical, no en vano los orígenes del término están en el
vocablo <i>godspell</i>, es decir, “palabra buena”, hay algo notoriamente
benéfico, más allá del sentir religioso de cada uno, en estas composiciones que
nacen de lo más profundo, de lo más sentido, de lo más doloroso, de lo más
esperanzador, de la gratitud, del lamento, de la hermandad, del espíritu. <i>Amazing
Grace </i>no es un documental, ni tan siquiera un documento, no es la
plasmación en imágenes de un concierto, sino de una ceremonia, de una comunión,
de un diálogo con las creencias íntimas por más que sean colectivas, es una
experiencia transformadora, enriquecedora, impactante por la verdad que
destila, <i>Amazing Grace </i>es un trozo de vida, una reunión de múltiples
talentos (en lo artístico y en lo emocional, en lo particular, en lo humano, en
lo espiritual) que trascienden cualquier etiqueta, que apelan a algo que todos
tenemos/portamos y que no debe ser restringido ni mucho menos impuesto por
nadie, lo de menos es cómo lo llamemos o a quién nos dirijamos cuando nos
contagiemos del sentir de esa gracia que, repito, no es patrimonio de la
religión, es algo universal.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 19:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>EL OLVIDO
QUE (YA NO) SEREMOS<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/326/m_libros/portada_sin-permiso-del-rey_maria-teresa-telleria_202102241321.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="382" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/326/m_libros/portada_sin-permiso-del-rey_maria-teresa-telleria_202102241321.jpg" width="262" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><i>Sin permiso del rey</i>, obra de María Teresa Telleria publicada por
Espasa, es una magnífica biografía novelada, un concienzudo trabajo de
investigación, un hacer justicia necesario, la recuperación (casi el
descubrimiento, tan oculta/negada se encontraba la protagonista) de una
grandísima mujer, la primera en dar la vuelta al mundo, Jeanne Baret, botánica
sin formación académica pero dotada de un amplio, cotidiano y pragmático
conocimiento del mundo vegetal, de las plantas que sanan, ayudan, condimentan,
también de las peligrosas, de las venenosas, de las mortíferas, descubridora
(cuando menos partícipe, recolectora, testigo) de varias especies, otra de
tantas borradas, desposeídas de sus méritos, alguien que regresa al lugar que
nunca debió perder gracias a este magnífico e inclasificable libro, un prodigio
de contención, totalmente legible para un neófito (por no decir ignorante) en
la materia, un auténtico regalo para el lector omnívoro enamorado de las
historias y de la Historia. Conocer a la autora es aún más maravilloso, más mágico,
más inolvidable: los buenos oficios de mi Pepa Muñoz propician, una vez más,
que los del club de lectura LL vivamos una tarde apasionante y ampliemos
nuestros horizontes en cualquier sentido (y queramos que María Teresa escriba
más -sobre todo, sus memorias, viendo el vídeo comprenderán por qué-): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=gfqpfJE4gus&t=50s">https://www.youtube.com/watch?v=gfqpfJE4gus&t=50s</a>.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 20:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LA URGENCIA
VA POR BARRIOS<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Fosco tiene revisión, todo va mejor (aunque la cosa no termina aquí), al
menos esta vez no coincidimos con animales en estado grave (o que lo parezcan),
nadie llega por una urgencia (o que por tal se tome), hay una tranquilidad
general que se contagia y me viene muy bien, soy demasiado intenso, la
ciclotimia me hace pasar de la euforia a la desolación en pocos segundos pero
no aprendo a frenar, tanto levito como me despeño, me lo reprocho a menudo, de
hecho algunos de mis momentos más depresivos/deprimidos vienen por reacciones
extemporáneas que no consigo desterrar, hago propósito de enmienda muy a
menudo, pero sigo tropezando en la piedra de mis torpezas anímicas/emocionales,
esas que Fosco olvida en seguida para darme lametones o subirse al sofá para
poner la cabeza en mi regazo. ¡Cuánta lealtad sin pedir nada a cambio (bueno, a
veces reclama un premio, una chuchería, una nadería comparada con lo mucho que
me aporta, esa paz que se me agita demasiado y a la mínima)!</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-3684359093145007882021-05-23T12:57:00.003-07:002021-05-23T12:57:44.479-07:00PERDER (O NO) LOS PAPELES ANTE EL HORROR<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 10:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LA PASIÓN DE LA ADICCIÓN<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hay cosas/películas/lecturas que se te quedan grabadas aunque no
quisieras que así fuese, experiencias que te gustaría olvidar o, cuando menos,
sepultar con remembranzas más gratas, pero el ruido de la calle te lo impide,
no se deja de hablar de ello o, aunque no exista un clamor mayoritario, parece
que siempre acabas llegando a lo mismo (o no sales de ahí), en este caso, <i>Another
Round</i>, el oscarizado título de Thomas Vinterberg, tan aclamado, aupado,
laureado, encomiado por gente que se esponja para hacerlo, se siente importante
por eso, extrae/imparte lecciones de vida que no aceptan discusión, siguen la
tendencia tan generalizada a crispar, a dividir, a enfrentar, a contar la vida
en blanco o negro, sin matices. He ido dejando por ahí mi parecer, mi estupor,
mi decepción, es decir, iba convencido, con ganas, me gusta (y mucho) gran
parte de la filmografía del cineasta, admiro a Mads Mikkelsen (a quien, por
cierto, tuve el placer de entrevistar hace ya unos cuantos años: amable,
profesional, con un punto de timidez que le hacía muy cercano), tal vez por eso
quedé tan desolado y me muestro especialmente susceptible cuando leo lo que leo
por ahí. No termino de comprender (más allá del engorde de ego de quienes en
realidad se aplauden a sí mismos, porque captan lo que, dicen, a un simple
mortal se le escapa) cómo pueden reconocerse tantas virtudes en una película
(bien filmada/narrada) que apesta a apología, una visión podríamos decir
romántica, bucólica y atractiva, del alcoholismo, una visión blanda y ñoña de
lo que es un auténtico problema (algo que se olvida en la película, lo nefasto
queda fuera, en las elipsis, tampoco parece tanto, algún efectillo secundario),
una última secuencia que como tal es esplendorosa y hasta brillante (repito,
Vinterberg conoce su oficio e incluso provocándome un rechazo que va en aumento
según avanza el metraje me mantiene atento a la pantalla), el mismo tipo de
colofón que tantos de los que asienten, pregonan, exhiben su complacencia (y,
por ende, su perspicacia, su inteligencia, su dizque exquisitez) abochornan,
degradan, tildan de lo peor (llegando a insultar a autores y, sobre todo, al
público que paga su entrada) si viene desde Hollywood o su zona de influencia.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y entonces llegamos a <i>Gambito de dama</i>, la miniserie dirigida por
Scott Frank que, no me extraña, se ha convertido en un fenómeno mundial. Aquí
se habla de adicciones sin paños calientes ni blandenguerías, se disecciona una
personalidad adictiva tanto en lo bueno como en lo malo, desde pequeña lo vive
así, se deja arrastrar hasta el final, se convence de que sólo de esa manera
puede rendir como debe, triunfar, demostrar su excelencia (dicho en román
paladino, que sólo puesta hasta las cejas, sólo “colocada” juega bien -como el
profesor de la película de Vinterberg, sólo que este pasa de ser el más
aburrido a ser magnífico, vivaz, genial, todo un Keating-), incluso siendo
consciente de que eso la lleva al abismo, de que sus inseguridades no se
esfuman, todo lo contrario, pero las camufla (o cree hacerlo) mientras sus
verdaderas y casi congénitas facultades se ven en realidad mermadas, anuladas,
asfixiadas. Un círculo vicioso de dependencias y carencias afectivas y
emocionales, una telaraña pegajosa y muy letal que incapacita a la protagonista
hasta el extremo de no hacer nada por despegarse de la misma, una trama contada
con la intensidad necesaria, con un pulso muy firme, con un clasicismo que
incluso emociona en estos tiempos (a pesar de algunas veleidades “artísticas”
en la dirección que, por fortuna, quedan en poco), una historia tomada de las
páginas escritas por Walter Tevis, autor que extraía lo mejor del descenso a
los infiernos, a los abismos del alma de sus personajes, de los
mundos/submundos en que procuraban mantenerse a flote (no en vano también firmó
<i>El buscavidas </i>y su continuación <i>El color del dinero </i>-tan a
reivindicar en lo que a su versión cinematográfica se refiere-). Más allá de
los diversos aspectos que pueden y deben destacarse (ambientación, ritmo,
atmósfera, interpretación -colocando en lo más alto a una espléndida Marielle
Heller que, por cierto, deja en pañales a los de <i>Another Round </i>y sin
necesidad de truculencias/tremendismos-), si la serie resulta hipnótica es por
la colosal Anya Taylor-Joy, una auténtica diosa, una estrella como las de
antes, como las de siempre, una actriz descomunal que actúa sin que se le note,
ofreciendo emociones de tal honestidad que duele, perturba, incomoda, captura, implica
al espectador, le hace vivirlo con ella, le rinde a su magnetismo, a su verdad,
se convierte en su favorita, en dama vulnerable pero pétrea, genial pero
errática, un crisol de sensaciones, un trabajo que ya ha entrado en la historia
(y, si me apuran, en la leyenda).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 11:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>CUANDO
EMBISTE LA VIDA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788413620848-una-presencia-ideal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="527" height="400" src="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788413620848-una-presencia-ideal.jpg" width="264" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>“<i>Cuando oigo decir que la unidad de cuidados paliativos es el lugar
al que se va antes de morir, en vez de mosquearme, en vez de explicar con más o
menos paciencia que también tratamos el dolor en casos que no suponen una
muerte inminente, en vez de hacer eso, les doy la razón, muestro mi mejor
sonrisa, digo amablemente que así es, que muy bien visto, y añado de inmediato
que, en realidad, podría decirse lo mismo de todos los servicios del hospital,
de cualquier hospital, porque, al fin y al cabo, todo lo que merece la pena
llamarse vida, ¿acaso no es el conjunto de cosas que hacemos antes de morir? Y
créame que la frasecita siempre consigue producir su efecto</i>”. Así lo expresa
Mireille Gosselin, la jefa de la unidad de cuidados paliativos del hospital
universitario de Ruan donde (entre abril y diciembre de 2015) pasó varias
semanas el escritor argentino afincado en Burdeos Eduardo Berti, recogiendo los
testimonios de las personas (en su inmensa, muy inmensa mayoría, casi totalidad,
mujeres) que atienden este servicio, con los que ha construido un libro
emocionante, de esos pocos que merecen la etiqueta de “imprescindible”, una auténtica
maravilla que, con traducción de Pablo Martín Sánchez, publicó en España
Alianza Editorial hace unos meses: <i>Una presencia ideal</i>.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Del mismo modo que construye sus obras la Nobel Svetlana Aleksiévich,
Berti presenta una sucesión de declaraciones, de relatos, cede la voz a sus
personajes, a sus interrogados, a sus testigos, desaparece para no estorbar,
para que las palabras lleguen con la mayor pureza posible, para no quitarles
(ni ponerles) un ápice de sí mismo, un trabajo invisible que sólo se percibe en
el perfecto funcionamiento de la maquinaria, en cómo las piezas (aquí hay
capítulos de apenas unas líneas) encajan, se completan, son autónomas pero
adquieren un sentido mayor leídas consecutivamente, el orden en que aparecen se
demuestra como el único posible, ahí está el autor, al fondo, en la sombra, sin
estorbar, sin imponerse, sin señalar su presencia (sirva el título escogido
para aplaudirle y reconocerle). Transcurriendo donde transcurre, abordando el
asunto que aborda, se comprenderá que la lectura de este libro no resulta
fácil/agradable, pero no tampoco puede decirse que sea terrible en el sentido
de que el tono es reposado, nada enfático, muy natural, por momentos aséptico, acercándose
a los estremecedores extremos alcanzados por Joan Didion en <i>El año del
pensamiento mágico</i>, pero consintiendo unas bocanadas de aire, algún que
otro respiro mientras que la californiana (se) los negaba. Hay un dolor
sosegado pero continuo e imposible de acallar que vertebra el conjunto, una
pena ante lo inevitable que lo empaña todo, una asunción de que la muerte ha
ganado la partida de antemano que le confiere un pragmatismo (el de las
personas que conviven con ella a diario) que no evita las fisuras, el desánimo,
incluso las lágrimas o su mero atisbo, tal y como le señala (y agradece) la esposa
de un paciente a Dominique Louiron, médica residente: “<i>Hace tiempo que
quería decirle que me gusta verla así, al borde de las lágrimas… Sí, resulta
reconfortante ver la emoción de los médicos. Es agradable, porque es humano. Y,
sobre todo, tranquiliza a los familiares y amigos. Sabe a lo que me refiero,
¿verdad?</i>”. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><i>Una presencia ideal </i>es, por encima de todo, vitalista, sin
frasecitas para enmarcar, sin prosa placebo, sencillamente porque no de otro
modo pueden (y quieren) afrontar su trabajo los profesionales que acompañan el
tránsito, perdón por el eufemismo, lo diré como se debe, que esperan la muerte
junto a los pacientes, al lado de los familiares, con la singularidad de cada
una (“(…) <i>los tópicos, la verdad, dejan de funcionar en cuanto nos
enfrentamos a la enfermedad y a la agonía</i>”), con lo que todas tienen en
común (“<i>Si hay algo que se aprende rápido en este oficio es a callar cuando
no se tiene respuesta</i>”). El mejor y más sincero aplauso, la manera más sincera
de respetar, apoyar, homenajear a quienes no quieren ser considerados/tratados
como héroes (y menos todavía con discursitos vacíos, agradecimientos rutinarios
y con hora que se esfuman al día siguiente), es dejarles hacer su trabajo,
ayudarles en lo posible, acercarnos con prudencia y a través de lo que ellos
quieran compartir/expresar: “<i>No, yo no hablo de lo que pasa en la unidad ni
con mis amigos ni con mi familia, excepto con mi madre. Es la única que no me
desaconsejó venir aquí hace dos años. Es la única que me hace preguntas que van
más allá de las banalidades habituales. Los demás apenas me hacen preguntas;
los demás no entienden nada. En el fondo, me digo, no quieren entender. Hablar
de la muerte y del sufrimiento no está al alcance de todo el mundo. Así que me
callo. Y los protejo</i>”. Basta con saber que están ahí siempre, que no dan un
paso atrás, pero es de agradecer que alguien como Eduardo Berti les haya hecho
justicia y lo haya puesto negro sobre blanco para la posteridad.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk72697627"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72697627;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 12:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72697627;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72697627;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>APLAUSO INTERMINABLE<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72697627;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72697627;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Confieso que no siempre lo logro, pero cada
vez más procuro quedarme con lo que, a pesar de la nostalgia, de la añoranza por
lo que no regresará, me hace feliz, con </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">los buenos momentos vividos,
con lo placentero de aquellas tardes de sábado en que nada (ni, sobre todo,
nadie) perturbaba la paz, en que descubría cantantes, grupos, músicas, canciones,
en que celebraba a mis ídolos, en que compartía la pasión con los tíos, en que
veíamos <i>Aplauso </i>y se ampliaba mi eclecticismo, el mismo mamado en casa
donde igual se escuchaba a doña Concha Piquer como a Patxi Andión, <i>Luisa
Fernanda </i>o <i>Jesucristo Superstar</i>, donde convivían sin problemas
Barbra Streisand y Antonio Machín. Por eso, entre otras muchas cosas, era
genial aquel programa donde lo mismo veías a Parchís como a Duran Duran, a
Massiel como a Kiss, a Iva Zannicchi como a Pecos; durante muchas emisiones el
realizador del programa fue Hugo Stuven, quien ha muerto hace unos días, es
como si otro trocito de mi infancia, de la de tantos, se desprendiese del
corazón, aunque siempre habrá un rinconcito para recordar tantos buenísimos
momentos. ¡Gracias, maestro!<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk72698048"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 13:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>FANTASÍA EN LIBERTAD<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/329/m_libros/portada_viajeros-de-un-mar-de-nubes_borja-vaz_202102011531.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="387" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/329/m_libros/portada_viajeros-de-un-mar-de-nubes_borja-vaz_202102011531.jpg" width="258" /></a></div><br /><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72698048;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>De vez en cuando, hay libros que te llevan
de viaje en cualquier sentido posible, que te hacen regresar a los tiempos en
que querías leerlo y descubrirlo </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">todo (en realidad, continúo inmerso
en ellos), que te reaviven tu placer por el género de fantasía y lo que por tal
aprendiste a degustar desde muy pronto, incluso antes de tener plena conciencia
y la capacidad mínima para ir más allá de la mera aventura (razón más que
suficiente para devorar tantos títulos). Y ese es uno de los goces provocados
por <i>Viajeros de un mar de nubes</i>, el novelón (si no pongo el aumentativo
me parece que le hago de menos) que se ha marcado Borja Vaz y que ha publicado
recientemente Martínez Roca. En esta ocasión, nos voy a dar la vara porque lo
mejor para abrir boca y ganas es escuchar lo que el autor compartió con los del
club de lectura LL en el encuentro que mantuvimos con él, donde una vez más ejerció
como hada madrina mi Pepa Muñoz: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=NJ8vDbOiI88&t=9s">https://www.youtube.com/watch?v=NJ8vDbOiI88&t=9s</a>.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk72698568"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698568;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 14:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698568;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698568;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿Y EL LUGAR DE LOS DEMÁS?<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72698568;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72698568;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las calles están abarrotadas, mañana es
festivo en Madrid, perdón por resultar alarmista, no es mi carácter anacoreta
(que no oculto), casi mi condición, pero creo que no nos podemos permitir este
desfase, este libertinaje, esta manga ancha, esta complacencia, este “hay que
ponerse en el lugar de los jóvenes, tanto tiempo confinados”. Bueno, no caeré
en ese cierto </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">absurdo de comparar unas edades con otras, unos
tiempos (no tan diferentes, no nos hagamos ahora los formales) con otros, pero
no puedo dejar de pensar en ese egoísmo (que, por cierto, no sabe de años cumplidos
o por cumplir) implícito/explícito en la frasecita de marras: me pongo en ese
lugar, por supuesto, a pesar de querer ser Nero Wolfe he sufrido las
restricciones de movilidad, el no poder ver a la tía Carmen y a mi madre durante
casi tres meses, he perdido posibilidades de trabajo, de ocio, de estar con los
amigos, pero no queda otra, al menos así lo creo, así lo voy a seguir haciendo.
¿No podéis poneros por un momento al menos en el lugar contrario? ¿No tengo
derecho a reclamarlo?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk72699151"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72699151;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 15:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72699151;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72699151;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>MAESTRA EN/DE LETRAS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72699151;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72699151;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Viene Concepción Valverde al programa, la
llamo así porque de ese modo firma sus novelas, pero la quiero como Concha,
además me pide que me dirija a ella con esa familiaridad, con esa cercanía que
tenemos aunque es la primera vez que nos vemos cara a cara, hasta </b></span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ahora nuestro
contacto ha sido a través de Facebook, el primero que mantuvimos fue cuando leí
<i>El último fado </i>(publicado por Almuzara, al igual que su ópera prima, <i>La
biblioteca Fajardo</i>) y quedé cautivado por una prosa rebosante de sabiduría
literaria, de una exquisitez plácida y placentera, de un indudable conocimiento
de la pulsión narrativa, una gran lectora que devino en magnífica maestra (tuvo
que serlo, no hay más que disfrutarla mientras evoca algunos de los
títulos/autores que la envenenaron de palabras, de historias, de sueños), una
estupenda escritora que en breve presentará <i>Las soledades del Inca</i> y de
todo ello (de lo que da tiempo) habla con verbo encendido y pasión incontenible
y contagiosa en la versión televisiva de este blog: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/15/conocemos-a-la-escritora-concepcion-valverde-y-sus-libros-favoritos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/15/conocemos-a-la-escritora-concepcion-valverde-y-sus-libros-favoritos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-58091563264905954612021-05-17T12:54:00.007-07:002021-05-17T12:54:53.495-07:00NO HAY PAÍS PARA VIEJOS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 4:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>SI NO SE VE, NO EXISTE<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Toca ir a votar y es algo que nunca he dejado de hacer, incluso para depositar
un sobre vacío en la urna (hoy no es el caso). Voy un poco antes de la hora de
comer, suele ser un momento tranquilo, aunque lo de que los comicios se
celebren en jornada laboral, como en aquellas primeras e históricas elecciones
de la democracia, desbarata un poco lo digamos habitual/previsible. Además, por
supuesto, hay que tener en cuenta que seguimos en plena pandemia (¿Cuándo
podremos hablar de ella en pasado?), hay que respetar unos protocolos de
seguridad, el acceso a los colegios electorales es un poco más complicado/lento
(tampoco, al menos en mi caso, es para tanto), la distancia de seguridad
provoca que la cola parezca más larga de lo que en realidad es y, además, se
mueve a buen ritmo. Una señora se queja de que no han llegado hasta ella repartiendo
la segunda mascarilla que debemos ponernos sobre la que llevamos, su hijo le
dice que da igual (y añade “mamá”, por eso afirmo el parentesco), que en la
puerta se la darán, la mujer sigue refunfuñando porque “<i>a otros les han
puesto hora para que tuvieran que esperar menos y todo, ya ves tú</i>”, él le
dice que se trata de los mayores, que no pueden estar tanto tiempo de pie, y
ella, toda ufana, replica <i>“¿Y qué soy yo?</i>”. No puedo evitar la sonrisa
porque, cuando nos conviene/interesa, se pierde la coquetería o, al menos, esa
llamémosla manía de negar la edad, de querer rebajarla, de fingir que el reloj
se paró, que el calendario no avanza.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y, aunque parezca que no tiene nada que ver, recuerdo un documental que
vi no hace mucho, <i>Crip Camp</i>, nominado a los Oscar y producido por los
Obama, un golpe de realidad que más de uno debería darse, una película que, por
encima de todo, inyecta/devuelve ganas de vivir, que demuestra lo mucho que aún
queda por abatir, por allanar, por igualar, lo mucho que nos quejamos
injustamente cuando tenemos tantos privilegios por el mero hecho de ser
“normales” (dicho con todas las comillas del mundo, con muchísima ironía, con
la misma retranca que utilizan las personas que aparecen en pantalla). Las
imágenes de Jened, el campamento <i>hippie </i>que a comienzos de la década de
los 70 tanto hizo por la integración, la independencia (hasta donde era
posible), la toma de conciencia, el activismo para conseguir una sociedad
igualitaria, que tanto inspiró y ayudó a quienes eran considerados
prescindibles (lo vamos a dejar en eso: cosas peores se oyen/conocen en la
película dirigida, escrita y también producida por Nicole Newnham y James Lebrecht),
lo que allí se vivió y de lo que da testimonio un emocionante material grabado
en su momento, cuando aquello era una benéfica y prodigiosa realidad, nos
enfrenta a la vida tal cual, a lo que en Esparta era práctica brutal cotidiana
en lo alto del Taigeto y que (aún hoy en día) no es tan insólito ni está
perseguido como se debería, lo vemos con los ancianos, lo vemos con cualquiera
al que, por el motivo que sea, se trata como inferior, se interna con la
intención de negarlo/olvidarlo, de ocultarlo, de hacerlo desaparecer. En estas
llego a la puerta del colegio electoral, me pongo la mascarilla que sí me
dieron mientras la señora protestaba, extiendo las manos para que me las rocíen
con gel hidroalcohólico, subo unos escalones que no me suponen ningún esfuerzo,
soy un privilegiado, busco la mesa que me corresponde mientras saco el sobre
que, tal y como han recomendado (y he podido hacer por haber recibido la lista
a la que quiero votar, que esa es otra), preparé en casa, parece que todo está
bien porque no hay nadie que reniegue a mis espaldas, la buena mujer también
avanza, ya no se siente discriminada (con perdón, qué valor).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 5:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>«YA NO
TIENES VALOR, TE QUEDASTE SIN LUZ, SE ACABÓ TU MISTERIO»<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://images.penguinrandomhouse.com/cover/9780593313749" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="298" height="400" src="https://images.penguinrandomhouse.com/cover/9780593313749" width="265" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>“<i>Los ancianos no son una prioridad, son una molestia. El gobierno no
les asigna suficientes recursos; el sistema de salud es injusto e inadecuado;
la vivienda consiste en la mayoría de los casos en recluirlos lejos de la vista
del público. El país debería mantener decentemente a quienes contribuyeron a la
sociedad durante cuarenta o cincuenta años, pero no es el caso, a menos que se
trate de algún país excepcionalmente civilizado, uno de esos donde todos
quisiéramos vivir. La suerte terrible de la mayoría de los ancianos es terminar
dependiente, pobre y rechazado</i>”. Alguien dirá que son frases hechas,
manidas, clichés (como si haber podido devenir en eso les quitara veracidad,
razón, necesidad), alguien dirá que ya lo sabemos (entonces, ¿por qué siga que
sucediendo?), muchos negarán la mayor aún más porque el párrafo anterior está
escrito por una mujer que, además, no oculta su edad (en agosto cumplirá 79
años), y, para colmo, se llama Isabel Allende (su nombre altera a más de uno,
es mencionada con desprecio desmesurado por quienes, además, se las dan de
feministas -de eso en parte trata lo que ahora voy a comentar-). Su por ahora
último libro (publicado en España por Plaza y Janés, como el resto de su
producción) se titula <i>Mujeres del alma mía </i>y lleva un subtítulo muy
revelador (y que me entusiasma): <i>Sobre el amor impaciente, la vida larga y
las brujas buenas. </i>Es como una agradable conversación con la autora, es un
repaso en pequeñas píldoras de diferentes momentos de su vida, es una reflexión
pausada pero inflexible cuando debe (y argumenta por qué) sobre lo mucho que
aún queda por conseguir, lo que hemos dejado que algunas (es una pena pero debe
decirse en femenino) hayan radicalizado, usurpado, tergiversado, incluso si me
apuran conculcado, sobre un enfrentamiento enconado y a veces forzado/inventado
por gentes que sacan rédito de un odio que no debería ser tal, de soflamas,
eslóganes, falacias que harían rasgarse las vestiduras a Mary Wollstonecraft, a
las sufragistas, a Florence Nightingale, a Gloria Fuertes, a Carmen Martín
Gaite, a Doris Lessing, a Simone de Beauvoir (tan malinterpretada, tan poco
leída, tan manoseada y vilipendiada), a tantas mujeres que también siento en mi
alma (o me gustaría sentir, al menos), a tantas anónimas/desconocidas que han
hecho más por el mundo y por la humanidad que aquellos (y aquellas) que se
enfundan literal y/o moralmente en una bandera que ni les corresponde ni en
realidad defienden, levantando más muros de los que (se supone) buscan
derrumbar.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Isabel Allende, como digo, como puede rastrearse en la hemeroteca, como queda
claro en este relato íntimo (con un buen aporte de datos y apuntes tomados del
natural, de lo que acontece, de lo que hay), es buen ejemplo de lo que alguien
(sobre todo si es mujer) tiene que soportar cuando quienes se creen imbuidas de
ese derecho no le conceden el dizque “carné de buena feminista”: “<i>¿Por qué
tanto lío con mi apariencia? ¿Dónde quedó el feminismo? Porque me da placer. Me
gustan las telas, los colores, el maquillaje y la rutina de arreglarme cada
mañana, aunque paso la mayor parte del tiempo encerrada en el ático
escribiendo. «Nadie me ve, pero yo me veo a mí misma», como decía mi madre
filosóficamente, sin referirse solo al físico, sino también a aspectos
profundos del carácter y la conducta. Es mi manera de desafiar a la decrepitud.
Me ayuda mucho contar con un enamorado que me ve con el corazón; para Roger soy
una supermodelo, solo que mucho más bajita</i>”. Al final, jugamos al viejo
juego de confundir lo que ya saben ustedes con aquello otro y caemos en lo
mismo contra lo que alzamos (si es que lo hacemos) nuestra voz, como si el
activismo se demostrase con lo meramente estético (recuérdese al clásico: la
ética requiere de una determinada estética, por supuesto, pero no todo ha de
encomendarse a ello, es decir, al maquillaje -que lo que tantos exhiben-), sin
atender a lo que importa, es decir, a los hechos (seguimos con las citas: son
los que nos explican), a los resultados, al trabajo continuado y muchas veces
silencioso en favor de los demás (otros, ya lo cantó Cecilia, organizan con
profusión de cámaras y focos tes de caridad -qué fea palabra- para jugar a
remediar). Poco tiene que demostrar quien lo ha repetido hasta la saciedad, por
ella misma, por las mujeres de su vida, por las que ha inventado, por aquellas
a las que, de una manera u otra, ha dado su lugar en el mundo: “<i>Mi enojo
contra el machismo comenzó en esos años de la infancia al ver a mi madre y a
las empleadas de la casa como víctimas, subordinadas, sin recursos y sin voz,
la primera por haber desafiado las convenciones y las otras por ser pobres. Por
supuesto que nada de eso lo entendía entonces, esta explicación la formulé a
los cincuenta años en terapia, pero aunque no pudiera razonar, los sentimientos
de frustración eran tan poderosos que me marcaron para siempre con una obsesión
por la justicia y un rechazo visceral al machismo. Este resentimiento era
aberrante en mi familia, que se consideraba intelectual y moderna, pero de
acuerdo a los patrones de ahora, era francamente paleolítica</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Entro en la dialéctica que establece Isabel Allende con los lectores, evoco
algunas páginas que llevo, precisamente, grabadas en mi alma, pienso en mi
propia experiencia, en lo que aprendí junto a la abuela y la tía Carmen, anoto
frases en las que las siento representadas: “<i>El patriarcado es pétreo. El
feminismo, como el océano, es fluido, poderoso, profundo y tiene la complejidad
infinita de la vida, se mueve en olas, corrientes, mareas y a veces en
tormentas furiosas. Como el océano, el feminismo no se calla</i>”. Y, una vez
más, confirmo que la abuela fue una adelantada a cualquier tiempo, que no
hubiese desentonado en este, que hubiese seguido siendo auténtica, rebelde, activista
sin necesidad de subrayar o forzar nada, fue el mejor libro de texto para
procurar ser buena persona, valiente cuando eso (como ahora) se pagaba muy
caro, cómo me hubiera gustado haberle leído lo que escribe Isabel Allende: “<i>Esta
es la era de las abuelas envalentonadas y somos el sector de más rápido
crecimiento en la población. Somos las mujeres que hemos vivido mucho, nada
tenemos que perder y por lo tanto no nos asustamos fácilmente; podemos hablar
claro porque no deseamos competir, complacer ni ser populares; conocemos el
valor inmenso de la amistad y la colaboración. Estamos angustiadas por la
situación de la humanidad y del planeta. Ahora es cuestión de ponernos de acuerdo
para darle un remezón formidable al mundo</i>”.<i><o:p></o:p></i></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179057;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 6:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179057;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179057;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LO QUE SE ESCONDE BAJO LA ALFOMBRA<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179057;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72179057;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En realidad, no estamos tan lejos como sería
deseable, como </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">nos gusta pensar, de lo que sucedía en tiempos no
tan lejanos (no tan diferentes) en que se comerciaba abiertamente con la mujer,
en que era moneda de cambio en alianzas económicas y/o políticas, en
matrimonios pactados a conveniencia de los progenitores, en casamientos contra
natura, en sangres corrompidas por la endogamia y la ambición, en linajes cimentados
en el rencor y el crimen. No, no estoy exagerando, basta con leer un poco de
Historia, basta con soplar para que la literatura pierda la pátina romántica
que no tiene por más que se empeñen aquellos que o no la leen o tienen escasa
comprensión lectora, esos que suspiran por vivir una historia de amor similar a
la protagonizada por Romeo y Julieta, es decir, una de las grandes tragedias de
todos los tiempos. Y eso ocurre con la obra de Jane Austen, reducida a
estereotipos que, además, no aparecen en sus páginas, olvidando que escribía en
caliente, que al principio tuvo que ocultar su nombre, sin captar la ironía que
sus palabras/situaciones/personajes destilan (y no siempre camuflan), negándole
su denuncia, su retranca, su feminismo (¿Conocen estos tales <i>La abadía de
Northanger</i>?), tildándola de cursi, ñoña, romántica (y, aún peor, romanticona,
con sumo retintín). Para algunos, decir que <i>Los Bridgerton </i>bebe en sus
aguas es la crítica más mordaz que hacen tanto a las novelas de Julia Quinn que
la inspiran como en la serie producida por Shonda Rhimes y cuya primera
temporada hemos visto muy entretenidos y divertidos, sin mayores pretensiones,
cautivados una vez más por la voz de Julie Andrews (aun mermada es un
prodigio), jocosos ante cómo las apariencias quedan en eso cuando se publica al
día siguiente una hoja volandera que levanta todas las alfombras (la porquería
no desaparece, simplemente queda acumulada), ventila dormitorios y quita
máscaras.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 7:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>INÚTILES FUNCIONALES<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/327/m_libros/portada_poco-bebo-para-lo-mucho-que-tengo-que-tragar_debora-castillo_202012230943.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/327/m_libros/portada_poco-bebo-para-lo-mucho-que-tengo-que-tragar_debora-castillo_202012230943.jpg" width="263" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72179780;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El título genérico dado a estas notas, cambiar
el título a Cormac McCarthy para decir que no <i>hay </i>país para viejos (en
general), llevaba muchísimo tiempo dando vueltas en mi ánimo y me lo hizo recordar
la desopilante y </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">también emocionante lectura de <i>Poco bebo para lo
mucho que tengo que tragar</i>, la primera novela de Débora Castillo que ha
publicado Martínez Roca. Es una novela plena y maravillosamente femenina,
también feminista, pero no deja a nadie fuera, no traza fronteras, implica a
los hombres, no les reduce al estereotipo, de hecho consigue que nos
identifiquemos con su protagonista, cualquiera con unas cuantas décadas a su
espalda (incluso superando la edad del personaje) sabrá lo que es sentirse
arrumbado (como el arpa), invisibilizado, aparcado, jubilado de la vida y del
trabajo por “mayor”, hay muchas maneras de maltratar a los demás y hacerles
sentir inútiles funcionales (un hallazgo de la autora que le robo con toda
alevosía). Pero si la historia que narra me atrapa y conmueve, tener la fortuna
de conocerla a ella es, perdón por la expresión, todo un pasote, me la pido para
Reyes, qué genial, qué vitalista, qué mujer. Léanla, pero, para abrir boca,
vean el descacharrante encuentro que los del club de lectura LL mantuvimos con
ella, gracias por supuesto a los buenísimos oficios de mi Pepa Muñoz: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=h9XDkImxxUc&t=2s">https://www.youtube.com/watch?v=h9XDkImxxUc&t=2s</a>.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72180247;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 8:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72180247;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72180247;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>TEATRO EN LAS VENAS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk72180247;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk72180247;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Hoy en <i>El arpa de Bécquer </i>televisiva
recibimos la visita de una estupenda actriz, arrojada empresaria, heredera </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">de una saga
de gentes que lo dieron todo en y por el teatro, la nieta del gran Carlos
Lemos, la estupendísima Esperanza Lemos. Nos cuenta algunas de las lecturas que
la marcaron, nos permite asomarnos a la colección de clásicos teatrales de su
abuelo, repletos de anotaciones en que queda reflejado el proceso de trabajo
con que hacía suyos los personajes, los versos, las palabras. También hay
tiempo para hablar de una pasión compartida, <i>Don Quijote de La Mancha</i>, y
para conocer un poco más qué es y cómo nació Artes Escénicas Carlos Lemos, un
delicioso café teatro, un lugar para respirar, conocer y amar este noble arte.
Nunca mejor dicho, pasen y vean: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/08/hablamos-de-literatura-con-la-actriz-y-empresaria-esperanza-lemos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/?fbclid=IwAR3Af6tEv0EUPNNjUTPONRv_GH1vJBdNhido8vdqqEsY4IMszWOL5lhdZXs">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/08/hablamos-de-literatura-con-la-actriz-y-empresaria-esperanza-lemos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/?fbclid=IwAR3Af6tEv0EUPNNjUTPONRv_GH1vJBdNhido8vdqqEsY4IMszWOL5lhdZXs</a>.
<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 9:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>EL EGOÍSMO IMPERANTE<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Termina el estado de alarma, sólo eso, pero cualquiera diría que lo hace
todo, en realidad parecemos más abocados que nunca a ello. Lo siento, no puedo
compartir, mucho menos comprender, esa necesidad de invadir las calles para
beber, de reclamar una libertad que no nos han quitado (otra cosa es la interpretación
torticera de cada uno, lo que a cada quien le conviene pregonar, lo que tantos
están dispuestos a creer/secundar, el borreguismo con el que se supone quieren
desmarcarse del borreguismo que imponen los otros, los que se señalan como
enemigos -y esto se da en ambas direcciones-), vuelvo a sentirme vulnerable,
prescindible, mal mirado, me expulsan de cualquier lado (y no por mi edad, pero
en parte también). </b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-70050611231525152412021-05-06T12:43:00.006-07:002021-05-06T12:43:39.143-07:00QUE SI UNA IMAGEN, QUE SI MIL PALABRAS...<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 29:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LAS FOTOS QUE MÁS DUELEN<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sí, como prácticamente todo el mundo, he dicho la frasecita de marras
más de una vez, incluso creyéndomela a pesar de mi temprana vocación lectora,
poniendo por delante lo audiovisual cuando ni me refería a ello por ese nombre,
pero muy pronto descubrí que la dicotomía no es tal, que no hay por qué elegir
ni preferir (ni mucho menos poner por encima), que preguntar eso a un
periodista (e igualmente a un cinéfilo/lector voraz) es de una crueldad extrema
(o un desconocimiento total del oficio) muy similar a la que tantos niños son
sometidos cuando se les obliga (aunque sea en broma, ellos no comprenden ese
código) a decir en voz alta si quieren más a mamá o a papá. El caso es que,
como sucede con tantas frases hechas, tantos refranes, tantas sentencias (dicho
con toda la intención) populares, no se puede afirmar categóricamente que una
imagen valga más que mil palabras (tampoco al revés), depende del caso, de lo
que se transmita o no se sepa transmitir, del fotógrafo, del escribidor, de qué
comparemos con qué en concreto, vamos que el enunciado es vistoso, sonoro,
queda bien (o lo aparenta), pero no se pueden invalidar miles de palabras de un
soplo, hay imágenes muy poderosas pero no por ello invalidan a los grandes
contadores que en el mundo han sido, son y serán.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y volví a confirmar cómo ambas (palabras e imágenes) se necesitan, se
apoyan, se complementan, se conjugan, se mezclan, cómo unas se imponen sobre
las otras (y viceversa) en momentos puntuales, cómo es innegable la fuerza y
capacidad expresiva/evocadora de determinadas fotografías (que no necesiten
nada más no significa que haya que prescindir del relato de cómo se consiguió
una instantánea, todo lo contrario), volví a quedar cautivado por las
herramientas básicas de mi oficio (y de mis pasiones) gracias al
interesantísimo documental de Kim Longinotto <i>La fotógrafa de la mafia</i>,
dedicado a la figura y la obra de Letizia Battaglia, la mujer a la que debemos
gran parte del conocimiento que tenemos de una de las épocas más cruentas de la
Cosa Nostra en Sicilia, también llamada “los años de plomo” (que en España nos
lleva directamente al periodo comprendido entre 1978 y 1980 cuando ETA perpetró
el 29% de todos los asesinatos de su criminal historia). Mientras sigo su
periplo profesional y vital, mientras la escucho desgranar su historia (la
íntima y la social), mientras penetro en sus imágenes, anoto algunas frases que
me remueven/conmueven: “<i>El amor es una estafa, porque si fuese amor no se
acabaría nunca</i>”, “<i>No puedes ser feliz de verdad si has vivido tanto
horror, si has visto el dolor de los se quedan</i>” (ese que su cámara ha
captado en tantas ocasiones, ese dolor que ha quedado congelado -y por lo
tanto, intacto, prístino, golpeador como el momento en que se produjo, en que
el llanto estalló-) y, por encima de todo, “<i>Las fotos que no hice son las
que más me duelen”</i>. Es decir, el crimen que no se registró, que parece
diluirse en el aire con el paso del tiempo porque, ahí sí, por mucho que quede
el recuerdo, tal vez el testimonio en prensa, el relato apresurado, la noticia
más o menos breve, si no hay imagen que lo perpetúe diríase que es menos
crimen, que se beneficiará del olvido, que no adquirirá la posteridad que las
fotografías de Battaglia han conferido a tantos llantos, lamentos, gritos
desgarradores, tantas imágenes que ha estado tentada de quemar en algunas
ocasiones debido a la belleza que la gente encontraba en ellas y que puede que
de alguna manera exuden, de ahí que precisemos de las palabras para
contextualizarlas, para interpretarlas correctamente, para no dejarnos llevar
por su virtuosismo, para que nadie piense que son artificios creados para ser
inmortalizados por el objetivo de la cámara.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 30:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>TODO PUEDE SER DIVERTIDO<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b></b></o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/71MRS8opP6L.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="535" height="400" src="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/71MRS8opP6L.jpg" width="267" /></a></b></div><b><br /> </b><p></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk71226042;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sé que mucha gente ha llegado a los libros a través de las películas, sé
que hay quien gusta de ambas opciones, se trata de leer, no hago ningún
reproche en ese sentido, pero en lo que a mí respecta jamás las imágenes podrán
sustituir ni tan siquiera igualar a las palabras escritas por J. K. Rowling, es
decir, no puedo con la adaptación cinematográfica de las novelas protagonizadas
por Harry Potter, con ninguna de las ocho cintas (salvo parte de la dirigida
por Alfonso Cuarón -y porque después de la ñoñería inane perpetrada por Chris
Columbus era fácil elevar algo el listón, por más que los guiones de Steve
Kloves hayan sido el mayor lastre, el mayor error, los máximos culpables de mi
desencanto-). La saga literaria me ha regalado momentos inolvidables, mágicos
(como corresponde), emocionantes, fue maravilloso vivir la evolución de los personajes,
del estilo de la autora, su crecimiento (en todos los sentidos, no en vano en
cada tomo Harry, Hermione y los demás cumplen un año), su oscurecimiento, su mayor
extensión al abordar historias/sentimientos más complejos, al dirigirse a
lectores que, al igual que los protagonistas, empezaban siendo niños y se iban
haciendo mayores mientras leían. Por eso he celebrado sobremanera el sorprendente
y divertidísimo <i>Cocina con Harry Potter. El recetario no oficial </i>de Dinah
Bucholz que, con traducción de Antonio-Prometeo Moya, publicó Duomo a finales
del año pasado, un modo fantástico de recordar la saga o adentrarse en ella a
través de las delicias que aparecen en las siete novelas, así nos lo anuncian
(y cumplen con ello): “<i>De la cerveza de mantequilla al pastel de caldero y otras
150 recetas deliciosas para magos y no magos</i>. Es mucho más que un
recetario, no sólo aparecen los pasajes concretos de donde se extrae la
inspiración culinaria (convenientemente señalizados, es decir, a qué título y a
qué capítulo de este corresponden), sino también anécdotas, referencias
históricas, curiosidades sobre alguno de los productos empleados o sobre la
receta en sí, ¡con decirles que incluso me entraron ganas de ponerme a la
tarea! Un libro inspirador como pocos, un hallazgo.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 1:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LEER CON
AMIGOS<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>El programa de esta semana es un tanto especial porque supone recibir a
alguien a quien considero amiga, Ana G. D´Atri, la conocí en aquel curso de producción
editorial en el que tanto aprendí, tantos miedos abatí, tantas capacidades
descubrí, la máxima prueba de ello es el arpa que pueden ver en la cabecera, un
GIF que, con la inestimable ayuda de Marina, esa magnífica profesora, logré
hacer tal y como lo imaginé, con sus notas en movimiento, aún no doy crédito.
Ya en aquel momento, Ana, que ya había formado parte de la industria editorial,
estaba regresando a la misma junto a Jaime Gona, editor antes de planteárselo,
alguien que compró los derechos de un libro (<i>Haneke por Haneke</i>) porque
pensó que debía ser traducido al castellano. Así se forjó lo que ya es una
realidad, El Mono Libre, una editorial con las ideas muy claras, con una
todavía corta pero bastante fructífera vida, de todo ello hablamos y pueden
verlo si pinchan en el siguiente enlace: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/01/editorial-mono-libre-publicaciones-su-relacion-con-el-cine-y-mucho-mas-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/05/01/editorial-mono-libre-publicaciones-su-relacion-con-el-cine-y-mucho-mas-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>
<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 2:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Y CON TANTO
RUIDO…<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque lo tengo demasiado abandonado (más de lo que querría, pero entre
unas cosas y otras no encuentro el momento adecuado, las ganas necesarias, el
empuje relajado, es decir, no sentirlo como una obligación/tarea), ese proyecto
literario que empecé hace unos meses, ese puzle personal que me dio por
reconstruir, ese escrito continúa fraguándose y creciendo en mi interior, no lo
olvido, lo voy reajustando aunque al final, el día en que me propongo seguir
escribiendo, siempre haya algo (mi propio cansancio, mi proverbial pereza) que me
lleve a posponerlo. Mientras tanto, al margen de algunas lecturas/relecturas
que esperan su momento, vuelvo a películas de aquellos años en que todo se
forjó o en que echaba a andar de tantos modos, a ese tiempo de formación
personal, lectiva y emocional (aunque nunca se deje de aprender o, al menos,
así procuro afrontar cada día), me dio por recuperar un título que, tal vez por
tardar en verlo, por las expectativas despertadas, por lo mucho que escuché hablar
de él, no supe apreciar como hubiese debido, o eso pensaba hasta la otra noche.
<i>Acorralado </i>ha vuelto a parecerme cansina, facilona, incluso torpe, nada
espectacular ni arrebatadora, no comprendo la fascinación de tantos; sí, capto
el mensaje, aquello en lo que tantos incidían para distinguirla de otras películas
de acción/violentas, hay una clara denuncia, una crítica a una sociedad ingrata,
injusta, despótica, nada nuevo bajo el sol, algo que sigue siendo, por desgracia,
la tónica habitual, desagradecidos hasta el extremo con aquellos que, en tantos
casos literalmente, han puesto su vida en riesgo, la han perdido por defender/ayudar
a los demás. Pero ese sustrato se pierde/queda ahogado por la pirotecnia, por
el supuesto espectáculo, por la acción, lo que menos importa/preocupa es cómo y
por qué sucede lo que se ve en pantalla, cómo y por qué John Rambo es/se
comporta/estalla de esa manera, se genera tanto ruido (en el sentido dado al término
en el ámbito de la comunicación) que el mensaje se pierde/diluye y sólo
permanece el estereotipo (para colmo, contaminado -más ruido- con la parodia
que Santiago Urrialde hizo tremendamente popular, incluida una frase que no se
pronuncia ni esta película ni en las posteriores -sí una similar: “<i>¡No
encuentro las piernas!</i>”). Es lo mismo, por cierto, que los artífices del
invento (del de antes y del de ahora) están haciendo con el testimonio que
semana a semana va desgranando (con pruebas documentales) Rocío Carrasco: las
lecciones de ética y deontología profesional a cargo de quien la ha pisoteado
(y pisotea) durante muchos años, de quien impartió justicia en contra de quien
ahora se reivindica como víctima, los discursitos de la tal Corredera, la ahora
también abogada Isabel Rábago, Vázquez, Hernández y demás predisponen a la
oposición, a la incredulidad, a la reprobación (que es, por cierto, a lo que
ellos han enseñado y enseñan en cada programa de antes, de ahora y de los que
vengan -no hay más que ver cómo se siguen comportando, cómo guardan silencio
sobre lo sucedido con Carlota Prado, cómo miraron sin intervenir durante lo que
a todas luces era una violación, cómo actuaron después del abuso-).<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 3:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>NO ACTUAR
(NI VOTAR) SIN REFLEXIONAR<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Es jornada de reflexión, ¿no deberían serlo todas? Al igual que con eso
de los “días de”, nunca le he encontrado sentido a esta se supone que obligatoriedad
de pensar/repensar tu voto; habrá quien lo necesite, por supuesto, pero dar por
hecho que todo el mundo precisa de un día sin propaganda electoral para decidir
qué papeleta va a depositar en la urna (o si va a acudir o no, algo que, sobre
todo lo segundo, tantos tienen claro aunque sea por rutina) me parece, lo digo
como lo siento, de no tener la más mínima confianza en el electorado, tomado
una vez más en conjunto, como rebaño. Para bien o para mal, la mayoría tenemos
claro qué vamos a hacer, puede que tras haberle dado muchas vueltas, el único
alivio es dejar de escuchar a todos estos vocingleros, a estos (ejem, ejem)
servidores de la sociedad, de la comunidad, de la patria, del palabro que les
interese promocionar en ese momento. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin embargo, mientras paseo a Fosco, me encuentro con una pareja que
parece haber aprovechado el día para eso precisamente, que han apurado plazos,
que no han tomado una decisión en caliente. El perro y yo llegamos muy cerca de
ellos cuando la chica está terminando de grabar un vídeo con su móvil, justo se
está despidiendo, <i>“pues nada eso es todo, os queremos, adiós</i>”, y él le
dice en un tono pausado “<i>no, mujer, así queda como si no pasara nada, como
si no fuera importante, no sé</i>”. Ella se encoge de hombros, orienta el móvil
hacia él, “<i>pues grábalo tú, anda</i>” (sin malos modos) y allá que se lanza:
“<i>Hola, aquí estamos viendo el Palacio Real y tal, ahora que hemos parado un
momento aprovechamos para mandaros este vídeo porque en un mensaje queda como
muy frío. El caso es que hemos pensado posponer la boda, no está claro que todo
el mundo pueda venir, aún hay muchas restricciones, todavía no hemos pensado
nueva fecha, tenemos que hablar con la iglesia, queríamos que lo supierais,
todo está bien, os queremos”</i>. Lo cierto es que lo dijo en un tono más bien
monocorde, como cumpliendo un trámite, no puedo decir si el mensaje de ella era
mejor, el caso es que a él no le gustó, pero no me cabe duda de que efectivo
fue un rato, nada que ver con lo de <i>Acorralado</i>. Ellos reflexionaron y
dejaron los votos matrimoniales para mejor ocasión, cada uno que haga lo que
considere, yo pienso ir a votar mañana e incluso tengo preparado el sobre. </b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-67075832934125131452021-04-30T12:58:00.002-07:002021-04-30T12:58:14.185-07:00CADA HISTORIA TIENE SU FINAL<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 24:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>QUÉ FÁCIL FUE QUERER LEER<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Me recuerdo leyendo desde antes de saber, perdón por la exageración,
pero es que aprendí las letras a edad muy temprana porque el tío Miguel me las
iba enseñando en las matrículas de los coches durante el paseo dominical hasta
la Dehesa de la Villa; además, en casa siempre hubo cuentos, tebeos y libros al
alcance de la mano, no me fue nada complicado sentirme atraído por aquellos
objetos que mis hermanos devoraban, mi madre ha sido buena lectora toda la
vida, igualmente el tío, a mi padre nunca le vi con un libro entre las manos
pero, a cambio, traía cada día el periódico y alimentó mi vocación desde antes
de que la descubriese. Al margen de estas circunstancias concretas, la oferta
era amplísima, muy variada, irresistible, lo más lógico del mundo era zambullirse
en las páginas de algo, fuimos una generación privilegiada en ese aspecto, y de
eso es de lo que hablamos Pablo y un servidor en el programa de hoy, de
aquellos autores, aquellas colecciones, aquellas ediciones, aquellos volúmenes
que estaban en todos lados, que reclamaban atención, que se imponían, que nos
proporcionaron tantas horas felices; cerrando el círculo, escogemos algunos
títulos publicados recientemente porque, por fortuna, en lo que a la lectura se
refiere, no sólo de nostalgia vive uno, siempre hay algo nuevo a lo que
atender, siempre nos queda mucho, tanto, todo por leer, por eso hacemos sonar
el arpa cada sábado en ese espacio que han tenido a bien cedernos en Déjate de
Historias TV y que pueden ver pinchando en el siguiente enlace: </span><a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/27/los-libros-de-nuestra-infancia-el-arpa-de-becquer-dejatetv/"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/27/los-libros-de-nuestra-infancia-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</span></a><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"> <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70707165;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 25:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70707165;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70707165;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LA NOCHE DESEADA<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70707165;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk70707165;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>También fue muy sencillo amar el cine, en
realidad se trata de lo mismo, ahí incluyo mi temprano interés por la radio, es
el placer de leer/ver/escuchar una historia, de dejarse seducir por una
narración, Sherezade adquiere mil formas, </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">el sultán que somos cada uno
de nosotros va a quedar siempre cautivado y con ganas de más. Pero tuvimos la
fortuna de ser espectadores de aquella espléndida y tan añorada programación de
TVE (no sólo en lo que a oferta cinematográfica se refiere), de bebernos todo
lo que se emitía, lo que entendíamos y lo que no, la semilla germinaba más
pronto que tarde, había espacio y tiempo para todo, las películas “cultas” o
“intelectuales” de <i>La clave</i>, los exhaustivos ciclos de <i>Cine Club </i>donde
aprendimos a adorar a Marlene o a Rita, pero también a Imperio Argentina, las
películas gozosas de <i>Primera sesión</i>, la magnífica cita que suponía <i>Sábado
cine, </i>nos hicieron cinéfilos de corazón y alma, espectadores (como antes
lectores) omnívoros, es un hecho. Y en cuanto empecé a tener conciencia de la
ceremonia de entrega de los Oscar, cuando empecé a interesarme (y pasarlo de
miedo) con los resúmenes posteriores, los números musicales, los momentos que
pasaban a la historia, anhelé poder verla completa, pasar lo que aquí era la madrugada
disfrutando con algunos de mis actores preferidos, apostando por las películas
que me gustaban (si bien es cierto que muchas no llegaban a España hasta que
habían cosechado premios), seguí la carrera hacia la estatuilla lo mejor que
pude en mi adolescencia, un buen día llegó la noticia que pensaba jamás
escucharía: TVE iba a retransmitir la gala completa, en directo, estábamos en
1988, se hablaba muchísimo de <i>El último emperador</i>, también de <i>Atracción
fatal</i>, se oía no sé qué, se rumoreaba lo otro, pude ver ambos títulos (y
alguno más: <i>Esperanza y gloria</i> se me grabó a fuego) antes del día
señalado, no vi la gala entera, había clase al día siguiente, pero me levanté
más temprano para al menos vivir la emoción de los considerados premios más
importantes, de las categorías de las que todo el mundo habla (y atiende) al
día siguiente, según encendí el televisor aparecía en el escenario Marlee
Matlin para entregar el Oscar al considerado mejor actor del año que, se
cumplía el pronóstico, era<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Michael
Douglas por <i>Wall Street </i>(que aún tardé unos meses en ver).<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Desde entonces, he sido fiel a la cita, con reuniones en casa de
compañeras de la facultad, después en casa de los tíos (por desgracia muy
pronto sólo de la tía, por más que él vaya a estar ahí donde yo esté siempre),
con el tiempo aquí en nuestro hogar, el cosquilleo persiste incluso aunque,
como este año, vaya a verla solo porque Pablo no está, es la noche de los
Oscar, todo puede suceder, siempre hay tiempo para alguna sorpresa, hay algunas
candidaturas abiertas, no todo está escrito, déjenme seguir soñando, ser aquel
chaval que llegó al instituto entre nubes porque había sido testigo de (parte)
de la ceremonia, lo de menos era que <i>El último emperador </i>no me pareciese
para tanto (ganó nueve de nueve) y que hubiesen preferido a Cher sobre Glenn
Close (desencanto que se acentuó cuando vi <i>Hechizo de luna</i> que, para
colmo, se llevó el gato al agua en la categoría de guion original o cuando
descubrí a la inmensa Holly Hunter de <i>Al filo de la noticia </i>-por cierto,
otra de las películas de mi vida, más aún porque en ese momento ya tenía claro
lo que quería estudiar, de hecho la vi después de haberme matriculado en
Periodismo-). Son los Oscar, ya digo, y yo voy a estar ahí.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70708741;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 26:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70708741;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70708741;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>«¿DE DÓNDE VENÍS?»<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk70708741;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk70708741;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Decir aburrimiento es decir poco, tal vez
sería desolación la palabra más acorde para describir el modo en que me fui
despegando de la pantalla, repantigándome </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">en el sofá, curioseando en las
redes sociales para espabilarme, para no dejar llevar por la apatía, para no quedarme
dormido, enviando algún WhatsApp a Pablo para irle cantando los premios, poco
más había que destacar (bueno, y las inconveniencias/sandeces/errores, la
tónica habitual de la retransmisión a través de Movistar desde hace ya
demasiado tiempo). Tras un comienzo con títulos de crédito al más puro estilo
clásico incluidos, con un travelling arrebatador, con el caminar decidido e impecable
de Regina King, con Steven Soderbergh haciéndose cargo del invento, tras unos
segundos conteniendo el aliento porque parecía avecinarse una gala histórica,
el edificio empezó a venirse abajo desde los mismos cimientos y, sí, posiblemente
merezca ese calificativo pero por todo lo contrario a lo que se esperaba, a lo
que hubiera sido deseable. Ni el anhelado triunfo de Anthony Hopkins ni la
magnífica Emerald Fennell coronándose como guionista (y directora aunque no
ganase), es decir, el primer y el último premio entregados, ni el hecho de que
aplauda a <i>Nomadland</i>, la prodigiosa dirección de Chloé Zhao y la
interpretación tan llena de verdad que no lo parece de Frances McDormand me
quitaron el mal sabor de boca. Al menos, Glenn Close volvió a demostrar su
clase, su señorío, agrandó su leyenda, logró un momento para la historia y sin
necesidad de ganar un premio de consolación, una compensación por el ninguneo/olvido,
una estatuilla a todas luces inmerecida -lo mejor que puede hacerse con <i>Hillbilly
</i>es enterrarla y que no emponzoñe (más) la trayectoria de sus intérpretes<i>-</i>,
la misma que debería obrar en su poder hace tanto, los años que un servidor
lleva viendo la gala, ya lo escribí antes, o uno menos puesto que después de <i>Atracción
fatal </i>llegó <i>Las amistades peligrosas</i> y aquello fue el acabose. Confiemos
en que la deriva (de todo) varíe muy pronto y pueda decirse, con la emoción de
antaño, “¡anoche vi los Oscar!”.<i> <o:p></o:p></i></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 27:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>FIERAS ENJAULADAS<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/11966-thickbox_default/animal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="518" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/11966-thickbox_default/animal.jpg" width="259" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por más que nunca pierda el entusiasmo lector, por más que nunca me
sacie de libros en general y del género policiaco/detectivesco/thriller/negro
en particular, me agotan las fórmulas, los plagios más o menos descarados, las
repeticiones, los esquemas, aquello que se limita a seguir un camino trillado,
las historias sin alma, las que no me implican, las que olvidan el juego
delicioso y si se quiere morboso que planteaban los clásicos, aquellos a los que
jamás alcanzarán ni tan siquiera remedarán. Y aún más detesto (permítanme que saque
a pasear a aquel crítico feroz que -dicen- fui, hoy más que nunca viene a
cuento que la fiera dé un paseo) aquellos dizque autores que se colocan en una
posición altanera, que pretenden demostrar todo el rato lo inteligentes/brillantes
que son, que sólo buscan epatar, que buscan su lucimiento a base de (aunque sea
de forma sutil) menospreciar al lector, no le hacen partícipe, no le dejan
intervenir, le sientan para al final jactarse “<i>¿te has dado cuenta de lo
magnífico que soy?</i>”, engañan con malas artes/maneras (por no decir
estafan), no plantean un rompecabezas porque no dan las piezas para que cada
uno intente armarlo antes de que lleguen las últimas páginas y la resolución del
enigma, se envenenan de (supuesto) estilo, de (aún más) ingenio, de (ni te
cuento) ego estratosférico (y no hay más que ver los tutis o declaraciones de
algunos para darse cuenta -aunque a más de uno lo tuviese calado hace tiempo,
no necesité colores para ello-).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por eso celebro con tanta alharaca la llegada de <i>Animal</i>, la ópera
prima de Leticia Sierra que, tras ser autopublicada, ha pasado al catálogo de
Ediciones B: primero, porque es una novela de investigación con hechuras
clásicas, porque eso es lo que prima (y, además, desarrolla en paralelo y hace
confluir dos no tan diferentes como a veces pudiera creerse: la puramente
policiaca y la periodística); después porque, aunque como tantas en el género
pueda tener continuidad en el sentido de inaugurar una serie, estamos ante una
historia autoconclusiva, no quedan cabos sueltos ni (lo que todavía es peor: se
vende humo una vez más) es la intención de la autora hacer una segunda parte
aunque ni la tuviera pensada ni venga a cuento (como tantos que, de repente,
hablan en clave de trilogía, como si lo tuvieran todo pensado desde el
principio -y, por desgracia, se demuestra pronto que para nada-). <i>Animal </i>no
necesita de ningún estrambote para ser una obra redonda, espléndida, una
prospección en caliente del lado más oscuro/despiadado/bestial de cada uno de
nosotros, una narración que espanta por lo verosímil, por lo descarnadamente
honesta, por lo que escarba y muestra, por tratar al lector como un ser
pensante y participativo, porque no le sobra ni una coma, porque no le falta ni
una palabra. Si la lectura fue un gozo, el encuentro que los del Club de
Lectura LL mantuvimos con la autora gracias a los buenos oficios de mi Pepa
Muñoz fue espectacular, sobre todo porque Leticia se abrió en canal, no se
guardó nada (excepto los spoilers, hay que tener mucho cuidado con lo que se
dice porque a algunos se les entiende todo, jajaja), demostró que es una
escritora con las ideas muy claras y asentadas y que esta va a ser su primera
novela porque habrá más: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=5CqSbiHip5Y&t=3s">https://www.youtube.com/watch?v=5CqSbiHip5Y&t=3s</a>.
<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><u><o:p></o:p></u></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 28:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>NO ES UN
ADIÓS PARA SIEMPRE<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>En estos días he concluido dos series de televisión que me han proporcionado
muy buenos ratos, en las que me he sentido acogido, en las que siento he hecho
grandes amigos, camaradas, gentes cuyo recuerdo me va a acompañar siempre, en
ambos casos fui dosificando los últimos capítulos, en ambos casos me he
emocionado hasta las lágrimas (si bien es cierto que de signo diferente). La
primera que terminé (después de buscar casi con la lengua fuera uno de sus
capítulos como ya conté en estas páginas) fue <i>Merlí</i>, toda una creación
de Héctor Lozano que, dirigida por Eduard Cortés, me ha hecho regresar a mis
años de instituto, enfrentarme a aquel adolescente lleno de dudas, de
inseguridades, de pulsiones a las que le daba miedo poner nombre, aquel que
tantas cosas hizo mal, que tanto se equivocó, que vivía confundido, aquel que
encontró (o se la encontraron) su vocación, aquel que tanto se parece a los
protagonistas adolescentes de la serie. Si Francesc Orella nació para ser Merlí
(o viceversa), el nivel interpretativo de quienes asumen los personajes de sus
alumnos es apabullante, demuestran que hay cantera, que hay realidad, que los
directores de casting (y los otros) deberían hacer un poco mejor su trabajo,
que una serie tiene audiencia sin recurrir a los nombres de siempre, a los que
se supone la aseguran (cuando tantos lo que consiguen es el efecto contrario:
den una vuelta por ese invento llamado Twitter, señores). Desde ahora, me
declaro fan incondicional de David Solans, Carlos Cuevas, Elisabet Casanovas,
Adrian Grösser, Pau Poch, Albert Baró, Candela Antón, Júlia Creus, Marcos Franz
y el resto. ¡Bravísimos!<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>La otra serie a la que me refiero, a la que llegué un poco por
casualidad, por inercia, por conocer a las competidoras en premios de <i>La
maravillosa Señora Maisel</i>, es <i>Schitt´s Creek</i>, la serie que ha devuelto/colocado
a la sublime Catherine O´Hara en el lugar que nunca debió abandonar/siempre
debió estar, la serie que ha supuesto para quien suscribe la constatación del
desbordante y multidisciplinar talento de Daniel Levy, la serie (entre otras
muchas cosas) que cuenta con impagable sensibilidad, con emoción honesta a flor
de piel, una historia de amor homosexual sin afecciones ni estereotipos, un auténtico
prodigio y, además, todo un deleite. ¡Os echaré de menos, familia Rose!</b></span><o:p></o:p></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-58964218106758069562021-04-25T13:04:00.002-07:002021-04-25T13:04:12.039-07:00AULLIDOS Y RUGIDOS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 19:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>APLAUSOS QUE SE HEREDAN<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como tantas veces he contado, fue José Luis García Sánchez quien,
durante una entrevista que tuvo lugar hace ya un buen número de años, me
bautizó como “<i>crítico feroz</i>”, valorando “<i>muchísimo”</i> por esa
condición que según él me distinguía los elogios que estaba dispensando a una
de sus películas (<i>Tranvía a la Malvarrosa</i>, que me resultó mucho más
divertida que la novela de Manuel Vicent en que se inspiraba). Sí, lo he sido,
en parte lo sigo siendo, cuando algo me disgusta, cuando me aburro, cuando no
disfruto de la lectura, cuando se me hace bola lo que estoy viendo, cuando un
libro o una película/obra de teatro/serie me apasiona (porque se da también,
incluso más agudizado, en ese caso), suelo estallar, no tengo freno, me explico
y procuro justificar pero (repito que especialmente antes) voy a degüello,
expresando mi criterio de manera clara y hasta expeditiva (que comprendo que a
más de uno pueda parecerle falta del mismo -y lo respeto, siempre que sea capaz
de argumentar su opinión-). Pero me he moderado bastante, sobre todo en lo que
a literatura se refiere, en parte porque sólo escribo sobre aquello que me gusta
(aunque me guarde tiritos, por supuesto, la auténtica validez de mis críticas
-y de la de cualquiera que merezca ser llamada de esa manera- se apuntala en
que las hay de todo jaez, lógicamente no todo puede complacer -ni todo
enfurruñar, eso también-). Las cosas como son, nunca he pretendido ser alguien
especialmente terrible, si me sale es de natural, haber tenido y tener el
placer/privilegio/gusto de leer tanto y tan variado me regala una perspectiva
muy amplia, no digo que no me las dé de resabiado, tal vez a veces soy un pelín
cínico, me expongo tal cual al mismo tiempo que disecciono (algunos dirán que
me quedo corto con este verbo) lo que en ese momento haya caído en mis manos,
no sé por qué le doy tantas vueltas a la cosa si al fin y al cabo esto son una
meras anotaciones en un diario, vuelvo a ser como tantas veces juez implacable
conmigo mismo, y no es que me arrepienta de nada o me reproche algo (bueno, sé
que he podido ser injusto, excesivo, incluso un tanto intolerante, tampoco he
tenido reparos en rectificar o reconocer que me equivoqué, que no tenía el día,
que no vi aquella película o leí tal novela en el mejor momento), es mi
tendencia natural al diálogo interior (no monologo: me respondo -y a veces en
voz alta pasando al soliloquio con enorme facilidad-).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Me ha dado por pensar de nuevo en este asunto debido a que se tiende a
olvidar a quienes son, tal vez, los receptores directos de esas críticas que
tantas veces hacemos con crueldad, de manera torpe, desproporcionada, buscando
hacer daño, dando eco a campañas difamatorias, escudados en los prejuicios,
ocultos tras un avatar, vocingleros de redes sociales (incluso delinquiendo,
pero esa es harina de otro costal), es decir, los familiares, los amigos (los
de verdad, no los del postureo que es igualmente pan de cada día en Twitter),
las gentes que quieren (y conocen) a actores, escritores, directores,
periodistas, artistas, personas con mayor o menor proyección pública. Como ya
señalaba antes, también soy vehemente, grandilocuente, impetuoso, cuando algo
me toca, me emociona, me deleita, me apasiono buscando ditirambos con los que
transmitir lo que una obra de arte me ha hecho sentir, del mismo modo procuro
expresar mi agradecimiento sin ambages a aquellas personas a las que debo
tantos pasos dados, tantas satisfacciones, tantos momentos que han dejado poso,
tantos apoyos, las cosas pueden haber terminado de un modo u otro, eso no
impide que reconozca a quien me ayudó, me allanó el camino, me enseñó, creyó en
mí, me quiso. Por eso me emocionó recibir en su día un correo electrónico de la
hija de Natividad Gutiérrez Val, Nati, profesora del instituto que nunca me dio
clase (impartía Ciencias Naturales) pero fue maestra de lecturas, cómplice que
me descubrió autores, universos, que me abrió puertas, abolió prejuicios,
agradeciéndome el que siempre será pequeño homenaje a quien es uno de mis
pilares en lo que a literatura se refiere. Del mismo modo, recientemente han
contactado conmigo el hijo de Enriqueta Antolín y el nieto de Antonio Giménez-Rico
por un motivo similar: me limité a contar mi parecer/experiencia como
lector/espectador, me alegra saber que esos aplausos nacidos del corazón han
encontrado receptores, han volado en la dirección correcta.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 20:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>HABEMUS
SAGA<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEi6BAbD448QY_rVTta6_v9xvojvqnU0oKZAOf6mi5Foku9xZK4qT45MajU5U-khBt3dTHL53OC7l12BfQhZ_bSuutEQ1Aj56HjKgscbmgznvZiM8JA2gWUAZFTGIvO6geA14UmPUINkV_xRAfzgO8OZddqhStBLMRsoeKPigTBrWeyhUwLNdnJ_3QO_XewwPi-F1WJKHUVYKN9a15sDYdK6XbakCiVW8GvfFJNYGaEyJcQ=s512" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="342" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEi6BAbD448QY_rVTta6_v9xvojvqnU0oKZAOf6mi5Foku9xZK4qT45MajU5U-khBt3dTHL53OC7l12BfQhZ_bSuutEQ1Aj56HjKgscbmgznvZiM8JA2gWUAZFTGIvO6geA14UmPUINkV_xRAfzgO8OZddqhStBLMRsoeKPigTBrWeyhUwLNdnJ_3QO_XewwPi-F1WJKHUVYKN9a15sDYdK6XbakCiVW8GvfFJNYGaEyJcQ=w268-h400" width="268" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Se cuenta que la segunda novela, especialmente cuando la primera ha
tenido repercusión, es más difícil porque no se escribe con la misma libertad,
aumenta la presión, hay expectativas ajenas que pesan el doble o el triple que
las propias; aunque de otro modo, esas asechanzas también se ciernen sobre el
lector, la decepción es una afilada espada de Damocles, el descontento brota
sin casi necesidad de abono, el entusiasmo se da de bruces con el sólido muro
del aburrimiento, incluso, así lo aconseja la experiencia, uno procura
reprimirse, no dejarse llevar por sus propios cantos de sirena, infundirse
paciencia, dejar que cada libro obre su efecto. Pero todo eso me sirvió de poco
ante <i>La sangre de Baco</i>, el segundo título de la que desde el principio
se anunció como <i>Saga de Marco Lemurio</i>, publicada al igual que su
predecesor por La Esfera de los Libros, le tenía muchas ganas por diversas
razones y sólo puedo decir que me ha dejado sin aliento, que el envite ha sido
impresionante, que se nota (algo de lo que tantas dizque series adolecen) que
Luisma (me permito la confianza y cercanía que él otorga) tiene la columna
vertebral de lo que indudablemente es saga y como tal la va desarrollando muy
sólidamente armada, que <i>Oscura Roma </i>fue, en todos los sentidos, una
novela de aprendizaje, un tanteo, un trabajo prudente, un asentamiento, se
percibía que había mucho más, que se había quedado corto (sin que eso suponga
una crítica, todo lo contrario) a propósito. De ese modo, <i>La sangre de Baco </i>es
una novela de total maduración, una historia muy bien tejida que, además, sigue
ramificándose con soltura y osadía, un continuo disfrute, la constatación de
que tenemos un autor, tenemos saga y nos queda mucho por gozar y compartir con
Marco Lemurio. Fue igualmente placentero el reencuentro de algunas de las
gentes del club de lectura con el autor, mi Pepa Muñoz lo volvió a
hacer/conseguir, aquí puede verse íntegro: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=kMRfv47QIyw&t=5s">https://www.youtube.com/watch?v=kMRfv47QIyw&t=5s</a>.
<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 21:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿DÓNDE ESTÁ
LA MAGIA?<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hace cosa de dos meses, leí <i>El jardín secreto </i>de Frances Hodgson
Burnett, todo un clásico infantil, (se publicó en 1910), un regalo que me hizo
Pablo, una edición (o reedición) hecha en 1994 con motivo del estreno de una adaptación
cinematográfica dirigida por Agnieszka Holland y que, de no haber sido por esta
circunstancia, tal vez no hubiese regresado a las librerías en España. ¿Qué más
da cuándo y por qué te interesas por un libro/título? El caso es llegar a él,
conocer a quien también es autora de <i>El pequeño lord </i>y <i>La princesita</i>,
de hecho me puse a la tarea porque llegaba una nueva versión, versión que vemos
en una de las plataformas que tenemos contratadas y que nos deja descorazonados
porque le han borrado toda la magia, toda la alegría, un personaje fundamental,
todo lo que destila/convoca/construye la escritura de Frances Hodgson Burnett, destaqué
en aquel texto de Instagram su sensibilidad, su perspicacia infantil, prístina,
sincera, el modo en que trata a los niños como personas, con cerebro y corazón,
sabiendo llegar a los adultos con honestidad, buscando lo mejor que
tenemos/podemos ser. Es una mirada pulcra, sencilla, rebosante de auténtica
magia, un regalo sensorial y emocional, una lectura inolvidable, por desgracia,
nada de eso se percibe en lo que Marc Munden ha perpetrado (y, para colmo, ha
arrastrado a Julie Walters y Colin Firth).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 22:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ETERNIDADES
MOMENTÁNEAS<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/11957-thickbox_default/la-vida-en-un-minuto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="518" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/11957-thickbox_default/la-vida-en-un-minuto.jpg" width="259" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Un nuevo encuentro con el Club de Lectura LL, mi Pepa Muñoz siempre
buscando títulos interesantes, y encontrándolos tal y como sucede con la ópera
prima de José Antonio Lucero, <i>La vida en un minuto</i>, publicada por
Ediciones B. Es la recuperación de un terrible accidente ferroviario que
ocurrió en los primeros días de 1944 y que el Régimen silencio/ocultó (con la
connivencia/complacencia de la prensa afecta, con la imposibilidad de escribir
libremente), negó a las víctimas, impidió que sus familias pudieran llorarlas y
despedirlas como se hubiese debido, es una emocionante historia de amor, una
impactante reconstrucción de una época, de un momento gris, triste, de
represión y miseria, una novela de estructura compleja a la que no se le notan
las costuras, que fluye, que guarda muchas sorpresas y nos hace caer en la cuenta,
una vez más, de cuántas historias, cuántas realidades, cuántas vidas no se han
contado o se han pasado por encima, dejado de lado, dado por sabidas, no han
despertado el más mínimo interés. Como siempre, aquí dejo el enlace por si alguien
desea ver el encuentro completo: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=J5M3kheubkw&t=7s">https://www.youtube.com/watch?v=J5M3kheubkw&t=7s</a>.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 23:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>…Y ADEMÁS
APRENDO<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>A mi hermano y a mí siempre nos ha unido la pasión por la lectura, por
el cine y algunas otras artes/disciplinas más, lo más curioso es que
compartimos un par de títulos que ninguno de los dos logró terminar: uno es <i>La
segunda muerte de Ramón Mercader </i>de Jorge Semprún (y eso que otras obras
suyas me han como poco interesado sobremanera) y el otro, <i>El hombre de Apulia
</i>de Horst Stern, un ladrillo de dimensiones épicas (por cierto, conocí a
alguien en la Universidad a la que le pasó algo similar, su nombre no viene al
caso). Sin embargo, de sus páginas saqué una sentencia que me ha acompañado
desde entonces, una cita de Solón de Atenas, una verdad tan palmaria (y tan
revitalizante) como “<i>envejezco, y además aprendo</i>” (así la recuerdo, así
la tengo apuntada en un viejo cuaderno). Lo dice uno de los Siete Sabios de
Grecia, ¿cómo no grabárselo a fuego? Somos eternos aprendices, nunca estamos de
vuelta de todo y, lo mejor, es que nunca sabemos dónde o quién nos puede
enseñar (incluso sin pretenderlo, sobre todo en esos casos) lecciones que nos
ayuden a crecer, que nos mejoren, que nos (re)construyan, experiencias como la
que narra con sencillez emocionante (o viceversa) Craig Foster en <i>Lo que el
pulpo me enseñó</i>, el documental dirigido por Pippa Ehrlich y James Reed que
a ratos me hace aullar de felicidad, olvidando cualquier atisbo de tristeza y/o
fiereza, limitándome a sentir las sensaciones que Foster vive/revive frente a
la cámara, siendo como tantas veces (como no deberíamos olvidar) alumno de la
naturaleza, de la vida, de lo mucho que nos queda por aprender.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-73012002308793807822021-04-21T12:07:00.002-07:002021-04-21T12:07:27.600-07:00SIEMPRE DE GUARDIA COMO UNA ESQUINA<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 13:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>AFONÍA Y HASTA RONQUERA<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Recuerdo a un “creativo” (lo pongo entre comillas porque ni tanto como
se piensa y/o algunos pretenden/pregonan, le pasan la mano por el lomo,
pelotean sin tacha, inflaman una amistad que tiene mucho de conveniencia, de
pretender un rédito, de halagos que son facturas; también porque es a lo máximo
que llega, un momento más o menos inspirado, por más que reivindique su faceta
dizque “creadora”, permítanme que me ría), bueno, pues me acuerdo de este tal
que, en cierta ocasión, lanzó a sus huestes (que tampoco son muy numerosas por
él mismo) en las redes contra la crítica en general, en bloque, al grito de
“toda obra artística merece el aplauso por el mero hecho de existir”,
recurriendo a lo que se supone reprobaba, utilizando argumentos repletos de
prejuicios, de inexactitudes (por no decir algo peor), sin dialogar ni aceptar
matizaciones. El caso es que un tiempo después no tuvo recato (y seguro que no
era la primera vez, que nos conocemos, en esa ocasión lo vi porque uno de mis
contactos le respondió) en atacar a una película de manera bastante
inmisericorde, reírse del prestigio que en general la aureolaba, hacer análisis
tan profundos como “es bastante ñe”. Verán por ahí al tal caballerete, siempre
pegadito a las estrellas, cepillando chaquetas, buscando foco, subiéndose al
pedestal que obtiene de forma vicaria (aunque le incluyen en listas de
“influyentes” tildándole de “cineasta en ciernes” -sí, eso lo hace muy bien-),
apartando micrófonos porque “esto es un atraco” y “Pedro tiene que hacerse una
foto de ganador” (eso es, ganó él, no tú -aunque le saques partido todo el
rato-). Y es por gentecilla así por la que gran parte del cine español resulta
tan antipático, es tan difícil cubrir eventos (ya antes de la pandemia), conseguir
unas declaraciones promocionales (de lo otro ya, para qué hablar), que la
relación entre prensa y las gentes del cine sea fluida, cordial, sin tensiones,
esta es la obra de los que me gusta llamar “deipés” (no lo voy a explicar, es
algo circunscrito a mi oficio) aunque, desde aquello que antes comenté, también
los denomino “los que se ciernen”, los que se han quedado, los que han barrido
a excelentes profesionales como Nieves Peñuelas, Teresa Figueroa, Esther Rambal
y otras y otros (algunos en ejercicio a pesar de todo). <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y, las cosas como son, son tipos tan jactanciosos, tan soberbios, tan
faltos de autocrítica, tan pagados (y pegados), los que predisponen en contra
de obras y autores (también estos se las pintan solos para ello), los que
encienden tus alertas, los que te estomagan antes de tiempo, lo mismo puede
decirse de tantos al más puro estilo de la experta cateta, especímenes que
usurpan un lugar que no les corresponde y por los que son/somos juzgados el
resto para bien o para mal, siempre para lo segundo (porque si estos palmean y
babean sin criterio -incluso para eso se puede/debe demostrar-, no digamos sin
conocimiento, los que hacemos lo contrario, por mucho que
argumentemos/expongamos/seamos correctos, caemos bajo la guillotina del en
ciernes y sus acólitos). Habrá quien diga que escribí sobre el cortometraje <i>La
voz humana </i>antes de verlo y no lo oculto, comenté una frase que parecía
atribuida a Pedro Almodóvar, aunque fuese cosecha de quien firmaba la crónica
era igual de terrible (adjetivo que viene muy al caso), hablando de que se le
había quitado la parte polvorienta al texto original de Jean Cocteau. Bueno,
siempre queda la opción de escribir algo propio y no aprovecharse de un
nombre/título de relumbrón (incluso aunque te inspires en ellos), tampoco lo
necesita quien (por méritos indudables que no me cansaré de reconocer) ha
transformado su apellido en una categoría propia, se le puede llamar de otra
manera, no hacer algo que parece un mero pegado de descartes de sus anteriores
películas, un destrozo en toda regla de un texto vibrante que no hace muchos
años volvió a sacudirnos interpretado con brío, dolor y profundo dramatismo por
Ana Wagener (o sea, mantiene su vigencia, su pertinencia, su enjundia), todo lo
contrario que Tilda Swinton, muy en su papel de ella misma, qué pesada y
rimbombante es cuando se disfraza (que no es lo mismo que caracterizarse), qué
ajena resulta cuando va a cara descubierta, qué afónica ha quedado esta voz tan
escasamente humana.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 14:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>EL
ESCRUTINIO QUE NO CESA<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No lo oculto, no lo suavizo, no niego que he sido (y en gran parte no he
dejado de serlo) un crítico ciertamente implacable, incluso a veces brutal (puede
que de eso sí me arrepienta, por más que procuré justificar y argumentar hasta
el mínimo exabrupto), tal por eso me di por tan aludido cuando ese al que hacía
referencia escribió (más todavía porque le invité en una ocasión a un programa
para que hablase sobre un libro que había escrito -y que me gustó-), tal vez
porque me duele constatar en qué se ha transformado, en qué hemos consentido
que devenga el noble oficio del análisis (el desempeño/ejercicio del periodismo),
cómo nos hemos dejado colonizar por el griterío, las ocurrencias más o menos
jocosas/brillantes, el ruido en toda su amplitud comunicacional (aunque suene a
oxímoron). Pero, sin duda, cuando soy juez extremadamente riguroso, emitiendo
sentencias de enorme dureza, sin titubeos ni concesiones, es cuando juzgo mi
trabajo, sólo veo los defectos, lo que podría mejorarse, lo que debería haberse
hecho de otra (y mejor) manera. Por eso, porque ya me basto yo solo para ese derribo,
me afecta tantísimo que personas muy cercanas (empezando por mi madre) me hagan
sentir como si jamás acertase, como si metiese la pata continuamente, sobre
todo en lo cotidiano.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No falla: cada poco tiempo, prácticamente a diario, vuelvo a sentirme el
más torpe, el más tonto, el que no tiene pericia, el que nunca hace las cosas
bien o a la primera (o tal y como esperan los demás). Desde que la tía Carmen
es un (cada vez más) muy pálido reflejo de quien fue, las palabras de orgullo y
aplauso me llegan con cuentagotas y, a veces, sólo lo hacen para tornar en
reproches, en quejas, en arrojarme a la cara que me equivoqué (incluso aunque
no sea así, el caso es minar mi escasa autoconfianza, el eterno “sí, pero no”),
incluso cuando no he recibido instrucciones previas, a veces parece que se
delega en mí sólo para sacarme los colores, para refunfuñar, para poder sacar
el tema cuando convenga. Y así voy campeando mi propio temporal lo mejor que
puedo/sé, un tanto hundido, triste casi por definición, sin poder disfrutar al
cien por cien, dejándome arrastrar por la inundación, siendo demasiado
consciente de mis limitaciones, algunas las supero pero, entonces, no me lo
reconocen, encuentran otros flancos, hace mucho que lo asumí, eso no evita que vuelva
a hundirme, que mi ciclotimia se agudice, que aunque no haya verdaderas razones
para ello caiga en mi particular infierno (como cuando era niño, como después,
como siempre) en cuestión de segundos.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 15:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>A SALVO DE
LA TORMENTA<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/282775-thickbox_default/la-rosa-de-hereford.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="518" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/282775-thickbox_default/la-rosa-de-hereford.jpg" width="259" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Leo desde que tengo memoria, lo he contado muchas veces, no soy capaz de
señalar el momento concreto en que empezó todo, es algo que traje en el corazón
y fue muy fácil alimentar; y, al modo en que lo diría John Doone, nada impreso
me ha sido ajeno, por lógica he ido desarrollando unas preferencias, un
criterio, unas particularidades, pero en general no tengo límites ni fronteras,
sólo autores a los que no pienso regresar, a otros o a títulos concretos les
tengo prometida una segunda oportunidad, cualquier posibilidad de lectura me
resulta atractiva, no tengo eso que ahora tanto se utiliza de una zona de
confort específica, si estoy leyendo estoy en ella y punto. Fuese en forma de
cómics, con adaptaciones/reducciones, incluso con textos censurados y/o edulcorados,
catequizando y adoctrinando, tuvimos acceso a gran parte de la literatura
universal en aquellas fabulosas colecciones la editorial Bruguera, por eso
tantas veces (y ahora lo he transformado en una etiqueta en Instagram, en un
epíteto recurrente) me reconozco como lector omnívoro, échenme letras, palabras,
páginas y déjenme tranquilo.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aterrizar en las páginas de <i>La rosa de Hereford</i>, la nueva novela
de Brenna Watson publicada en febrero por Vergara, ha supuesto una de las
alegrías más intensas de los últimos tiempos, un regresar a aquellas tardes y
noches en que me aislaba de todo, me refugiaba en los libros, me sumergía en la
lectura, descubría personajes, nombres, asuntos, vivía mil aventuras, todas las
emociones posibles y hasta las imposibles, me dejaba envenenar, creaba mi
fortaleza, no necesitaba (casi) nada más, no me sentía solo, notaba cómo las
historias echaban raíces en mi ánimo, en mi cabeza, en mi vida continuamente
enriquecida con amores, desamores, desastres (naturales e íntimos), intrigas,
epopeyas, realidades y ficciones. Brenna Watson rompe moldes, quiebra esquemas,
se niega a los convencionalismos, no sigue ninguna moda, no escribe con escuadra
y cartabón (tal y como, por desgracia, exigen muchos lectores), nos entrega un
novelón a la vieja usanza, sí, pero con pulso narrativo del siglo XXI, con su
propia voz, sorprendiendo casi en cada página, dejando que la Historia asome y
decida en algunos momentos el destino de los personajes, colocándonos frente a
la piedra Rosetta (esa a la que susurré “<i>gracias a ti estamos todos aquí</i>”),
recuperando aquel año sin verano (1816) al que tanto debemos en lo literario,
en definitiva, una novela colosal en todos los aspectos. Fue todo un placer
participar en el encuentro que los del club de lectura LL mantuvimos con la
autora (¡Gracias, mi Pepa Muñoz!), iniciamos una apasionada conversación que, cruzo
los dedos, anhelo y confío en que tendrá continuidad en el estudio, por lo
tanto no les cuento nada más (pero, si lo desean, les invito a ver lo que dio
de sí de la tarde: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=6555aGd5I9o&t=1s">https://www.youtube.com/watch?v=6555aGd5I9o&t=1s</a>).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 16:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LO ESENCIAL<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Llámenme suspicaz, lo soy, lo acepto, en parte como defensa a tanta insidia
como percibo/recibo, digamos que estoy alerta antes de que suceda algo, que me
pongo a la defensiva antes de tiempo, que no consigo refrenar mi casi habitual
crispación, que a ello me he/me han acostumbrado, también es cierto que gracias
a eso no comulgo con ruedas de molino que otros procuran hacer tragar. El caso
es que el barrio (como la mayoría) lleva demasiado tiempo en obras, pequeñas e
inmensas, paralizadas durante el confinamiento de hace un año, retomadas a
rachas, iniciadas y reiniciadas, tardías, caóticas, parches sobre parches, se
dice que arreglando los desperfectos ocasionados por aquella <i>Filomena </i>del
mes de enero (y por tantos incívicos, insolidarios, salvajes, violentos), que
el paseo con Fosco, no digamos hacer la compra, se convierte en una carrera de
obstáculos (o en una encerrona, en un continuo topar con vallas, en cambios de
dirección constantes), que desaparecen aceras, que hay calles intransitables,
que el acceso a una librería ha estado muchos días casi impracticable mientras
el tramo de calle peatonal en que cierta chocolatería (cuya clientela esperando
su turno forma dique en la confluencia de dos calles -antes y ahora-) coloca su
terraza fue rápidamente adecentado y renovado, que el negocio pudiese continuar,
hay sectores esenciales, ya saben ustedes. Y, lo que son las cosas, es en ese
establecimiento donde muchas veces se ve a algún policía desayunando (como
digo, llámenme malpensado).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 17:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>PREGUNTAS
AL AIRE<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Santiago Díaz, generoso como siempre, no lo dudó un segundo, no acababa
de contarle lo del programa cuando ya había dicho un “sí” rotundo de los suyos
y llega al estudio para contarnos algunos de los entresijos (los que se pueden
desvelar, los spoilers se los dejo a las que frecuentan otras riveras tuiteras)
de <i>El buen padre</i>, esa novela publicada por Reservoir Books que no me
canso de recomendar, esa novela que escupe preguntas que van directas a lo más
hondo de cada uno, esa novela que obliga a tomar partido, esa novela impactante
y espléndida. Además, recordamos a la querida tía Agatha con el arranque de <i>El
tren de las 4.50 </i>(las primeras palabras suyas que leí) y Pablo evoca la
colección <i>Elige tu propia aventura. </i>Si pinchan aquí, pueden ver el
programa completo: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/17/talion-justicia-o-venganza-con-santiago-diaz-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/17/talion-justicia-o-venganza-con-santiago-diaz-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><u><o:p></o:p></u></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 18:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿DÓNDE LA
EBRIEDAD?<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Como podrán comprobar, estos días me siento más vulnerable de lo
habitual, más irritable, más susceptible, hipersensible, aunque es algo que
llevo notando (y sufriendo) desde hace un tiempo, de hecho lo comenté aquí
recientemente, voy un tanto volado (con o sin Fosco) por la calle, percibo
amenazas en cualquier sombra, en pasos que suenan a mi espalda, no digamos
cuando se trata de esquivar a ciclistas, repartidores, patinadores y demás que
invaden aceras, no respetan direcciones, van atropellados y atropellando. Ahora
que tanto se habla de convivientes, allegados, familiares, tal y cual, acabo de
descubrir una nueva especie (o dos): los visitantes, los que no son del barrio
(ni de cerca) pero están por aquí a menudo, en las terrazas con los colegas,
bebiendo hasta el infinito (y a gran velocidad por aquello del toque de queda
-que al menos, y hasta donde sé, respetan-), con una ebriedad que se me antoja
violenta, cuando menos invasiva, grosera, altiva (y, todo hay que decirlo,
bastante desaseada -salvo alguna excepción-).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Tal vez por eso, contemplo con estupor la tan laureada y loada <i>Another
Round</i>, la nueva película de Thomas Vinterberg candidata (y favorita) al
Oscar en la categoría de Película Internacional, la misma que le ha valido su
primera nominación como director, recordando la indignación que me asaltó
cuando, hace treinta años, vi <i>Drugstore Cowboy</i>, aquella apología de la
droga, aquella supuesta modernidad rupturista que no ocultaba sus verdaderas
intenciones, aquel entonces encumbrado Gus Van Sant con quien jamás me he
reconciliado (y del que tantos abjuraron por hacer películas netamente comerciales
-y facilonas-). A pesar de lo bien que en imágenes se cuenta la historia, a
pesar del carisma de Mads Mikkelsen y de su calidad interpretativa, el filme me
revuelve, me inquieta, me provoca el mismo rechazo que en su día (y eso que el
tono era muy distinto y, al menos, más realista -en parte-) sentí ante <i>Leaving
Las Vegas</i>, Maruja Torres (¡Brava!) alzó su voz para reírse del absurdo de
que un caballero inmerso en una ebriedad épica, destructiva, al borde del
delirium tremens, exhibiese el pulso firme necesario para atrapar un cubito de
hielo con unos palillos chinos, aquí, más allá de algunas pinceladas/sugerencias,
diríase que beber en exceso es positivo, que se rinde más y mejor, que se
recuperan las ganas de vivir, de ejercer tu profesión, que el talento
descuella, que la inspiración (re)aparece, que sin alcohol todo es peor. Y, sí,
en lo que es, en cómo se presenta a nuestros ojos, en cómo nos la hace vivir el
actor protagonista, la última secuencia es plausible, rotunda, un magnífico
broche, pero me pregunto qué dirían muchos de esos que cantan sus excelencias si
la película viniese de Hollywood, de ese de los grandes estudios o plataformas.
Puestos a ello, me quedo mil veces con <i>La gran comilona </i>o, sobre todo,
con <i>Parranda</i>, uno de los títulos menos conocidos/repuestos/revisados de
Gonzalo Suárez. Para verlo en vivo y a lo vivo, vengan por aquí y conozcan a
los visitantes trasegadores (por eso dije que eran dos categorías: los hay que
son sólo lo segundo), estos sí que piden otra ronda y otra y otra, pero no se
vuelven creativos ni mejores.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-65419830306746965862021-04-15T16:04:00.000-07:002021-04-15T16:04:01.776-07:00LA (DE) HISTORIA(S) QUE SIEMPRE QUEDA(N) POR CONTAR<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 8:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ROMPIENDO LA SERIE<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por un lado, se trata de mi tendencia al caos pero, sobre todo, tiene
que ver con mi irrefrenable compulsión, con mi necesidad (por no emplear otra
palabra tal vez menos amable) de seguir alimentando mis pasiones por encima de
lo que puedo atender, con mi interiorizado (y exteriorizado) síndrome de
Diógenes en lo que a libros y películas/series se refiere, me acostumbré desde
el instituto a tener varios frentes abiertos, a alternar/superponer lecturas, a
avanzar al tiempo (a diferentes velocidades) en varios textos (a veces por
necesidad, por llevar lo más al día posible todas las asignaturas), el
desempeño de mi profesión hizo lo demás, de haber leído un libro después de
otro no hubiese podido cumplir con aquello que aprendí de Iñaki Gabilondo, con
lo que transformé en mi máxima desde entonces sin ser capaz de prever (ni en
mis sueños más dulces) los vínculos que iría desarrollando con los libros como
periodista, nunca he hecho una entrevista (ni mucho menos escrito algo) sin
haber tenido la oportunidad de, al menos, conocer por mí mismo parte de lo que
escribe aquel o aquella que voy a tener en el estudio (o con quien voy a
conversar por teléfono). Del mismo modo, más ahora que la oferta es
completamente inabarcable, picoteo en muchas series, puede que una o dos sean
consumidas del tirón, viendo algún capítulo casi a diario, a otras voy y vengo,
de otras espacio las temporadas según me apetece, depende de muchas variables,
pero cada cierto tiempo, por más que esté enganchado y satisfecho con las que
voy siguiendo, algo me lleva a buscar otra que empezar, a seguir investigando,
a ampliar las posibilidades, a ponerme nuevos objetivos.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Con <i>Merlí</i>, la estupendísima serie creada por Héctor Lozano y
dirigida por Eduard Cortés, he ido viendo casi del tirón cada temporada,
esperando un tiempo diferente antes de afrontar la siguiente. Pero, de repente,
metido en la vorágine de su tramo oficial (la segunda parte de la tercera y
última temporada), habiendo recuperado el entusiasmo que, debo decir, perdí un
poco en el a mi juicio titubeante comienzo (se notaba demasiado la falta de un
actor tan carismático y espléndido como David Solans, de un personaje tan
magníficamente escrito como el de Bruno), resulta que me quedo consternado, que
me enfado, que siento que me cortan el rollo con brusquedad y de mala manera
porque en la plataforma en que sigo la serie falta un capítulo, tiene su ficha,
su imagen, todo parece en su sitio, pero “este contenido no está disponible en
estos momentos” (o algo así). Tras esperar algunos días por si se trataba de un
error que iban a subsanar, de un fallo momentáneo, impotente y mordiéndome las
uñas porque, como digo, la cosa está en todo lo alto, me lanzo a la desesperada
por Internet, incluso pensando en recurrir a la piratería, sólo por un capítulo,
sólo por completar la serie, pero me llevo la gratísima sorpresa de que está
completa (y puede verse en catalán con subtítulos, como me gusta) en la tantas
veces aplaudida web de RTVE. ¡Qué bueno, qué bueno! Ya con calma, con los
deberes hechos, habiendo completado la historia, escribiré algo sobre la por
tantas razones laudable <i>Merlí</i>.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 9:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>LO MAYOR Y
LO MENOR<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcYX4zySf93v611Y1KctfRPk5CoihbQndBw0Vnz_QiGl2vv81efgXHAG-n7HJhjXm3O7M4QmD4cJdH54k7XFetfl1TY4EGYK1JOD_YfCpBFvuOguGT9QhIXU3DGJbQO6vdg8qhayxpbdU/s2000/LIBROS+AUSTRAL.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="2000" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcYX4zySf93v611Y1KctfRPk5CoihbQndBw0Vnz_QiGl2vv81efgXHAG-n7HJhjXm3O7M4QmD4cJdH54k7XFetfl1TY4EGYK1JOD_YfCpBFvuOguGT9QhIXU3DGJbQO6vdg8qhayxpbdU/w400-h400/LIBROS+AUSTRAL.jpg" width="400" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>De maestros como Mercedes Gómez del Manzano o Luis Landero, entre tantas
cosas, aprendí que a la hora de valorar/analizar/juzgar/opinar sobre un libro
(sobre cualquier obra de arte -lo que también vale para personas, acciones y
todo lo demás-) no hay que ponerse por encima de nadie, hay que explicar,
justificar, argumentar, desarrollar el parecer de cada uno, expresar un
criterio propio por mucho que se fundamente en, aunque sea coincidente con
teorías/corrientes/pensamientos ajenos, se trata de hacerlo personal, no hay
que denostar a nadie, no hay que tratar con suficiencia a quien tiene otra
lectura (nunca mejor dicho), otro gusto, incluso siendo visceral o excesivo en
afectos o desafectos. Este último aspecto he ido limándolo/rebajándolo con el
tiempo, es cierto que siempre he procurado ser apasionado, ser yo en el sentido
en que me lo demandó Beatriz Pécker (también maestra inolvidable) cuando me
propuso que me incorporase a <i>Fiebre del sábado </i>para hacerme cargo del
repaso a los estrenos de cine de cada semana, reconozco que a veces se me ha
ido un poco la mano (la lengua no digamos -sin llegar al insulto, al menos en
las ondas, otra cosa es en privado-), que me dejado arrastrar por la verborrea,
que he sido espectador indignado/decepcionado/estafado antes que periodista,
pero continúo siendo inflexible cuando se trata de defender mis gustos de las
burlas, los ataques, las guasas, la altivez de tanto “experto”/”entendido” como
anda suelto por ahí, de tanto canon como a veces pretenden imponernos, de tanto
estudio tomado como sagrado.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Así, no es raro (creo que, por fortuna, cada vez menos, sólo cuando se
recurre a lugares comunes, frases hechas dadas por válidas y consideradas
verdades absolutas) escuchar que el cuento, la narración breve, incluso la
novela corta, todo lo que se considere así, es un género menor, se supone que
como contraposición al mayor, es decir, a la novela sin adjetivos (aunque
sigamos sin tener claro cuántas páginas son precisas que una sea lo primero o
lo segundo), durante demasiado tiempo se ha mirado con cierta suspicacia,
incluso con fatiga (o, directamente, no se ha mirado, no se ha atendido, no se
ha recomendado, no se ha descubierto en las aulas, no se ha leído), se ha
infantilizado (como si, por otro lado, fuese sencillo tejer narraciones para
ese público), se ha menospreciado la actividad cuentista de aquellos que han
dado páginas imperecederas, que han cautivado a lectores, que los han creado
gracias a estas narraciones que en tantos casos suponen un primer paso, una
primera aproximación a la aventura de leer. Por todo ello, no se puede sino
celebrar que Austral, el mítico sello, al que tanto se debe, al que tanto hay
que agradecer, que tan accesible y asequible hizo y hace la lectura, que creó
el mejor canon posible con su histórica colección dividida por géneros y
colores donde tuvo (y tiene) cabida la literatura universal sin condiciones ni
condicionantes, lance una colección de bolsillo dedicada al cuento, o sea,
Austral Cuentos.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Volúmenes, como es norma y marca de la casa, cómodos, manejables,
atractivos, que para este lector voraz se convierten en necesarios desde su
aparición porque, además, se diría que un servidor ha hecho la primera
selección, los cuatro primeros tomos: ahí tenemos al tío Wilde (aunque no sea
verdad, me gusta decir que me llamo Óscar por él), ahí tenemos reunidos (con
traducción de Catalina Montes) algunos de sus cuentos infantiles con los que
tantos nos iniciamos en estas benditas lides (<i>El gigante egoísta</i>, <i>El
Príncipe Feliz</i>), compartiendo volumen con narraciones para el público
adulto tan emocionantes como <i>El crimen de lord Arthur Savile</i>; la nunca
suficientemente reconocida Katherine Mansfield, uno de los nombres que dan al
cuento la aureola dorada que merece, presenta (con traducciones de Ester de Andreis,
Alejandro Palomas y Francesc Parcerisas) un puñado de narraciones delicadas,
emocionantes, punzantes, que se siguen rumiando (y admirando) tiempo después de
la lectura, que dejan una convulsión en el alma, que estremecen y conmueven por
su concisión, por su capacidad de penetración, sirva como ejemplo máximo <i>La
señorita Brill</i>, ocho páginas que transforman, remueven y perturban (al
margen de sacarnos los colores por lo crueles que, a veces sin ser conscientes
de ello, podemos llegar a ser con los demás); Bram Stoker es mucho más que el
autor de <i>Drácula</i>, por más que no hubiese necesitado escribir nada más
para pasar a la posteridad, así lo demuestra un volumen que (con traducción de
Jon Bilbao) se abre con <i>La profecía gitana </i>y se cierra con <i>El
invitado de Drácula</i>, tan desconocido como inquietante y logrado; lo cierto
es que Francis Scott Fitzgerald no necesita ser reivindicado como autor de
cuentos, parte de su producción en este terreno reúne algunos de los títulos
más reconocidos, pero nunca está de más regresar a él (o leerle por primera
vez), pasar de, por ejemplo, <i>Suave es la noche, El gran Gatsby </i>o <i>Hermosos
y malditos</i>, sus sublimes novelas, a narraciones como las aquí recogidas
(traducidas por Gemma Martínez y Vicente Campos), entre las que destaca <i>Retorno
a Babilonia</i>, lectura que jamás deja indemne.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 10:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>COMERCIO DE
JIPIJAPA<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hoy toca programa de televisión, hoy el arpa abandona el ángulo oscuro
del salón para ser iluminada en el estudio, hoy por fin está Pablo también, nos
permitimos la humorada de hablar de la innegable trayectoria como escritora
como Joan Collins en ese afán por no establecer barreras, por reclamar el
derecho y el placer a ser lectores omnívoros, por eso mismo empezamos con <i>David
Copperfield</i>, por eso tenemos el placer de que nuestro adorado Ángel Ruiz
nos hable sobre <i>Botín de guerra</i>, la autobiografía de Miguel de Molina
cuya lectura le llevó a imaginar y escribir ese brillante espectáculo que ha
sido, es y será <i>Miguel de Molina al desnudo </i>(y que le valió un
merecidísimo y tardío Premio Max -le hubiese correspondido antes y por ese
mismo trabajo-), nos traiga algunos de los títulos que han jalonado su vida de
lector, de creador, de artista, de persona (incluyendo uno del tío Wilde).
Pueden ver el programa (tranquilos, contuve las ganas de ponerme a cantar <i>Don Triquitraque, </i>no martiricé los oídos de nadie más de lo necesario) pinchando en el siguiente enlace: </span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/11/miguel-de-molina-al-desnudo-con-el-actor-angel-ruiz-arpa-de-becquer-dejatetv/?fbclid=IwAR0pXge30ZATFR0VwpfjmoYM7pZUD05-MPvs-QK60eqtr1FRQEvEm5RPEig">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/11/miguel-de-molina-al-desnudo-con-el-actor-angel-ruiz-arpa-de-becquer-dejatetv/?fbclid=IwAR0pXge30ZATFR0VwpfjmoYM7pZUD05-MPvs-QK60eqtr1FRQEvEm5RPEig</a> </span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 11:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>¿QUIÉN HA
TRAÍDO EL QUINTO PLATO?<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Acabo de vivir mi propio cuento de Cortázar, uno de esos extrañamientos
cotidianos a que soy tan proclive, un momento digno de una columna de Millás si
tuviese el talento para ello, como no es el caso me conformo (que no es poco,
oye, tampoco voy a quitarme el mérito de estar casi siempre al teclado) con
contarlo por aquí, no me lo tengáis en cuenta, sufridos y leales lectores
(incluido yo mismo). Resulta que estaba fregando (sí, lo hago a mano) lo que
habíamos utilizado para comer, colocando cada cosa en su sitio para que
escurriese convenientemente, a veces con gestos más o menos mecánicos, sin
mirar porque tengo interiorizado el espacio de cada vaso, cubierto o plato, al
ir a depositar uno de postre mi mano topó con un obstáculo, había otro en el
para mí lugar correcto para el que acababa de aclarar, me he detenido un
segundo a echar cuentas y, créanme que ha sido así, me he percatado por primera
vez en no sé cuántos años de que en ese lado hay cinco platitos, no cuatro como
hubiese jurado, como mi mente tenía procesados, como les prometo había hasta
ayer, vaya, si lo sabré yo, me pregunto de dónde ha salido el quinto (que,
inexplicablemente, tiene su hueco, no he tenido que mover ni cambiar nada,
simplemente llevar la mano un poco más a la izquierda), quién lo puso allí, me
inquieta que la casa esté siendo tomada y no nos hayamos percatado antes.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 12:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>NO ES
OLVIDO, ES NEGACIÓN<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/216090-thickbox_default/nicole.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="518" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/216090-thickbox_default/nicole.jpg" width="259" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Si cualquier historia mínima (que no es otra cosa es lo mío) no deja de
sorprenderme, lo de la Historia en mayúscula es impresionante y no sólo por lo
que ignoro, por lo que he olvidado de lo estudiado (sobre todo obligado a
memorizar porque era el único modo de aprobar), por todo en lo que no me he
interesado (mal hecho, López), por aquello que de un modo u otro he rehuido,
sino por lo que nos queda por conocer, por lo que nos han birlado, por lo que
tantos han acallado y callan, por el número ingente de páginas que quedan por
escribirse/recuperarse, porque siempre conoceremos una parte, porque hay
demasiados ángulos oscuros en todos los salones. Por ello, y por la vibrante
novela que ha escrito, hay que agradecer a boca llena y con banda a música a
Virginia Gasull que haya rastreado, escudriñado, desempolvado, sacado a la luz
y a la inmortalidad la figura y la obra de quien fuese la única médica del
ejército francés la Primera Guerra Mundial, la doctora Mangin, le haya dado voz
en <i>Nicole</i>, publicada recientemente por Suma de Letras. Después de haber
gozado con la lectura (y quedarme pasmado tanto por lo comentado anteriormente
como por la bibliografía aportada, por los documentos gráficos que la autora
comparte en la web <a href="https://virginiagasull.com/nicole/">https://virginiagasull.com/nicole/</a>,
es decir, por todo lo que, de algún modo, estaba a la vista pero nadie miraba
ni señalaba), fue apasionante compartir con las gentes del Club de Lectura LL
(gracias, como siempre, a los buenísimos oficios de mi Pepa Muñoz) encuentro
vía Zoom con la autora, donde nos contó de manera pormenorizada el proceso de
investigación/creación, teniendo a bien compartir algunas interioridades de
cómo se forjó la novela (ya saben que basta con pinchar en el siguiente enlace
para ver el encuentro completo: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=GQ7E5aa5924&t=29s">https://www.youtube.com/watch?v=GQ7E5aa5924&t=29s</a>).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>“<i>Y aunque nunca podamos olvidar, espero que nuestros recuerdos, con
el tiempo, lleguen a ser menos dolorosos</i>”, dice/escribe en un momento dado
Nicole y me resulta especialmente significativa la frase en este momento en que
voy anotando estas reflexiones, estos momentos de hace poco que ya son pasado,
que aún tengo frescos pero ya forman parte de mi memoria, en que escribo sobre aquello
que no se puede recordar porque es como si no hubiese pasado, sobre tantas
personas (y de nuevo hay que incidir en que es algo que, sobre todo, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ocurre con mujeres) tachadas, ignoradas,
negadas. Si se redujo/minusvaloró en todo lo posible la figura, el trabajo, la
realidad de alguien como Marie Curie (personaje trascendental en la vida de
Nicole e igualmente personaje decisivo en la novela), si una trayectoria, una
entrega como la suya tiene tantísimas lagunas en el imaginario colectivo,
imaginen el calibre de las revelaciones que hace Virginia Gasull en esta
auténtica epopeya, en este interminable rosario de hazañas narrado sin darse
importancia, sin heroicidades, sin hablar de sacrificios, entregada a su
vocación, así fue, así es Nicole Mangin. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></b><i><span style="mso-spacerun: yes;"><b> </b></span><o:p></o:p></i></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-12949909142749784122021-04-08T17:26:00.005-07:002021-04-15T16:00:17.472-07:00...Y TÚ ME VERÁS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 2:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>HETERODOXO, PERO TRADICIONAL<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"></span>
</b><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sigo inmerso, no puede ser de otro modo, en la Semana Santa, añorando
aquella calma, aquel silencio de cuando chaval, ese recogimiento que tanto me
apetecía/motivaba y tan caro me ha sido siempre, dejarme llevar por mi tendencia
natural a la soledad, contagiarme de la espiritualidad que de cotidiano exudaba
mi abuela y que se acentuaba esos días, su sentida y nada impostada devoción,
sus vibraciones emocionadas al ir y venir de la parroquia, así me siento/estoy
en parte, más allá de religiones/catecismos/dogmas de fe/obligaciones, es algo íntimo
y particular, un diálogo callado y continuo con quien fui, con las gentes que
habitan en mi corazón, les pido consejo, ayuda, fuerzas, les echo terriblemente
de menos, todo es tan complicado y doloroso sin ellos aquí. Una vez Fosco ha
dado su paseo de antes de dormir (con lo del toque de queda no queda otra que recogerse
en torno a las 23.00 y en jornadas como la de hoy lo agradezco, me siento
vulnerable y perdido en las calles, ya lo comenté el otro día), puesto que
Pablo trabaja toda la noche, me siento a salvo en casa (deseando que regrese:
una cosa es la soledad buscada y otra la impepinable) y reavivo el recuerdo, la
evocación de esos años en que la noche de Viernes Santo parecía serlo desde que
salíamos de los Oficios (hubiese más o menos luz) y la abuela caminaba a mi
lado interiorizando la liturgia, pidiendo por todos nosotros, musitando alguna
oración, impregnándome sin ser ella consciente (o sin creerlo del todo porque,
aunque muerta de risa, me llamaba “ateo” a las primeras de cambio) de su fe, de
su paz, de su sabiduría, de su grandeza. También aprendí de ella (aunque es una
lección que no siempre soy capaz de aplicar/aplicarme) a tomar cierta
distancia, a rebajar la intensidad, a quitar cierta importancia a casi todo, a
practicar la relajación en cualquier nivel/orden de cosas, a reírme de mí, a no
tomarme siempre en serio ni a nada ni a nadie, a ser heterodoxo, a, como ha
sucedido, sentir el impulso de ver una película como en los viejos tiempos, una
película de estas fechas y decantarme por <i>La vida de Brian.</i><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>La primera vez que la vi fue en el cine (creo que en el Maravillas, pero
no podría jurarlo), en una reposición cuando todavía sólo circulaba en versión
original subtitulada (fue la primera película que vi de ese modo), creo que
acababa de cumplir catorce años, fui con mi hermana y quien fue mi cuñado,
Diego (y con otra persona a la que no pienso conceder ni medio minuto de fama),
me sentí mayor porque era una película proscrita, atacada, perseguida, casi
prohibida, escandalosa. Y lo cierto es que respondió a mis expectativas y más,
las carcajadas comenzaron en la primera secuencia y no hicieron sino aumentar
en intensidad y volumen, un jocoso contagio de/con una platea a rebosar que con
algunos gags rozó el delirio, una hilaridad en la que nos mantuvimos durante un
buen rato ya fuera de la sala (excepto esa a la que no voy a nombrar, todo hay
que decirlo). La volví a ver unos años después, volví a reírme de lo lindo,
después he compartido frases, momentos, detalles con otros muchos fieles a la
película y a los Monty Python (algo que, confieso, nunca he sido al cien por
cien, salvo en lo que se refiere al título que ahora nos ocupa y algunas partes
de <i>Los caballeros de la mesa cuadrada</i> y, con el tiempo, mi digamos
reconciliación con John Cleese y en menor medida Michael Palin gracias a <i>Un
pez llamado Wanda</i>). Pero lo cierto es que, no sé si es mi ánimo un tanto
mortecino, eso que voy arrastrando, mi ciclotimia disparada como pocas veces,
el caso es que en esta ocasión no paso de alguna que otra sonrisa y un par de
momentos en que suelto una carcajada, si bien es cierto que menos burbujeante
que cuando los evocaba, igual he perdido la chispa o el chiste, igual la cosa
no era para tanto pero las circunstancias me hicieron vivirla con una intensidad
exagerada, la reviso con cariño pero al terminar me quedo un tanto frustrado, no
diré decepcionado, pero sí un poco vacío, como si una pieza del rompecabezas
que soy no encajase como antes.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><a name="_Hlk68821995"></a><a name="_Hlk68821101"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></span></a></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821101;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>SÁBADO 3:<o:p></o:p></b></span></u></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821101;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821101;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>ETERNO
DEBUTANTE<o:p></o:p></b></span></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821101;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68821101;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El
hermano televisivo que le ha salido a este blog, <i>El arpa de Bécquer </i>de Déjate
de Historias TV, ya es una realidad, ya está en pantalla, ya tiene vida propia
(aunque vayan tan de la mano), María José Peláez me ha devuelto las ganas, el
ánimo, el </span></span></span><span style="mso-bookmark: _Hlk68821995;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">título de
periodista, </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">esa realidad que Pablo ha mantenido a flote, esa
condición que Pepa siempre pregona en los encuentros, por eso ambos están a mi lado
también en este proyecto, en este nuevo camino. Aquí pueden ver el primer programa
con Juan Tranche y su <i>Spiculus </i>como invitados de altos vuelos: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/04/gran-estreno-con-juan-tranche-que-nos-presenta-spiculus-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/04/gran-estreno-con-juan-tranche-que-nos-presenta-spiculus-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>DOMINGO 4:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>EL PARAÍSO
GANADO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><i>El arpa de Bécquer </i>se emitirá todos los sábados y domingos a las
17.30, estrenando programa el primer día y reemitiendo alguno anterior el
segundo, pero al ser la semana de debut es diferente y el de hoy es también
nuevo, hablamos de tebeos, de cómics, de aquellas tiendas donde íbamos a cambiarlos,
también las novelas de cualquier tipo, un auténtico paraíso, lo recuerdo
precisamente junto a mi hermano, con quien tantas veces fui a por provisiones
para el ocio y, para entrar como materia, recordamos el inicio de la por tantas
cosas inolvidable <i>La historia interminable </i>de Michael Ende, ese libro
que me transformó, en el que me reconocí, donde quise quedarme (y nunca he
dejado de estar). Si quieren acompañarnos, aquí tienen el enlace, ya conocen la
dinámica: <a href="http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/05/la-historia-interminable-comics-y-tebeos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/">http://www.dejatedehistorias.es/wordpress/2021/04/05/la-historia-interminable-comics-y-tebeos-el-arpa-de-becquer-dejatetv/</a>
.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68823760"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LUNES 5:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LO NATURAL ES LA DISTOPÍA<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b></b></o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://imagessl2.casadellibro.com/a/l/t5/42/9788408237242.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="229" height="400" src="https://imagessl2.casadellibro.com/a/l/t5/42/9788408237242.jpg" width="262" /></a></b></div><b><br /> </b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68823760;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Queremos que el programa sea un encuentro
entre lectores (con la ayuda/participación/compañía de escritores y editores,
por supuesto), ir conformando una biblioteca ideal con los mayores títulos </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">posibles,
de ahí que aunque algunos sólo aparezcan unos segundos mostremos muchos, que
haya opciones, que cada uno encuentre la lectura que más atractiva le parezca,
por eso desde el principio hemos llevado tebeos, porque queremos alejarnos de
cualquier elitismo, de etiquetas, de prejuicios, de complejos, nadie es quien (sobre
todo muchos a los que, vaya usted a saber por qué -que lo sabemos, pero no viene
al caso-, se les da mucha cancha desde las editoriales) para decidir qué es o a
qué se llama “alta” o “baja” literatura (no digamos si su única dizque
capacidad crítica es afirmar que hay algunos libros “buenos” y los otros son “malos”).
Pero, inevitablemente (sólo tenemos veinticinco minutos por emisión), no
hacemos justicia con todos los libros que tenemos sobre la mesa, merecerían más
tiempo del que podemos dedicarles. Por eso (y porque me quedé con muchísimas
ganas de participar en el encuentro que las gentes del club de lectura mantuvieron
con la autora el día de mi cumpleaños, ya está explicado todo -pero pude
disfrutarlo, igual que pueden hacerlo ustedes, en el canal de YouTube de mi
Pepa Muñoz: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=1LbHd1UuZmA&t=15s">https://www.youtube.com/watch?v=1LbHd1UuZmA&t=15s</a>),
recupero ahora lo que fue una lectura trepidante, apasionante, un soberbio
thriller con muchos toques distópicos que nunca pierde de vista lo primero y
que maneja y dosifica a la perfección los elementos fantásticos que, en realidad,
en contra de lo que puede pensarse, en contra de lo que nos gustaría, no lo son
tanto, son una importante llamada de atención, pero no diré por qué, ya saben
que lo del spoiler no es lo mío, descúbranlo en las páginas de <i>La mensajera
del bosque</i>, el novelón que se ha marcado Maite R. Ochotorena y que publicó
Planeta en febrero.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68825217"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68825217;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>MARTES 6:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68825217;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68825217;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LOS PALOS QUE YO PONGO EN MIS RUEDAS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68825217;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68825217;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Es jornada de grabación, hay que adelantar
programas, hay </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">que aprovechar el tiempo, lo hago con buen ánimo, la
cámara (y sobre todo mi añorado micrófono de radio -por más que a veces afirme
lo contrario-) es un lenitivo, el tiempo que dura el programa todo queda a un
lado, aún me noto un pelín desentrenado, pero todo fluye. Sin embargo, como ya
he comentado, no consigo aplicar las enseñanzas de mi abuela, me tomo todo a la
tremenda, me siento agredido por cualquier palabra, he sido y soy mi peor
crítico, incluso aunque la gente reciba muy bien mi trabajo me encuentro
defectos, cosas que querría cambiar/mejorar (y no lo logro), errores que me
lastran, inseguridades que afloran en cuanto algo ensombrece el panorama y no
disfruto como debería/podría de aquello que tanto me llena y enriquece, he
conseguido que mi vida profesional y personal gire en torno a los libros (es
cierto que todo sería un pelín más sencillo si el asunto económico mejorase,
pero no quiero flagelarme más con cuándo y cómo empezó a desmoronarse la cosa).
Nunca conseguiré acallar mi borrasca, es así, subo y bajo a velocidad de
vértigo, me siento juzgado hasta cuando duermo, no he dejado de ser aquel niño
que se sumergía en los libros para huir de todo, para saberse resguardado, para
que el mundo hostil quedase fuera, lejos, borrado por un rato, con ese (des)ánimo
afronto cada programa, es un reencuentro con los amigos que nunca fallan.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>MIÉRCOLES 7:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>«¿LA VIDA
DABA TANTO PLACER?»<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b><br /></b></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b></b></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788413620763-yo-que-nunca-supe-de-los-hombres.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="530" height="400" src="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788413620763-yo-que-nunca-supe-de-los-hombres.jpg" width="265" /></a></b></div><b><br /> </b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Continúo estremecido, revuelto, lacerado, pero también maravillado,
impactado en el sentido más positivo posible, me he puesto (para no levantarme)
a los pies de Jacqueline Harpman y su impresionante novela <i>Yo que nunca supe
de los hombres</i>, publicada en castellano (con traducción de Alicia Martorell) veintiséis años después de su
primera edición en francés gracias (dicho sea con la boca bien abierta y
ovación incluida) a Alianza Editorial. Es una historia que entronca (aunque no
por lo más obvio) con <i>El cuento de la criada </i>(que, en contra de lo que
algunos -para darse importancia- niegan, fue un éxito y tuvo enorme repercusión
desde que apareció en las librerías en 1985), pero también con <i>La larga
marcha</i>, una de mis novelas favoritas del maestro Stephen King, terrorífica
por plausible, por el análisis implacable que hace de la psicología humana,
porque el apocalipsis está mucho más cerca de lo que querríamos, porque la vida
tal y como la entendemos/recordemos es algo muy frágil, puede desaparecer con
suma facilidad, bien lo ejemplifica la narradora de <i>Yo que nunca supe de los
hombres</i>, tan joven que no sabe de qué hablan las otras treinta y nueve mujeres
encerradas con ella en una jaula que se encuentra en un sótano, una catacumba,
un refugio (aunque pueda sonar irónico), incluso desconoce la palabra para
designarlo, no las asocia a un significado.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>“<i>¿Habrá en el trabajo de la memoria una satisfacción que se alimenta
de sí misma y aquello que recordamos es menos importante que la actividad de
recordar? Otra pregunta que también quedará sin respuesta: me parece que no soy
más que eso, preguntas sin respuesta”.</i> Jacqueline Harpman no pretende
darlas, sólo plantearlas, provocar que lo hagamos nosotros (lo uno y lo otro),
dejar lapidariamente claro que no siempre vamos a hallar las segundas o no, al
menos, respuestas que nos satisfagan por completo, que cierren los
interrogantes, pero se trata de resistir, de permanecer en el sentido de no enmudecer,
de no frenar, de no conformarse, de no darlo todo por liquidado aunque lo
parezca, aunque lo sintamos, aunque no conozcamos otra cosa. Si formulamos preguntas
(a nosotros mismos, a los demás), nos mantenemos alerta de un modo u otro, por
más que “<i>las mismas preguntas, durante años, de la misma forma, se acaban
desgastando”</i>, inmersos en esa dinámica aparecerán otras y estaremos conjurando/decelerando
la muerte, puesto que “<i>hablar es existir”</i>, aunque no haya interlocutor.
También resuena en estas páginas la por tantos motivos fundacional e inalcanzable
<i>Soy leyenda</i>, la obra maestra de Richard Matheson, aunque esas
referencias/conexiones las haga el lector, el planteamiento/desarrollo de
Jacqueline Harpman no tiene nada que ver o en realidad sí porque explora y
horada lo mismo, el alma humana.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-45666086386100753812021-04-03T14:28:00.008-07:002021-04-08T15:40:26.894-07:00RELOJ, NO MARQUES (NI ADELANTES) LAS HORAS<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68374699"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 26:<o:p></o:p></b></span></u></a></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>SIEMPRE DICIENDO ADIÓS<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68374699;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Repasar las publicaciones en redes sociales
(en cualquier momento, no es algo exclusivo de esta época terrible que seguimos
viviendo, esta época tan </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">inclemente inaugurada hace algo más
de un año y que pensamos transitoria y efímera) supone constatar de forma
palmaria e inapelable que pasamos gran parte del tiempo despidiéndonos de gente
a la que queremos, a la que admiramos, a la que necesitamos, gente que se
marcha demasiado pronto y por sorpresa (incluso esperándola, la parca gusta de
pillarnos desprevenidos, actúa a traición), gente a la que llorar y añorar,
gente que, por más que deje una obra (pública o íntima) que le otorgue
inmortalidad, por más que se siga hablando de ella tras su muerte, suponen un
vacío en el alma que jamás va a llenarse (nadie sustituye a nadie, al menos yo
lo veo/siento de ese modo, el boquete nunca se cierra). Y, así, cuando todavía
tengo el corazón encogido por la pérdida de mi adorado Javier Reverte con quien
tan buenos momentos compartí, de quien tanto aprendí, a quien leí con absoluta
devoción (algo que puedo seguir haciendo, pero no poder comentarlo con él
después, no poder conversar, no poder invitarlo a hablar, no poder recurrir a
su magisterio y complicidad provoca que la nostalgia, la pena y la rabia me
perturben el ánimo lector), llega la noticia del fallecimiento de su hermano,
el también magnífico escritor Jorge M. Reverte (la inicial corresponde al
primer apellido de ambos: Martínez), un auténtico superviviente, todo un
ejemplo en lo vital/emocional, por supuesto en lo profesional, en su entrega al
oficio, a la palabra, ¡cómo no añorar (algo que ya estábamos haciendo,
manteniendo viva la esperanza del reencuentro) la cita de cada viernes con ese
recuadro que, entre otras muchas cosas, transformó en remanso de paz, en
abrazo, en refugio! Y lo hizo sin esquivar la realidad, mirando de frente a
todo y a todos, con infinita generosidad, entregando algunas de sus mejores
páginas, sin consentir que su prosa enflaqueciese o se perdiese en vericuetos
ajenos a ella, empapando las palabras de humanidad, siendo el de siempre, el
que queda en sus libros.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y resulta imposible, como digo, abandonar el temblor porque,
prácticamente sin solución de continuidad, el mar de luto continúa implacable
su expansión, no ha dado tiempo a encajar el fallecimiento de Jorge cuando se
notifica el de Bertrand Tavernier, el cineasta, el analista, el investigador,
el cinéfilo, alguien que demostró su cinefilia desde todos los ángulos, alguien
que ayudó a que esta fuese más sólida y tuviese más ramificaciones, un nombre a
celebrar como evocación y realidad de aquellos años del bachillerato y la
universidad en que cada película suponía un descubrimiento, así las vivía tanto
en las primeras escapadas con los amigos (éramos espectadores omnívoros) como
cuando empecé a tener clara mi vocación y mis prioridades profesionales y
personales. <i>La muerte en directo </i>fue un impacto cuando se estrenó en
1980 y así la experimenté cuando la vi en televisión unos años después (no
podría asegurarlo con rotundidad, pero creo que fue en 1989 0 1990), fue una
absoluta epifanía, una conmoción que, de un modo u otro, se repitió con <i>Hoy
empieza todo</i>, con <i>Capitán Conan</i>, con <i>Un domingo en el campo</i>,
con tantos filmes que, sin necesidad de alcanzar en mi ánimo la consideración
de obras maestras, me devolvían las emociones primigenias del espectador que,
gracias sobre todo a los tíos, fui desde siempre, el curioso, el cautivado y si
se quiere cautivo, el anhelante de nuevas historias, el que se inyecta el
celuloide (el audiovisual) en vena, el que se prepara para una ceremonia antes
de que comience la película (y, sí, es una lástima perder la experiencia
inigualable de las salas, pero como se trata de algo muy personal se reproduce
en cualquier momento y lugar, antes justo de dar a la tecla del <i>play</i>, en
el instante mismo en que comienza la reproducción).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 27:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>LA CIUDAD
NO ES PARA MÍ<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Son tiempos complicados, lo señalábamos antes, hay una atmósfera ominosa,
trágica, resulta difícil escapar de su influjo, hay un algo de degradación, de
apocalipsis, de falta de soluciones, de túneles interminables sin el más mínimo
atisbo de luz, nunca pensé que caminar por la calle pudiera convertirse en una
experiencia terrorífica, en algo que me cuesta afrontar, de no ser por las necesidades
fisiológicas de Fosco, por visitar a la tía Carmen y a mi madre, por muy pocas
cosas más, me escondería/refugiaría en casa, me atrincheraría, me quedaría en el
único lugar donde me siento a salvo. Hoy ha hecho un día muy soleado, plenamente
primaveral, la gente se ha lanzado a las calles (algo que en sí mismo no
censuro), han empezado las vacaciones escolares, entiendo el cierto desenfreno
acumulado/reprimido más de lo recomendable, el estallido, pero no puedo evitar
sentirme amenazado, vulnerable, asustado ante tanta gente digamos que
perjudicada (seré suave) por el alcohol, los hay que a pesar de todo quieren
respetar el toque de queda y por ello beben más rápido, para no sentir que se
pierden copas, el panorama en las calles peatonales de alrededor (y en la
nuestra) resulta violento, se respira agresividad, la crispación generalizada
(por unas razones u otras) se podría cortar, Fosco intenta reconocer los olores
habituales, su ruta, sus lugares, es imposible caminar como otras veces, unos
vecinos (que de natural, todo hay que decirlo, suelen ir muy cargados) están en
el portal totalmente ebrios, aun así reconocen al perro y le empiezan a manosear
antes de que pueda evitarlo, él se agobia, yo más, en seguida corro hacia el
ascensor, ni me molesto en buscar una excusa más o menos amable, al entrar en
casa le abrazo en el sofá, temblamos juntos y nos vamos tranquilizando, “<i>ya
estamos en casita, el papá </i>[Pablo<span style="display: none; mso-hide: all special;"><o:p></o:p></span></b></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>] <i>vendrá pronto, qué bien</i>”. Sí, soy muy melodramático, lo
sé, pero el alrededor ayuda poco a rebajar la tensión.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 28:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>PERDER
(LITERALMENTE) EL TIEMPO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hemos entrado en el llamado horario de verano y, por lo tanto, nos han
hurtado una hora, hemos tenido que adelantar los relojes para poder cumplir con
los compromisos/obligaciones/rutinas de hoy sin llegar tarde. Lo cierto es que
es una ceremonia que me irrita, me da igual que nos “devuelvan” el tiempo perdido
(robado) en unos meses, no puedo evitar la sensación de que queremos ganarle
(nunca mejor dicho) el tiempo a quien corresponda, al movimiento de rotación,
al de traslación, al propio Sol, que si los días se alargan/acortan según
corresponda de manera natural, habrá alguien por ahí que se sentirá importante,
que presumirá de que es él (con sus estudios, con su trabajo, con su capacidad
de decisión) quien consigue que esto suceda porque tiene la autoridad para,
cada medio año, meter la mano en los relojes de todo el mundo. El caso es que
hoy nos hemos saltado una hora (de madrugada, ya, ¿qué pasa: esas horas cuentan
menos?, aunque sea para dormir yo quiero las que tocan, no veintitrés o veinticinco),
para colmo del Domingo de Ramos, esa fecha que no dejaré de sentir como
especial (aunque no la celebre, aunque no cumpla con el precepto) al recordar
cuando llevaba a mi abuela a una de las misas más concurridas del año, cuando
íbamos pronto a la parroquia para asegurarse un sitio cerca del altar y, así,
garantizarse la bendición de los ramos. ¡Ay, aquellas horas inolvidables!<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk68377817"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 29:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>DE ALTA CUNA, DE BAJA CAMA<o:p></o:p></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/319/m_libros/portada_pasiones-carnales-que-cambiaron-la-historia-de-espana_marta-robles_202012021133.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="381" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/319/m_libros/portada_pasiones-carnales-que-cambiaron-la-historia-de-espana_marta-robles_202012021133.jpg" width="262" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk68377817;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los de mi generación tuvimos la fortuna de
contar con fantásticos libros de texto en forma de programas de televisión, en
la mayoría de los que recuerdo con infinito </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">placer
había contenidos que te despertaban la curiosidad por libros, por personajes
históricos, por leyendas relacionadas con estos, aprendíamos divirtiéndonos
gracias a Petete, a <i>Érase una vez… el hombre</i>, a los Plaff, a María Luisa
Seco, a <i>Sabadabada </i>y su conversión en <i>Dabadabada</i>, a Gloria
Fuertes, a tantos. Y ese espíritu jocoso, de entretenimiento, de narrar historias
sin que note el peso de la mayúscula es el que alienta el espléndido <i>Pasiones
carnales </i>de Marta Robles que ha publicado recientemente Espasa. Los del
club de lectura (merced, como es habitual, a los buenísimos oficios de mi Pepa
Muñoz) mantuvimos un encuentro con la autora donde nos lo pasamos de miedo, al
igual que leyendo este ensayo que aúna y rompe géneros y donde Marta se muestra
libre como creadora mientras desempolva páginas de la Historia, grandísima
labor de documentación la suya, investigando sin tregua, leyendo entre líneas,
buscando en los márgenes, consiguiendo un texto híbrido que pone en su sitio a
muchos personajes, desvela/revela a otros, que somete a preciso y escrupuloso
escrutinio tanto lo dado por bueno como lo considerado leyenda y/o fabuloso, un
libro que debería recomendarse, leerse y estudiarse en las aulas (pueden ver el
encuentro completo en <a href="https://www.youtube.com/watch?v=nT8gI1wWzeA">https://www.youtube.com/watch?v=nT8gI1wWzeA</a>).
<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Martes 30:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>CUANDO EL
TIEMPO SE RALENTIZABA<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Creo que me he tomado peor que otras veces lo del cambio de hora porque
ha coincidido (aunque me parece que no es la primera vez) con la Semana Santa
y, aunque desde hace mucho sean unas fechas que no celebro especialmente (en lo
que a lo religioso se refiere), tal y como señalé antes, en la memoria vívida
de aquel niño que fui es un momento del año que vinculo a calles prácticamente
desiertas, silenciosas (en mi barrio no se celebraban procesiones, sí se
visitaban los monumentos en algunas parroquias de la zona, cerraban todas las tiendas,
poco a poco fueron abriendo algunos bares, al principio -cuando yo tenía 4, 5,
6 años, ninguno), un tiempo de sosiego antes de los exámenes de fin de curso,
unos días para estar tranquilo en casa leyendo, viendo las películas habituales
(que en gran parte alimentaron nuestro gusto por la Historia), alguna serie
programada para la ocasión (recuerdo especialmente <i>Anno Domini</i>, donde un
majestuoso James Mason -por lo que luego he podido leer/saber, todo un
anacronismo o, cuando menos, alejado de la sancionada como verdad histórica-
convirtió a Tiberio en mi emperador favorito -<i>Yo, Claudio </i>me fascinó,
pero en realidad comprendí pocas cosas-), acompañando a la abuela a los Oficios
(no todos los años, no todos los días -lo del Domingo de Ramos aparte: es algo
que procuré hacer mientras ella vivió-). Y es una sensación que intento
recuperar a la mínima, me retrotraigo a aquellas Semanas Santas de un modo u
otro, esta vez de manera un tanto particular puesto que he empezado a ver en Netflix
la serie mexicana <i>María Magdalena</i>, una prueba más de lo que mucho que ha
evolucionado eso que llamábamos “culebrón”, eso que es aunque uno prefiera
decir “folletín”, término y género a reivindicar (aunque ya lo está en muchos
caso), además, sólo tiene 60 capítulos (según el DEL es sinónimo de “episodio”,
lo digo por algún listillo que anda por televisión dando lecciones mientras
dizque inventa formatos/géneros audiovisuales -es decir, el acomplejado eres tú,
tocayo-), poca cosa para quien fue fiel seguidor de <i>Gabriela</i>, <i>Los
ricos también lloran </i>(aunque no desde su comienzo) y, sobre todo, <i>Santa
Bárbara</i> de la que el tío Miguel y yo vimos al menos 600, si no más. Lo
cierto es que me puse a la tarea hace poco y la voy alternando con otras series
de diferente pelaje, en realidad no he llegado a lo que propiamente es la
Semana Santa, apenas he completado la primera decena de episodios, pero así me
parece que cumplo con el ritual que quiero seguir.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 31:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>MI VIDA EN
LOS SUEÑOS<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://f7099cdac3ad9a351ae3-74c3dcaca50fe6cfec786b085d2f6908.ssl.cf5.rackcdn.com/books/images/lantia_cover_5f8d6bfc2b804_360.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><b><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="360" height="400" src="https://f7099cdac3ad9a351ae3-74c3dcaca50fe6cfec786b085d2f6908.ssl.cf5.rackcdn.com/books/images/lantia_cover_5f8d6bfc2b804_360.jpg" width="267" /></b></a></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No es fruto de lo que he contado más arriba, no es algo provocado por mi
incipiente agorafobia, por el miedo a las calles (que, por cierto, también siento,
aún más agudo incluso, cuando están vacías, cuando parecen el escenario de una
película apocalíptica y/o de terror, nunca me he sentido seguro, mi esencia es la
de un eremita, ya he dicho muchas veces que me reconozco como asocial, que me
pongo la máscara de mi oficio para no dejarme llevar por esa tentación, que
cuido mi soledad, que he tendido y tiendo a replegarme sobre mí mismo), como
digo, sin embargo, mi mundo onírico ha sido muy agitado y vívido desde que
tengo uso de razón, desde que soñé (y como ven aún lo recuerdo, de hecho no
tengo que hacer ningún esfuerzo para ello) que un personaje terrorífico, al que
sólo veía los pies, me perseguía por mi primer colegio, completamente vacío, yo
corría hasta esconderme debajo de la primera fila de mesas de una clase y él se
acercaba mientras yo temblaba y pedía socorro, por fortuna desperté en ese
momento. De vez en cuando, por suerte las crisis cada vez se espacian más
aunque de vez en cuando rebrotan y se solapan unas con otras, padezco parálisis
del sueño, sé dónde estoy, quién duerme a mi lado, percibo lo que me rodea
envuelto en una especie de nubosidad, pero si intento despertarme hay como una
barrera que me lo impide, me agito (o eso creo), quiero gritar para salir de
ese estado casi catatónico en el que conservo como atenuada/reblandecida la
capacidad de percepción, pero me cuesta un mundo, por fin, zafarme de todo,
incorporarme en la cama, soltar un exabrupto en voz alta, quedarme unos segundos
quieto, recuperando el ritmo natural de respiración, dándome de cuenta de que
la zozobra ha quedado atrás. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>A veces es como si me zambullese en los sueños, como si me precipitase
en ellos, o como si no fuesen tales, de tan reales me duelen, lloro, me asustan,
también me dan alegrías, por eso la lectura de <i>María en el multiverso</i>,
el debut como novelista de Mariela Cedeño Pérez publicado por Caligrama, me llegó
muy hondo y la recuerdo ahora, porque lo onírico es básico, porque explora
posibilidades, desintegra fronteras, porque soñar y vivir pueden (me atrevería
a decir “deben”) ser palabras sinónimas, porque nos estamos perdiendo mucho,
seguro, a considerarlos compartimentos estancos. Como escribí en su momento en
Instagram, es</span><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="background: rgb(250, 250, 250); color: #262626; font-size: 10.5pt; line-height: 107%;"> </span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;">una novela
que combina/alterna varios géneros (ciencia ficción, intriga, aventura,
sentimental) y en todos acierta y aporta, una nueva voz de la que esperar y
desear más. ¡No reneguemos de los sueños, tampoco de los que tornan en pesadillas
o tomamos por tales, unos y otras nacen en nosotros, somos parte de ambos (o
viceversa)! <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 1:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b>SILENCIOS
QUE NO SE DEBEN PERTURBAR<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Veo la adaptación cinematográfica de <i>Lo que el día debe a la noche</i>,
novela de uno de los escritores que más me fascinan desde hace unos años
(empecé a leerle tarde), Yasmina Khadra (no me he equivocado: es un hombre que
publica con seudónimo femenino). Es una narración con mimbres clásicos, una
novela río que, como es marca de la casa, posee personajes muy sólidos a través
de los cuales se retrata una época, un momento, un lugar, se pone el dedo en la
llaga, proporciona material para la reflexión. En su traducción a imágenes, la
historia pierde cierta fuerza, recurre a lugares comunes, esboza lo que en el
original literario es contundente, emocionante y a ratos mágico. Pero queda una
de esas frases que Khadra deja fluir como si fuese sencillo, una de esas
sentencias de las que uno se adueña, más en este momento que les he descrito antes,
cuando el verborreico calla, cuando no quiere más palabras (propias o ajenas)
que las escritas, cuando regreso (aunque sólo sea anímicamente) al ángulo oscuro
del salón, cuando comprendo (y me gustaría hacer comprender) que hay silencios
que no se deben perturbar.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-42038232060495416732021-03-27T15:47:00.000-07:002021-03-27T15:47:47.159-07:00DESEOS DE SER NUEVAMENTE UN CHIQUILLO<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 20:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>CUANDO LAS
CANCIONES HABLAN DE TI<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque no niego (en parte me enorgullezco de ello) que siempre ando con
la nostalgia a cuestas, con el recuerdo vivo de aquellos años en que, aunque me
he tomado las cosas desde pequeño un poco (o un mucho) a la tremenda, soy lo
que se llama un intensito (me desbordo, me desparramo, me paso de frenada, peco
de expansivo/expresivo), añorando, decía, aquel tiempo en que todo parecía más
fácil, en que lo era, puesto que los verdaderos problemas, las angustias más terribles
quedaban para la gente mayor, hay momentos en que intensifico la evocación, la
procuro, la alimento, me lo pide el cuerpo, la necesito, incluso sabiendo (o
precisamente por ello) que soltaré más de una lágrima triste (no es una
redundancia: las hay muy alegres y gratas -no es un oxímoron-), que llegaré a
un punto en que los agujeros de mi corazón se agrandarán, en que echaré de
menos con intensidad lacerante a las gentes que me forjaron, que hicieron mi
vida más interesante, rica y enriquecedora, que alimentaron mis pasiones, mi
vocación, que la tuvieron clara antes que yo mismo, que me nutrieron de libros,
de películas, de música. Y hoy no quise evitar hacer lo que tantas mañanas de
sábado (por supuesto, tras haber disfrutado de la programación matinal con la
que TVE proporcionó tantas alegrías a los niños y jóvenes de entonces), es
decir, dejar sonar la música, ahora que es tan sencillo gracias a los llamados
altavoces inteligentes.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No tengo listas en ninguna plataforma (o como se llamen, es posible que
no me esté refiriendo con propiedad a cosas que, de alguna manera, me superan),
me limito a decir el nombre de algún intérprete y dejo que Alexa me sorprenda
reproduciendo “de forma aleatoria” lo que encuentra por ahí, hoy pedí que
buscase canciones de Ana Belén, alguien que es banda sonora imprescindible de
mi vida, y el viaje ha sido impresionante, ni escogido por mí tema a tema, ha
dibujado con fidelidad y viveza capítulos de mi niñez y adolescencia, he
regresado a tantas tardes en las que, gracias a mi hermana y sus amigas,
descubrí a los cantautores, a la variadísima colección de discos y casetes que el
tío Miguel reunió (así me apropié de coplas, cuplés, zarzuelas, palos flamencos,
boleros, igualmente de, por ejemplo <i>Jesucristo Superstar</i>, Quilapayún,
Barbra Streisand, Frank Sinatra, Patxi Andión -por sí solo e interpretando <i>Evita</i>-),
colección de la que no me desprendido en lo que a los vinilos se refiere. Me he
dejado embrujar una vez más por ese <i>Agapimú </i>que, bien demostrado quedó
en lo más oscuro del confinamiento hace precisamente cosa de un año (¡Gracias,
Ojete Calor, por la inyección de vitalidad y jocosidad, por dibujarnos sonrisas
en el rostro y en el alma!), conserva intacta su frescura, su cascabeleo, su
estallido; me he sentido transportado con <i>De qué callada manera</i>, esa
joya de Nicolás Guillén a la que Pablo Milanés puso música y que Ana hizo suya
para siempre en el primer corte del, por tantos motivos, decisivo e idolatrado
doble LP <i>Querido Pablo </i>(que con los años adquirí en CD); me he dejado
arrollar (literalmente: el corazón ha botado, rebotado y redoblado) por <i>El
trenecito</i>, glorioso dúo dirigido al público infantil entre mi adorada y
Miguel Bosé (lo de ahora no quita lo de antes, una cosa -¿cuántas veces habrá
que decirlo?- es el artista y otra bien diferente el civil-), ha sido toda una
catarsis, a pesar de esa pena negra que, de tantas formas, llevo sobre los
hombros (soy exagerado, ya lo dije, pero el caso es que así lo siento desde
hace mucho, antes incluso de que Víctor Manuel lo escribiese en una de las
canciones que nos ha regalado a través de la voz de Ana), me he sentido
reconfortado, han resonado en mi alma los ecos de aquellas voces que tanto
necesito escuchar, la mano amorosa se ha posado en mi hombro y me ha
transmitido su confianza, su apoyo, su convicción (que es la mía) de que las
cosas van a salir mejor, que estoy dando buenos pasos, que no me impaciente,
que sigo siendo su pequeño.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk67770988"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67770988;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 21:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67770988;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk67770988;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">«LA ESCONDIDA SENDA POR DONDE HAN IDO…»</span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></b></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk67770988;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></span></b></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk67770988;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/322/m_libros/portada_el-manuscrito-de-barro_luis-garcia-jambrina_202011020948.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/322/m_libros/portada_el-manuscrito-de-barro_luis-garcia-jambrina_202011020948.jpg" width="260" /></a></b></div><b><br /><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Ese temblor del descubrimiento constante, del asombro cotidiano, de la
emoción de ir encadenando lecturas, de hacerlo del modo más anárquico posible,
a pura pulsión, a puro enamoramiento, ese sentir como familiares y propios los nombres
de Antonio Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Pablo Neruda, de
tantos poetas que llegaron y se quedaron en forma de canciones, de
adaptaciones/versiones populares y de otras que no lo eran tanto, ese rápido
enganche con aquellos que aparecían en los libros de texto, ese disfrute previo
que eliminaba de un plumazo la aridez de las lecturas obligatorias (tan mal
escogidas y peor o nada explicadas, sin hacerlas atractivas, sin consentirlas
fluir -salvo excepciones-), esa pasión bien nutrida y mejor alimentada que uno
traía de casa, esa tensión estimulante de lo que se presiente o se espera (aunque
me centre en los libros, sirve lo mismo para otras disciplinas/manifestaciones
artísticas) no ha perdido un ápice de intensidad, no la he dejado menguar, pero
lógicamente no es tan prístina e instintiva como lo fue en los años de estudiante,
cuando tenía (casi) todo por leer (ahora también, pero de otra manera, a otro
ritmo, con otro sentir), cuando buscaba conexiones, cuando vivía la literatura
casi como una cuestión de resistencia/supervivencia ante la manifiesta
hostilidad de quienes consideraba mis amigos, a los que quise como tales (y no
siempre lo demostré, es cierto, no siempre estuve a la altura -lo uno no quita
que reconozca lo otro-). Y ese cosquilleo, ese placer, esa plenitud es la que implosiona
con suma complacencia cuando uno es seducido desde las primeras líneas (no
puede ser de otro modo) por <i>El manuscrito de barro</i>, la nueva novela de
Luis García Jambrina con Fernando de Rojas como protagonista, publicada por
Espasa en enero.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque en lo que se refiere a la asignatura en sí la cosa no fuese para
tirar cohetes, tuve la fortuna de topar en el instituto con profesores que
amaban la lectura y sabían transmitir ese entusiasmo (curiosamente, fueron
algunos de la rama de Ciencias los más influyentes y cómplices), que procuraban
que los libros cobrasen vida, que durante un gozoso viaje a Salamanca nos llevaban
al lugar (sí, creámoslo, entremos en el juego, hagamos real la ficción) donde
se conocieron Calixto y Melibea o donde se ponía sonoro y doloroso punto final a
la aventura de Lázaro de Tormes con el ciego. Todo sin olvidar que una serie de
televisión como <i>Las pícaras</i> (otra de tantas que devorar en las inolvidables
noches de viernes de aquellos primeros años) me había puesto en la senda correcta,
en la misma que ya recorría desde la histórica adaptación en dibujos animados
de <i>Don Quijote de La Mancha </i>(que no me cansaré de reivindicar, de demandar
su inclusión en los programas de estudio, esos tan devaluados -por no decir
algo peor- en lo que a las Humanidades se refiere), en la que nunca he
abandonado pero he vuelto a ver despejada y bien señalizada gracias a la
sabiduría narrativa y docente de mi tan y bien admirado Luis García Jambrina,
autor por el que sentimos especial predilección los del club de lectura (mi
Pepa Muñoz le sigue desde siempre, igual que yo) y con quien mantuvimos un apasionante
encuentro para celebrar la que ya es quinta entrega de una lograda serie de manuscritos
en las qwue se recogen las pesquisas llevadas a cabo por el autor de <i>La Celestina
</i>(pueden verlo completo si pinchan en el siguiente enlace: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=tyq5hokOGqI&t=2366s">https://www.youtube.com/watch?v=tyq5hokOGqI&t=2366s</a>).
Estamos, tal vez, ante el título más quijotesco de la saga, es fácil percibir la
sombra del ingenioso hidalgo y su escudero (también la de Holmes y Watson), no
en vano la magna obra transcurre casi en su totalidad en el camino, mientras
los personajes se desplazan, encuentran a otros, conocen sus historias,
dialogan, conversan, disputan, discrepan, la información necesaria para el
lector así como la psicología de ambos se transmite fundamentalmente a través
de lo que les cuentan y se cuentan, con esa naturalidad (ya practicada en las anteriores
entregas) es con la que Jambrina recrea una época, unas gentes, reproduce lo
que era cotidiano entonces (la acción tiene lugar en 1525), demuestra sus
conocimientos sin alardear, sin sobrecargar el texto, sin perderse en
disquisiciones/exposiciones, ¡qué envidia de profesor (y de maestro, que no es
lo mismo)! No voy a contarles más, ya lo saben, tan sólo indicar que, como sucede
con sus predecesores, el volumen puede leerse con completa autonomía y que el
escenario escogido (a través del cual queda fielmente reflejado el momento que
se vivía no sólo en España sino en Europa), un escenario al que se da
tratamiento (y verdad) de personaje es el Camino de Santiago.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_Hlk67772576"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></a></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67772576;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 22:<o:p></o:p></b></span></u></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67772576;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67772576;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>QUÉ NO DARÍA YO…<o:p></o:p></b></span></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="mso-bookmark: _Hlk67772576;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="mso-bookmark: _Hlk67772576;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No se habla de otra cosa desde anoche, yo
también estuve pegado al </span></span><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">televisor, en parte porque se habló
de unos años en que de alguna manera yo estaba cerca de muchos de los involucrados,
no es una justificación, es decir, lo vi porque así lo quise (y pienso hacer lo
mismo con las próximas entregas), pero poco voy a escribir sobre el testimonio
televisado de Rocío Carrasco, al menos hasta que no se emita íntegro (o todo lo
íntegro -dicho sea sin segundas- que la cadena estime pertinente -alguna pieza
guardarán, seguro, para que el negocio les siga siendo tan rentable como la audiencia
alcanzada indica). Lo cierto, por otro lado, es que algunas circunstancias que
conozco relacionadas con este espinoso asunto me llegaron en forma de
confidencias de gente muy cercana, testimonios que sé verídicos, pero si ellos
no lo cuentan no seré yo quien rompa el secreto profesional, digamos tan sólo que
tengo una opinión bastante bien (in)formada sobre determinados episodios, que,
ya que se han puesto, confío en que se aborde la historia desde todos los
puntos de vista, que me gustaría se hiciese justicia con el que me parece
(antes y ahora) uno de los mayores damnificados, sino el más, me refiero a
Pedro Carrasco.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Y, mientras tanto, me he vuelto a ver debutando en televisión, en agosto
de 1992, en la sección de Cultura de los informativos de Telemadrid, más allá
de escarceos previos en la radio (que no oculto y que agradezco, que me dieron
seguridad y algo de experiencia, que me pusieron en contacto con quien durante
muchos años fue maestro, compañero y amigo), ese fue, nunca mejor dicho, mi
verdadero punto de partida, ahí empecé una trayectoria sin apenas
interrupciones hasta 2012, pronto llegaría mi etapa en la prensa del corazón
(donde aprendí a hacer periodismo de investigación, el que merece ser loado de
esa manera), todo lo demás, el caso es que por ese motivo no pude conocer la
Expo de Sevilla, iba a ir con los tíos en septiembre, pero al menos gocé de la
grabación de <i>Azabache</i> con esa Rocío Jurado pletórica, excesiva y
excelsa, señora, paloma brava, diva sin consideraciones, artista de una pieza
(o de muchas, no en vano ha sido una de las más largas en lo que a cantes se
refiere), en este huracán nostálgico en que me hallo sumido, cómo no desear
empezar de nuevo para que me cuenten un cuento bonito y me hagan dormir.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 23:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>…È BEN TROVATO<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.penguinlibros.com/es/201177/spiculus.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="522" height="400" src="https://www.penguinlibros.com/es/201177/spiculus.jpg" width="261" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Cuando por fin conocí, pisé y recorrí entusiasmado el Coliseo de Roma
(junto a Pablo), me situé en el que me pareció lugar más apropiado y preciso
para decir “aquí estoy como Nerón… que nunca estuvo”, en el imaginario
colectivo tenemos al icónico y legendario Peter Ustinov de <i>Quo vadis?</i>
protagonizando un anacronismo que se ha dado por bueno (y habrá quien lo siga haciendo),
en realidad el monumental anfiteatro empezó a construirse pocos años después de
su muerte, pero resulta irresistible lo de sentirse como el emperador (y más
teniendo en cuenta que canto bastante mal) cuando tienes el decorado natural
tan a mano, cuando puedes vivir por unos momentos en un fotograma. Quien sí
cuenta la historia (en mayúscula y en minúscula) siguiendo lo más posible lo
que hay documentado, lo escrito, quien fabula con acierto pero con gran
conocimiento (y por eso inventa lo justo) es Juan Tranche en su primera novela,
una ópera prima espléndida, de gran calibre, una de esas lecturas que nos
devuelve (una vez más) el gusto y placer adolescente por un género, por una
asignatura que no debe ser un ejercicio memorístico, que no puede limitarse a
una recopilación de datos, fechas, nombres, una asignatura que debe transmitirse
como lo que es, una constante aventura, tal y como nos deja sin aliento en las
páginas de <i>Spiculus</i>, publicada por Suma de Letras.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Gracias a los buenos oficios de mi Pepa Muñoz (y, como dice ella, al
bendito Zoom), pudimos conversar con Juan Tranche en un encuentro repleto de
sorpresas y alegrías (que pueden descubrir y compartir pinchando en el enlace <a href="https://www.youtube.com/watch?v=mqD2rp3sab4&t=24s">https://www.youtube.com/watch?v=mqD2rp3sab4&t=24s</a>),
una charla emocionada sobre pasiones que, sin que doliesen, sin que pesaran,
sin sentirlo, nos inocularon desde pequeños el cine, la televisión, los cuentos,
los dibujos animados, la Historia como diversión (incluso lo resultaba aquello que
no teníamos edad para entender, pero nos atrapaba con una cabecera sencilla e
impactante, una música que inquietaba, seducía y obligaba a no despegar la
mirada de la pantalla -me refiero a <i>Yo, Claudio</i>-). Con ese entusiasmo,
con ese arrebato, con esa admiración ha forjado su prosa el autor consiguiendo
una obra digna de encomio que se paladea, con la que se vibra, con infinita
capacidad sensorial, la arena en que la pelean a muerte los gladiadores se
mastica, se queda entre los dientes, nos subyugan perfumes, fragancias, las
papilas gustativas anticipan exquisiteces culinarias, banquetes de infinitos
sabores, los hedores nos ahogan, los fluidos se entremezclan, <i>Spiculus </i>es
un continuo regalo y cuenta con una impresionante nómina de personajes reales,
entre los que uno se rinde a Agripina y a Séneca, en lo bueno y en lo malo, en
lo noble y en lo conspiratorio, en el estudio y en la ambición. No será la
última vez que esta arpa suene con melodías inspiradas por tan magnífica
novela, tengan un poco de paciencia.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 24:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>UNA
REVOLUCIÓN EN TODA REGLA<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No me gusta escoger como título
el mismo de aquello sobre lo que voy a hablar, pero en esta ocasión no se me
ocurre nada más apropiado, es de esas veces en que la traducción (que no es
tal, ya que el original se llama <i>Period. End of Sentence</i>) me resulta
plausible, pone el dedo en la llaga, hace un fantástico juego de palabras sin
traicionar ni tergiversar el contenido, todo lo contrario. <i>Una revolución en
toda regla </i>ganó hace dos años el Oscar al mejor corto documental y
constituye uno de los más emocionantes y ejemplares manifiestos feministas,
esos de los que tan necesitados estamos en un tiempo en que hay quien se ha apropiado
del término/movimiento, lo ha manipulado, lo ha vulnerado, convirtiéndolo en el
arma más letal contra sus más puras esencias, su idoneidad, su necesidad, su
valor, su espíritu, su corazón, contra la labor de tantas pioneras, tantas
valientes, tantas honestas, tantas víctimas (y no hay más que encender la
televisión). La directora Rayka Zehtabchi refleja una verdad sin adulterar, a
través de la explosión casi constante de alegría que mostró al mundo Dominique Lapierre
y que tan cara es a los habitantes más humildes de la India, sin hacer
discursos, sin rencor ni rabia, consciente de que las imágenes, los hechos, las
mujeres y los hombres que se muestran tal cual son y explican lo que hacen (o
no tienen reparos en reconocer lo que ignoran) son la mejor herramienta para seguir
construyendo futuro, para continuar dando pasos hacia la plena igualdad sin
enfrentamientos ni odios. Sólo se puede asentir (y desear que todas puedan
decirlo algún día) cuando una de ellas afirma que le sienta bien que su marido
la respete o morirse de risa (algo, por cierto, que contagia el corto en no
pocas ocasiones) cuando otra reconoce que las compresas que ellas fabrican no
se ven tan bonitas como las que se venden en las farmacias, pero las prefiere
porque es como “<i>cuando conoces un hombre feo, pero eficiente</i>”, ¿con cuál
se queda una a la larga (y a la corta)? ¡Lo suscribo!<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>JUEVES 25:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>CONSUMACIÓN
Y CONSUMICIÓN<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788491819301-maria-blanchard.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="528" height="400" src="https://www.alianzaeditorial.es/imagenes/libros/grande/9788491819301-maria-blanchard.jpg" width="264" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>He leído con total deleite <i>María Blanchard. Como una sombra</i>, la bellísima
novela editada por Alianza Editorial en que Baltasar Magro reproduce con enorme
y muy plausible plasticidad (no en vano es licenciado en Historia del Arte), no
sólo en lo pictórico sino en lo humano, los últimos meses de vida la de (¡Oh,
dolor!) olvidada por no decir desconocida/desaparecida/borrada (y que cada palo
aguante su vela) pintora que le da título, la grandísima artista cubista (y no
sólo eso), aquella a la que Picasso elogió en vida, mujer con nombre propio
que, para algunos, ha quedado en las notas a pie de página (si acaso) de las biografías
del malagueño, Juan Gris o Diego Rivera. Con una prodigiosa capacidad de síntesis,
dividiendo la narración en pequeños cuadros (nunca mejor dicho), recogiendo
algunos testimonios (de la propia biografiada y de quienes estuvieron cerca), Baltasar
Magro hace justicia, da un lugar, rescata de las sombras a quien llegó a decir:
“<i>Yo no estoy hecha para otra cosa, creo, que no sea dar brochazos a las
telas, aunque no he probado otras lides; vete a saber dónde habría terminado si
me hubiera cruzado con un altruista y buen mozo; tal vez habría abandonado este
oficio porque mi pequeña inteligencia habría sido consumida por la descendencia</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>María se abandona, literalmente, anhela pintar todo lo que le sea
posible, sabe que el final está cerca y no hace nada por evitarlo, incluso
acorta su tiempo, se tortura sin misericordia, trabaja sin descanso, taladrada por
el dolor, sin querer ajustar cuentas con nadie salvo consigo misma, con su
obra, viviendo (malviviendo, sobreviviendo, infraviviendo) por y para el arte: “<i>El
arte es una mentira </i>(…), <i>una hermosa y fantástica mentira que nos
permite todo. Por eso nos gusta tanto, porque nos traslada a otra realidad,
porque nos faculta para ver la vida, los objetos, las personas desde una óptica
diferente y abierta a cualquier pensamiento e interpretación. Eso es lo que lo
hace tan sugerente y seductor. El arte es emoción en sí mismo. Y peligroso para
quien se considere superior porque disponga de la capacidad de crear algo que
le haga destacar por encima de los demás”</i>. Ojalá la meritoria labor
didáctica que Baltasar Magro ha acometido con esta novela a la que cuadra como
a pocas el adjetivo “imprescindible” (también el de “necesaria”) dé sus frutos
y puedan contemplarse los resultados donde deberían verse desde hace mucho: en
las paredes de los museos.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-65934530888792310012021-03-20T14:04:00.002-07:002021-03-20T14:04:54.579-07:00ES NECESARIO (O NO) QUE TODO CAMBIE<p><b> </b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Sábado 13:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ACORDES
COTIDIANOS<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Así pensé llamar a este blog cuando empecé a soñarlo, cuando Pablo me
animó a ello, cuando me rescató del pozo en que consentí me metieran un poeta
huero y algunos otros ingratos, falaces, déspotas, arribistas y otras especies
(guiño a mi adorada Carmen Posadas), esos que sólo buscan vasallos
complacientes, esos que no reconocen méritos (ni los tienen -la mayoría, al
menos-), los que hacen favores o así te los recuerdan para poder cobrárselos más
pronto que tarde. El caso es que el periodista seguía aquí, es algo que nunca
se deja de ser si lo llevas en las venas y el corazón (aunque tantos que pueden
ser llamados así dejan de serlo a diario, sobre todo en los despachos, aunque
otros se atribuyan un oficio al que nunca podrán pertenecer -no por estudios,
sino por vocación, por alma de la que carecen-), ¿por qué no buscar un rincón
(o una trinchera, el símil bélico no es nada exagerado en este mundillo, más
aún si nos ceñimos a Internet, no digamos a las redes sociales) en el que dar
rienda suelta a mis inquietudes? Un espacio en el que ser (o seguir siendo) yo
mismo, sin perder de vista el cariz, el marchamo, el instinto periodístico
(procurándolo al menos). Y quise homenajear a mi poeta de cabecera, don Mario
Benedetti, pero la frase ya había sido escogida, no podía repetir nombre, dando
vueltas a diferentes opciones encontré/regresé a uno de mis lugares favoritos,
el ángulo oscuro de mi alma, el repliegue del corazón en que me he cobijado
desde niño, mi soledad buscada/deseada/conseguida, un refugio iluminado por las
historias creadas/vividas por otros, por aquellas que voy haciendo mías, por
los libros que han alimentado, alimentan y alimentarán mi pasión más primigenia
y definitoria.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Era lo que tocaba (nunca mejor dicho): si quería que los acordes
sonasen, nada como transformarme en arpa, me sentía olvidado, arrinconado,
apartado (por no decir extirpado o anulado, así me hirió lo sucedido), pero
aquellos que lo propiciaron/llevaron a cabo no merecían mis lágrimas, mi dolor,
mi parálisis, mi dejación de funciones, mi impotencia, nada como devolverles
melodías muy sonoras, nada como dar la cara, nada como soltar lastre, nada como
continuar. Así fue cobrando vida este blog, así me fui fundiendo con el
instrumento inmortalizado por Bécquer, así fui reajustando piezas, eliminando
las obsoletas, las dañadas y dañinas, incorporando nuevas, así encontrando a
aquel que empecé a ser hace mucho tiempo, aquel que soy desde antes de tener
auténtica conciencia de ello, aquel lector voraz que dialoga con los libros,
que se sumerge en ellos, que se deja arrastrar por lo que encuentra/vive en sus
páginas, que vive por y para ellos, que los ama sin fisuras ni extenuación,
aquel alimentado desde niño por gentes que nunca dejan de abrigarme el corazón
(y de los que sigo hablando en presente), aquel formado por maestros de vida
(también de oficio), aquel que renueva su entusiasmo con camaradas
indispensables envenenados igualmente por este bendito veneno, por esta locura
libresca, aquel consentido por quien más combustible literario y humano me
inyecta en cada jornada, por quien me alienta para leer, escribir, vivir y
amar. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sobre todos ellos, libros y personas, en gran parte para darles las gracias,
empecé a escribir recientemente, empecé a reordenar recuerdos, a trenzar mi
biografía de lector (autobiografía es más preciso, la tía Agatha me inspira una
vez más), proyecto que va avanzando muy lentamente, en parte porque así he sido
siempre a pesar de lo que gozo aporreando el teclado (y antes emborronando hojas),
también por algunos trabajillos que, por fortuna, van saliendo, en parte porque
(bien lo saben y padecen los leales) me tomo mi tiempo en cada texto, dejo que
la verborragia fluya sin tregua, me involucro hasta las trancas, tiendo de un
modo u otro a la confesión general (como diría mi admirada y queridísima María
Fernanda D´Ocón), no sé (ni quiero) hacerlo de otra manera. Pero no puedo
prescindir del arpa, soy yo mismo, necesito que siga sonando, he de encontrar
el modo, creo que tengo la solución pero aún es pronto para contarlo.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Domingo 14:</b></span></u></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>DURA
JUSTICIA… ¿PERO ES JUSTICIA?<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/81fDCpVKHwL.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="527" height="400" src="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/81fDCpVKHwL.jpg" width="263" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por el momento, puedo ir terminando el texto que empecé hace unos días e
interrumpí por atender otras cosas, el texto que casi hago arrancar en el
último párrafo del que dediqué recientemente a <i>Los ausentes</i>, la novela
de Juana Cortés Amunarriz, no en vano existen algunos puntos en común entre
aquella lectura y esta, en ambas se plantean espinosos interrogantes morales
con la contundencia del mejor thriller (el que es digno de tal nombre, no tanto
sucedáneo o ni siquiera que se promociona con excesiva -y equívoca, por no
decir otra cosa- fanfarria), aunque su desarrollo e incluso naturaleza más
profunda sea muy distinta (y eso que sale ganando el lector porque no se
invalidan entre sí, porque no son lo mismo, porque cada una es una vibrante
novela que se defiende por sí sola, pero leídas de manera casi consecutiva
-como me ha sucedido- establecen un apasionante, encendido y enriquecedor
diálogo que se hace extensivo a quien navega por sus páginas). <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin embargo, en primer lugar, me contuve para no ahondar más en aquello que,
aunque su conocimiento no rebaje la sorpresa ni el impacto, prefiero sea
descubierto por cada cual cuando se sumerja en <i>Los ausentes </i>(o que, al
menos, no lo sepa por mí), recomendación en la que vuelvo a insistir (lo demás
lo tienen en la entrada del blog que pueden encontrar debajo de esta); por otro
lado, es de ley, es de justicia (términos que escojo con toda la intención), es
lo suyo que <i>El buen padre</i>, la esperadísima y magnífica segunda novela de
Santiago Díaz que ha publicado recientemente Reservoir Books, tenga su momento
digamos en exclusiva en este ángulo oscuro del salón, haga su aparición con
todos los honores, se apodere con todo derecho (aplíquese lo señalado en el
paréntesis anterior) del foco de atención, la misma que absorbe a quien se
adentra en su lectura y, literalmente, no puede soltarla hasta llegar al final
entre taquicardias de deleite y emoción, también de angustia, no se puede
negar, tal es la identificación o rechazo (implicación en todo caso) que
experimentamos con respecto a los personajes, ambivalencia sobre la que el
autor construye su obra y que maneja con absoluta maestría para conseguir, por
encima de todo, entretener, arrebatar, hacer olvidar la hora, el lugar y la
vida en que uno andaba hasta que se cruza en su camino este thriller
irresistible.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>El experimentado guionista que es Santiago Díaz utiliza los mejores
recursos de esa profesión (él mismo la considera “<i>una especie de curso de
guion”</i>)<i> </i>para construir una novela que, aunque tenga la velocidad, el
brío, la potencia de sus libretos, incluso la fácil traslación a imágenes de lo
que se lee (describe hechos y personalidades, acciones y reflexiones con
habilidad, con precisión, con viveza, con plasticidad), no cae en ninguno de
los vicios (por no decir trucos, por no decir trampas, por no decir algo aún
peor y demasiado recurrente) de los que adolecen tantos títulos publicados (e
incluso prestigiados), algunos promocionados precisamente como
“cinematográficos” (teniendo que dar la razón en este aspecto al maestro
Scorsese cuando se lamenta de lo que se ha devaluado el concepto, el arte de
narrar en/con imágenes). Santiago Díaz consigue plenamente su objetivo de “<i>un
equilibrio entre una premisa que se mantiene y unos personajes trabajados”</i>,
nos mete en la mente de sus personajes, nos hace sufrir con ellos, los utiliza
como espejo en el que interrogarnos, maneja la intriga psicológica con absoluta
maestría, se mueve con plena soltura en las aguas turbias y pantanosas de las
ambigüedades morales, de las contradicciones éticas en que incurrimos o podemos
incurrir, a veces sin ser conscientes de ello, de lo maleable e inconsistente
(por no decir corrompible) que es nuestra escala de valores. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Si el personaje que sirve para dar título a la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>novela es todo un hallazgo, nos lleva a
cuestionarnos nuestras certezas (o las que tenemos por tales) más arraigadas,
nos hace utilizar otro prisma (o varios) para mirarnos y mirar/juzgar a los
demás, la creación de la protagonista, Indira Ramos, hay que celebrarla con
algarabía, no sólo porque se anuncie su continuidad (queda mucha tela que
rascar), sino por lo que aporta al género, por la revolución que supone, por un
alma atormentada y sufriente alejada de los clichés (“<i>Quería que se enfrentase
a un enemigo que la aislase del mundo y nada mejor que un enemigo invisible
para conseguirlo”</i>), por el modo en que a través de ella se aborda el TOC,
trastorno tantas veces utilizado como sinónimo de manía risible con la que
ridiculizar a alguien, enfermedad terrible para quien la padece, para su
entorno, reflejo en este caso (y en muchos) de un trauma espantoso, de una
escena que, a pesar de lo angustiosa, Santiago Díaz narra de forma inolvidable
y digna de encomio (y que, sin destripar nada -basta decir que me refiero a
cierta zambullida en una piscina-, coloco al lado de uno de mis momentos
favoritos de la novela que, ya lo conté en su día, cambió todo para aquel
lector de doce años: <i>Los renglones torcidos de Dios</i>). En realidad, cada
página de esta adictiva novela, el tempo medido e implacable, el juego
caleidoscópico en que el lector se ve envuelto tanto en el desarrollo y ramificación
de la trama como en lo fieramente humano, todo en <i>El buen padre </i>resulta
memorable. <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>P.D.: Los del club de lectura mantuvimos un jocoso (con él es imposible
otra cosa) encuentro con Santiago Díaz que, como siempre, pueden ver completo
porque mi Pepa Muñoz lo difunde en su canal de YouTube: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=-rizBGKAQq0&t=9s">https://www.youtube.com/watch?v=-rizBGKAQq0&t=9s</a>).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Lunes 15:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>ASÍ COMO
TODO CAMBIA (O VARÍA)…<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>El anuncio de las nominaciones al Oscar de este año casi me pilla por sorpresa,
no será por no estar atento, por no esperarlo con emoción, por no llevar unos
meses viendo la mayor parte de las películas que suenen como posibles candidatas,
pero uno da por hecho que el acto se va a celebrar un martes (así ocurría
tradicionalmente) y si no es porque Pablo me lo preguntó y volví a mirar la
fecha me lo hubiese perdido. Sí, me encanta vivirlo en directo, igual que la
ceremonia de entrega (cruzo los dedos, además, para que Pablo libre ese día y
podamos verla juntos), es una ilusión de chaval que, por fin, pudo hacerse
realidad cuando en aquel ya lejano 1988 TVE la retransmitió completa (y yo me
levanté bastante antes de tener que ir a clase para ser testigo del para mí
desmesurado triunfo de <i>El último emperador</i>). Para colmo, tampoco la hora
habitual (que fue la que apareció en los medios) es la de siempre puesto que,
al haberse retrasado todo, en EEUU ya han cambiado al horario de verano,
resulta que la señal sólo puede seguirse por Internet (no es que se eche de menos
a los que suelen retransmitir -o lo que hagan- estos eventos, pero es más
sencillo verlo por televisión), vamos, un desbarajuste en toda regla, aunque
consigo mi objetivo y, ahí sí se cumple la tradición, me llevo alguna decepción
que otra, me cabreo con los votantes, vivo intensamente la carrera de los Oscar,
hay cosas que no cambian (antes bien, se intensifican) con los años.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Martes 16:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>…QUE YO
CAMBIE (O ME ALTERE) NO ES EXTRAÑO<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No sé muy bien por qué, de repente, empecé a escribir un diario, estaba
en proceso de transformación, quería alterar algunas rutinas para, como dije,
dedicar el mayor tiempo posible a mi proyecto, hoy llegó la confirmación
definitiva de algo que varía sensiblemente el panorama, el día a día, que me
devuelve al ejercicio activo de mi profesión (y que, perdón, por el momento no
quiero desvelar, lo contaré cuando sea una realidad, cuando pueda verse el fruto
del trabajo), acerté en dar este nuevo rumbo al ángulo oscuro del salón que
ahora va a estar muy bien iluminado, ya lo verán (nunca mejor dicho).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>La pulsión de escribir un diario siempre estuvo ahí, le di curso a
rachas, sentí la fiebre adolescente, la última vez que mantuve uno activo fue
en la época universitaria, lo escribía en segunda persona, como si alguien me
hablase/reprobase, sacándome los colores, intentando comprenderme, se lo conté
al maestro Luis Landero en una inolvidable conversación en la cafetería de mi
antiguo instituto donde él aún daba clases, fui con mi ejemplar de <i>Juegos de
la edad tardía</i>, me empujó (con su delicadeza habitual) a William Faulkner, me
hizo regresar a Thomas Mann, me dijo que era estupendo escribir todos los días
(algo que no he dejado de hacer) y aún más textos que no estaban dirigidos a
nadie, que nadie más que uno mismo iba a leer (esa regla la estoy incumpliendo,
perdón, pero puedes estar seguro, Luis, de que lo hago con suma honestidad, que
no me reprimo, que junto palabras sin tener en cuenta que otros, los demás, los
que me importan, van a tener acceso a ellas).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Miércoles 17:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>UNA DE
ROMANOS (Y ALGO MÁS)<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/322/m_libros/portada_nocturnalia_joel-santamaria_202012230928.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="374" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/322/m_libros/portada_nocturnalia_joel-santamaria_202012230928.jpg" width="267" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Ayer tuvimos otro encuentro literario (que en breve mi Pepa Muñoz subirá
a su canal de YouTube, si se suscriben recibirán la notificación en el mismo
momento en que eso sucede y se ahorrarán tener que estar pendientes de que yo
se lo comunique), otra de esas charlas apasionadas y apasionantes entre
lectores, en esta ocasión sobre una novela sorprendente que mezcla con suma
audacia dos (y hasta tres) géneros, que nunca toma el camino fácil pero que
respeta en fondo y forma (y en magnífica documentación) el modo en que se
presenta: novela histórica de impecable factura que reconstruye una época poco
conocida/tratada (finales del siglo III) y nos permite conocer una de las caras
más decadente, tenebrosa y menos imaginada de lo que podría pensarse del
Imperio Romano. Con <i>Nocturnalia, </i>publicada recientemente por Espasa,
Joel Santamaría nos entrega una historia que, llámenme morboso o masoquista (y
en lo que se refiere a estas lides acertarán: tengo miedo hasta de mi sombra,
por eso me chifla lo terrorífico), he querido leer por las noches (pocas
porque, al margen de su meritoria brevedad, de su impagable capacidad de
síntesis, de su plausible concisión -sobre todo teniendo en cuenta la muchísima
información que proporciona-, posee un ritmo interno implacable -con los
estallidos necesarios-), no sólo porque ya el título impele a ello, lo demanda,
sino porque así he experimentado con mayor virulencia (y gozo lector), he
sentido y de qué modo cómo la atmósfera se iba enrareciendo, cómo el mínimo
ruido, no digamos el silencio, resultaba como poco sospechoso, cómo se cernía
sobre mí la amenaza del inframundo (y otras que, por supuesto, no voy a
desvelar). ¡Qué gustazo!<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Jueves 18:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>A VECES
(AÚN) LLEGAN CARTAS<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Hace tiempo que abrir el buzón es casi un acto reflejo, un trámite, ya
no es como antes, sólo encuentras publicidad y facturas (o ni eso porque llegan
vía e-mail), alguna notificación de Correos para recogerlas, estoy generalizando,
sí, pero lo cierto es que poco más, salvo alguna que otra sorpresa (y no
siempre agradable, las cosas como son). Por eso me he quedado ojiplático cuando
hoy me he encontrado con un sobre manuscrito, con la dirección correcta (la
nuestra, piso y puerta incluidos), pero sin destinatario, del mismo modo que en
el remite (puesto, por cierto, en la parte delantera, en el ángulo superior
izquierdo) tampoco aparecía ningún nombre. Lo primero que he hecho ha sido
consultar en Google dónde estaba la calle desde la que lo enviaban por si eso
me refrescaba la memoria, después le he mandado a Pablo por WhatsApp una foto
por si él reconocía quién podía estar detrás del envío, como la incógnita
seguía abierta, no puedo negar que con cierta aprensión, al final he abierto el
sobre y me encontrado con una carta escrita en un ordenador y con un código QR
con firma.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin embargo, el remitente se identificaba, Saúl Reyes, “<i>un vecino de
Madrid</i>”, que escribía “<i>por la imposibilidad de visitarlo personalmente,
debido a la pandemia que nos está afectando a todos”</i>. En seguida recordé
aquellas cartas escritas a máquina en las que al final se encontraba una peseta
pegada con celo, aquellas misivas que cuando era niño aparecían cada cierto
tiempo en el buzón y me parecían de lo más inquietantes, a las que la abuela o
la tía no daban ninguna importancia y en las que se arengaba a enviar una
decena similar para evitar la propagación de no sé cuántos males, para conjurar
la amenaza que se haría realidad de no atenerse a las instrucciones. Esta no es
de ese tipo, se limita a invitar “<i>a la conmemoración de la muerte de Jesús</i>”,
puesto que “<i>una vez al año, los testigos de Jehová de todas partes del mundo
nos reunimos para conmemorar el aniversario de la muerte de Cristo”</i>. El código
QR proporciona detalles sobre la reunión “<i>que cumple el mandato de Jesús</i>”
y que este año tendrá lugar vía Zoom. Mira, eso que hemos salido ganando con la
pandemia, me refiero al hecho de que venga gente a tocar el timbre de la puerta
y/o el portero automático (otro de esos recuerdos de la infancia y de muchos
años más).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><u><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>Viernes 19:<o:p></o:p></b></span></u></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b>A LAS HORAS
PRECISAS, RENACERÉ<o:p></o:p></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><br /></b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.maeva.es/thumb.php?t=22&i=cmVwb3NpdG9yaW8vbGlicm9zL3BvcnRhZGEtY29uLWVzdG8teS11bi1iaXpjb2Noby5qcGc=" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="521" data-original-width="344" height="400" src="https://www.maeva.es/thumb.php?t=22&i=cmVwb3NpdG9yaW8vbGlicm9zL3BvcnRhZGEtY29uLWVzdG8teS11bi1iaXpjb2Noby5qcGc=" width="264" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Preparo una foto que en estos días subiré a Instagram, la voy a utilizar
para ilustrar mi comentario sobre el encuentro que mantuvimos ayer (suscríbanse
al canal de YouTube de mi Pepa Muñoz, a su/nuestra Locura de Libros y recibirán
la notificación en cuanto pueda verse el vídeo: <a href="https://www.youtube.com/channel/UC8e6pWCMrca5GDKsvDM1-Ww">https://www.youtube.com/channel/UC8e6pWCMrca5GDKsvDM1-Ww</a>),
no es nada especial, no soy tan artístico como mis compañeros, siempre he sido
torpe en las manualidades, pero como la novela se titula <i>Con esto y un bizcocho</i>,
he comprado uno (con la intención de tomarlo en los desayunos, no sólo por la
obviedad) y lo he colocado junto al libro que acaba de publicar Maeva,
recuperando la ópera prima de Amara Castro Cid (la misma editorial publicó en octubre
su segunda obra, <i>El tiempo suficiente</i>). <o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Se trata de una novela acogedora, familiar, rebosante de humanidad, de
camaradería, de apoyos sinceros, de sentimientos nobles, reales y puestos en
práctica día a día, una novela que, sin estridencias ni dramatismos, invita a
reflexionar, a querer y querernos, a levantar el vuelo las veces que haga
falta, a no sentirnos débiles por necesitar ayuda, empuje, cariño. Amara sabe
tocarnos el corazón con la sensibilidad justa, sin forzar la maquinaria, con
una ternura a flor de piel que debería presidir nuestras relaciones, todas, de
las más íntimas a las episódicas. Y, además, pone a Raphael como banda sonora, qué
más se puede pedir, su protagonista, Mariana, aunque no la cite, hace suya
aquella gran canción que compusiera el inmenso Alberto Cortez para el de
Linares, <i>Ave fénix</i>, casi como me siento yo y en breve compartiré con
ustedes, faltaría más, en realidad siendo el mismo, el de (casi) siempre, el
que Pablo rescató de las cenizas para que el arpa comenzase a sonar, con letra
de Raphael se lo digo, “<i>a pesar de las dudas y mi eterna locura, yo sigo
siendo aquel”</i>.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-77596967644605118382021-03-02T12:55:00.004-08:002021-03-02T13:11:57.451-08:00MATERIAL SENSIBLE<p><b> </b></p><p><b><br /></b></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/324/m_libros/portada_los-ausentes_juana-cortes-amunarriz_202011020941.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="250" height="400" src="https://www.planetadelibros.com/usuaris/libros/fotos/324/m_libros/portada_los-ausentes_juana-cortes-amunarriz_202011020941.jpg" width="263" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p><p><b><br /></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Las palabras en sí mismas son, la mayoría de las veces, inocentes, una
mera convención, sólo buscan designar/identificar algo, ni las cuestionamos ni
las analizamos, podría decirse que recurrimos a ellas por hábito, así las
aprendimos, así nos han llegado y así las utilizamos; más allá de las que
tienen de partida un significado negativo de mayor o menor calado (son lo que
son), el idioma nos ofrece infinitas posibilidades (cuando no existe un término
idóneo o preciso lo inventa, se adecúa a las novedades, al transcurrir, a la
evolución -y a la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>involución-), pone a
nuestro alcance todos los términos posibles (y alguno imposible) para
describir, definir, calificar, descalificar, alabar, denostar. Como digo, las
palabras son inocentes en cuanto herramientas de comunicación (al menos así es
como las contemplo hablando en términos generales), pero el uso que se hace de
ellas, el tono con que se emplean, el contexto que las rodea, el matiz, la
intención que se imprime al pronunciarlas, el (ahora que se emplea tanto el
término) escenario en que se utilizan (a veces el desconocimiento, otras un
error, también una inspiración brillante), alguno de estos factores o varios de
ellos combinados las manipula, las emponzoña, las altera, incluso les da
completamente la vuelta llegando a significar lo opuesto que en su origen,
aquello por/para lo que nacieron. Por lo tanto, la perversión de que tantas
veces se les acusa está en quien se las apropia, las malea, contamina,
mancilla, pisotea, les hace perder su neutralidad o su polisemia, empobreciendo
aún más nuestra deteriorada lengua, ideologizando todo de un modo u otro,
imposibilitando que la carretera tenga más de una dirección, no digamos nada de
bifurcaciones o ramificaciones. Eso es algo que, por ejemplo, viene pasando con
la palabra “revisar” y algunos de sus derivados, el revisionismo puede ser (y
en muchas ocasiones lo es) necesario pero siempre que se haga bajo unos
parámetros éticos, metódicos, estudiando nuevos documentos, analizando nuevas
informaciones, escuchando/dejando hablar a quienes fueron actores o testigos de
los hechos, no tergiversando, manipulando, mintiendo, volviendo a mentir,
reinterpretando a gusto del consumidor; al fin y al cabo, la primera acepción
de la palabra en el DLE dice que “revisar” es “ver con atención y cuidado”, y
ese es el modo en que debería afrontarse una tarea que, hecha así, no
precisaría tantas veces aplicar la segunda, o sea, “someter algo a nuevo examen
para corregirlo, enmendarlo o repararlo” (porque, más allá de intencionalidades
arteras, hay demasiadas historias/realidades que precisan de esa labor de
poda/puesta en limpio).<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Puesto que tantos relatos (recurriendo de nuevo a uno de esos términos
de los que tanto se abusa, pero que me parece muy apropiado si lo tomamos en
toda su amplitud, en su variada gama de posibilidades) se han hecho
incompletos, titubeantes, de modo precipitado, prisioneros del miedo y el
dolor, en caliente, o, directamente, no se han hecho o se han silenciado, se ha
optado por ignorarlos, por darlos por finiquitados, se impone una revisión que cuente
y nos cuente (o así lo procure) la historia como sucedió, como quedó
registrada, dando voz a los que en su momento no la tuvieron, contrastando,
investigando, atendiendo a todas las caras del poliedro que inevitablemente es
cualquier suceso de mayor o menor extensión en el tiempo (como aprendimos en
las primeras clases en la facultad gracias al llorado e inolvidable maestro
Bernardino M. Hernando). Y da igual si nos duele, en realidad se trata de eso,
entiéndaseme lo que quiero decir: hay que reparar la tragedia todo lo posible y,
aunque su recuerdo (el que ninguna víctima necesita que le aviven: está siempre
ahí) incomode o algo peor, el único medio a nuestro alcance es interesarnos por
ella, escuchar a quienes la vivieron/sobrevivieron, compartirla (a veces de
nuevo), conocerla, no es reabrir heridas, todo lo contrario, es permitirlas que
sangren y comprender que nunca van a dejar de hacerlo por más que nos
acostumbremos a vivir con un flujo cuyo caudal (¡Ojalá!) ha de ir menguando de
manera natural con el paso del tiempo (para eso hay que haberlo dejado
derramarse primero). En esa tarea que aún tenemos a medias andamos inmersos en
lo que se refiere al terrorismo de ETA, no es algo a lo que pueda ponerse fin
de forma tan rápida e insensible como algunos pretenden, no se pueden diluir
sus estragos, la sangre derramada, los cadáveres reventados, los años de plomo
(que de un modo u otro fueron todos) en aras de una falsa concordia y mucho
menos de “<i>un buen final que es lo que importa</i>” o frasecitas similares
que, a la larga y a la corta, son tan letales como lo sufrido, hablan a las
claras de la connivencia de tantos, es otro modo de ejercer terrorismo o,
cuando menos, de (ahí sí) reavivar sus efectos destructivos, su violencia
inmisericorde, su capacidad para generar dolor.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>La mejor baza de <i>Los ausentes</i>, novela de Juana Cortés Amunarriz
publicada en enero por Espasa, es entrar de lleno en el tema integrándolo en
una absorbente, frenética y espléndida trama de thriller, abordarlo desde el
punto de vista social y humano, como lacra real con la que tantos se vieron
obligados a convivir/malvivir mucho tiempo, poner el foco en aquellas víctimas
que o bien se olvidan (se olvidaban ya en su momento) o se difuminan bajo la
para mí muy perversa consideración (¡Qué poca ídem!) de “daños colaterales” a
los que no se atiende ni mucho menos auxilia, que no se previenen, que se
llegan a dar por necesarios (por todas las partes) en aras de una resolución,
del anhelado punto final. Hace algo más de un mes tuve el inmenso placer (como
lo es cualquier iniciativa encabezada por mi Pepa Muñoz) de participar en el
encuentro que los del club de lectura mantuvimos con la autora (pueden visionarlo
en el siguiente link: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=nNFmXiCXAQk&t=11s">https://www.youtube.com/watch?v=nNFmXiCXAQk&t=11s</a>),
tal vez uno de los más encendidos (en el sentido positivo) que hemos celebrado porque,
indudablemente, <i>Los ausentes </i>escarba en la llaga, te enfrenta a tus
peores pesadillas, te lleva a cuestionar los principios más sólidos y arraigados
que podías tener, te hace temblar en sus diferentes facetas, es una magnífica
exploración del miedo y el dolor y de las reacciones que ambos pueden provocar.
Como es patrimonio de las grandes novelas negras/de misterio, la obra de Juana
Cortés Amunarriz plantea preguntas complejas/íntimas de difícil respuesta,
horada en los sentimientos más puros y honestos, nos pone frente al espejo de
nuestras entrañas, nos hace dudar de nosotros mismos, de hasta dónde seríamos capaces
de llegar, de lo que nos atreveríamos a hacer por proteger a las gentes que
queremos. Además, como valor añadido que la distingue y dota de músculo narrativo
y social/personal propio, la novela transcurre en Irún y arranca el miércoles 7
de noviembre de 2007, unos meses después de que ETA anunciase oficialmente el
final de la tregua decretada en marzo de 2006, lo que dota a la narración de
una atmósfera, de unos personajes, de una realidad inmersa en el terror,
sometida al mismo, abatida y al mismo tiempo muy cansada de sufrir, de llorar,
de temer, de sumar víctimas.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Al comenzar la charla, Juana nos contó que el origen de <i>Los ausentes </i>se
remonta a un relato de 2009, <i>La mujer partida</i>, donde ya planteaba la
idea central, el corazón (dicho sea en su sentido más amplio) de la novela, “<i>cómo
gente pacífica puede saltarse sus propios límites cuando se la lleva al límite</i>”,
algo que, de un modo u otro, han explorado otros thrillers, se trata de poner
en primero término ese factor humano que dota al género de vida, esa vuelta de
tuerca al imprescindible “¿quién lo hizo?”, un terreno en el que Patricia
Highsmith sigue siendo la maestra, anegando e incluso abandonando a sus
personajes (y a los lectores) en terrenos muy pantanosos, en ambigüedades
morales de las que no nos creíamos capaces, en decisiones que se nos presentan
como instintivas y dinamitan nuestra (tal vez sólo aparente) fortaleza ética. Como
se señaló, el máximo acierto de <i>Los ausentes </i>es que la autora jamás
olvida que está escribiendo un thriller, maneja con soltura, osadía y vigor los
resortes del género, lo mantiene siempre en primer término, construye una
maquinaria infernal (en todos los aspectos) en la que cada página descuenta
tiempo, no concede descanso en el aspecto más básico (que, lamentablemente,
tantas veces olvidan muchos de los considerados grandes nombres atendiendo tan
sólo al número de ejemplares vendidos) y regocijante para el lector (a pesar del
sudor frío en la espalda, de los temblores, de la boca seca, del corazón
desbocado): el dicho de un modo coloquial rompecabezas a resolver. Pero donde la
autora encuentra su personalidad, su propia voz, donde se nos clava hasta lo
más profundo, donde nos hace estremecer y acongojar (y, si no soltar, al menos
asomar alguna lágrima) es en el retrato y relato descarnado que hace de las
zozobrantes, mutiladas y llevadas al límite emociones de aquellos que sufren la
barbarie terrorista, porque consiente que sus personajes las expresen, porque
las refleja con delicadeza y al mismo tiempo con contundencia, porque no las
finge o imita, porque las toma de nosotros mismos, porque las ha hecho vivir un
proceso que no les ha quitado ni un ápice de verdad (todo lo contrario): “<i>Pasé
del dolor a la contención y de la contención a la literatura</i>”.<o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14pt; line-height: 107%;"><b><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>En estos tiempos en que tanto se ha abusado del término “equidistante”,
en que tanto se ha utilizado como sinónimo de “cobardía” cuando no de “complicidad”,
ahora que las redes sociales (sus usuarios) parecen imposibilitar la mesura, el
sincretismo, la ecuanimidad, el diálogo, cuando se ignora la amplia gama de
grises, cuando se polariza hasta lo más trivial, cuando no se buscan matices,
una novela como <i>Los ausentes </i>es muy de agradecer y celebrar porque no
pretende imponer respuestas, no sentencia ni proclama, porque toma partido sin decirlo
(sé que habrá quien no lo vea así, pero son los mismos -o parecidos- que aquellos
miraron el dedo en lugar de la luna cuando se estrenó <i>Días contados </i>-lo
de leer la novela de Juan Madrid en que se inspiraba como que no, igual que
ahora, que siempre, se conforman con un titular, con una frase, con un esquema,
con una reinterpretación torticera y a sabiendas mendaz-), porque da al lector
margen de maniobra, porque saca a la luz a muchas víctimas a las que se niega
semejante condición, en parte porque ni nos fijamos en ellas, porque en mi ánimo
resonó durante la lectura aquella frase de <i>La mamma </i>de Mario Puzo que
llevo grabada desde mi adolescencia: “<i>Los hijos pagan los pecados de los
padres</i>”. Y, por supuesto, no me siento concernido ni mínimamente conmovido
por el dolor de quien lo siembra, de quien asesina, de quien ejecuta, ¿eso
incluye a quien busca resarcirse, a quien actúa de manera claramente inhumana
pero lo que pretende es recuperar a la persona amada? ¿Hay fines que justifican
medios? ¿Alguien se ha parado a pensar en las familias, en los hijos de los
criminales o de los cómplices de estos, en aquellos que no saben, no han
escogido, pero sufren las consecuencias de los actos de sus mayores? Ojalá
estos y otros estremecedores interrogantes fuesen sólo el argumento de novelas
(es decir, naciesen dentro de una ficción) tan poderosas y explosivas (dicho en el mejor sentido literario) como <i>Los ausentes</i>.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7911021896247039265.post-22120911383429070992021-02-18T11:56:00.003-08:002021-02-18T11:56:34.128-08:00GUARDAR EN SECRETO LO MUCHO QUE QUIERES<p><b> </b></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://static.megustaleer.com/images/libros_650_x/EME69508.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="533" height="400" src="https://static.megustaleer.com/images/libros_650_x/EME69508.jpg" width="267" /></a></div><br /><p></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Confieso que desde hace mucho quería titular un texto robando alguno de
los versos de una de las canciones que más me emocionan/apasionan: <i>Somos </i>de
Mario Clavell. Y aunque una de las versiones más famosas/poderosas es la de mi
idolatrado Raphael, tengo debilidad por la debida a Los Sabandeños, elegante,
arrulladora (a pesar del dolor que la letra destila) e hipnótica como lo es ya
en el pentagrama la melodía original (además, se da la circunstancia de que la
conocí gracias a un doble CD de boleros que la tía Carmen me regaló cuando aún
estaba en la universidad, un obsequio que ella escogió, que buscó para mí, que
conservo como un tesoro), versión que respeta la primera estrofa, la que tantos
suelen eliminar (cuando se lo reproché cariñosamente a Soledad Giménez durante
una entrevista, ella me dijo entre risas que lo había hecho porque no le
gustaba, le parecía que sobraba, percepciones de cada uno, oye). Y, sin
embargo, servidor se siente transportado por esas voces suaves, perfectamente
empastadas, creadoras de armonías con la facilidad que caracteriza al grupo
canario, sin que se note, cuando atacan el tema y dejan brotar lo de <i>“Después
que nos besamos con el alma y con la vida, / te fuiste por la noche de aquella
despedida. / Y yo sentí que, al irte, mi pecho sollozaba / la confidencia
triste de nuestro amor así: / somos un sueño imposible que busca la noche /
para olvidarse del tiempo, del mundo y de todo</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">”. Prácticamente todas las frases de la canción son susceptibles de
transformarse en encabezamientos atractivos, inspiradores, poseedores de su
propia narrativa (confieso que en mis arrebatos literarios, en fogonazos que no
llegan a más, anduvo pujando una narración a la que llamé </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Confidencia triste de amor</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, ahí lo dejo por si a alguien le sirve -ya
saben los leales que asumí hace bastante que la ficción no es mi territorio
creativo y, la verdad, tampoco no me apetece rememorar episodios personales que
podrían encajar en/con ese título-), lo un tanto paradójico es que, cuando por
fin escojo una para hacerlo, la he variado un poco para ajustarla a mis
intereses (en la canción lo que se dice es: “</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Somos dos seres en uno que amando se mueren / para guardar en secreto
lo mucho que quieren</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">”), para
personalizarla, para entrar directamente en lo que más me ha atrapado de la
novela que hoy vengo a comentar: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un
banco y la casa de Helena con hache</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">,
publicada por Caligrama, que supone el debut en estas lides de Luis Zorzano,
con quien las gentes del Club de Lectura LL tuvimos el placer de compartir a
finales de enero uno de esos estimulantes encuentros que organiza y coordina mi
Pepa Muñoz (y que pueden ver íntegro en el link </span></span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=npU4gdTx-qE"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">https://www.youtube.com/watch?v=npU4gdTx-qE</span></a><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">).<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo primero que conviene aclarar (y es algo
que se percibe, que se paladea, que queda patente en una prosa que posee
hondura, mesura, una indudable y variada experiencia emocional y vital, mucha
reflexión sobre ambas) es que Luis Zorzano es un escritor novel bastante
inusual, nació en 1946, cumplirá el próximo octubre setenta y cinco años (el
dato aparece en la solapa, no es indiscreción), debuta con un poso que sólo
confiere la madurez, se ha preparado para ello, lo suyo no es fruto de un
arrebato ni de un capricho, hay un gran bagaje detrás, ese que alimenta los
sueños, ese que otorga sabiduría, mesura, capacidad de observación/penetración,
ha cuidado con empeño y sosiego su vocación (“</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">He
escrito siempre, pero me dediqué a mi profesión y he esperado a poder dedicarle
todo mi tiempo”</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">), la ha dejado reposar
sin prisa por recoger los frutos. Su caso, de algún modo, es semejante al del magistral
José Saramago quien, aunque escribió un par de novelas (y publicó una) antes de
los treinta años, esperó hasta los cincuenta y cinco para entregarse plenamente
a la literatura (“</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">Sencillamente
no tenía algo que decir y entonces lo mejor es callar”</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">), le recuerdo cuando ya era Premio Nobel contándonos a un grupo de
periodistas que no se arrepentía de aquella decisión, que gracias a esos años
fue encontrando su voz, su ritmo, su modo de narrar, nutrió su imaginario y su
almario (esto último lo añado yo, resumen un tanto tosco y escueto de lo que,
como siempre, expresó de forma insuperable). Y eso es lo que queda claro desde
las primeras páginas de esta en tantos aspectos sorprendente novela: Luis
Zorzano dibuja a sus personajes con firmeza y verdad porque hace un minucioso
retrato íntimo, porque pone el foco en el interior, porque las acciones se
explican/analizan/exponen a partir de lo que aquellos se preguntan, dudan, no
comprenden, sienten, hay una gran profundidad psicológica que no supone un
lastre sino que imprime un aire de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">adagio </span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">confidencial (se lo tomo prestado a mi venerada Mercedes Salisachs) que
actúa por un lado como muro de contención y por otro como catalizador del giro
que la novela va a dar en un momento, mezclando géneros con la audacia del
recién llegado (que, podría decirse, quiere probarlo todo). Pero el edificio no
se derrumba, todo lo contrario, puesto que no abandona lo reflexivo, lo interiorizado,
lo que no se cuenta/exhibe, continúa siendo el eje del relato, demuestra tener
las ideas bastante claras como narrador, ser un veterano que, aun sin publicar,
ha trabajado su prosa día a día, aunque sólo haya sido (¡Y no es poco!) a base
de latidos, de esbozos, de inspiraciones (dicho con toda su polisemia), de viajar
a sus propias profundidades, de inspeccionar sus recovecos, de tomar nota, es
decir, de vivir (como verán, es mucho: esas son las herramientas del escritor y
Luis demuestra tenerlas bien afiladas y preparadas).<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">Escribo
sobre la sombra humana, lo que hemos dejado atrás, lo que no nos gustó, lo que
queremos olvidar y la casa es el aglutinante de las sombras de los personajes”</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">, explica Luis durante el encuentro y reconozco que siento un punto de
conexión especial porque es por ese lado por donde he abordado la lectura desde
las primeras páginas, porque siento especial debilidad por los fragmentos de
interior (el hurto lo cometo ahora, y no por azar -tampoco el resto- con una de
mis favoritas: Carmen Martín Gaite) a los que tenemos acceso a través de lo que
otros escriben, porque me gusta (cuando, como en este caso, está bien jugado y
mejor desarrollado) que la acción en el sentido más puro del término no parezca
tal, es decir, que lo que se mueve, remueve y conmueve (lo esencial, por
robarle ahora algo a Saint-Exupéry) permanezca invisible, sea una corriente
subterránea, que tanto puede ser tenue como muy caudalosa, pero (pido perdón en
este momento a mi amado Federico) discurre y hasta se desborda sólo por el
interior de los pechos. En esta novela, además, eso contribuye a crear
misterio, intriga en apariencia mínima que va creciendo como el pequeño copo de
nieve hasta conformar por sí solo una avalancha incontenible, así es como
estalla y hace su aparición el thriller y no resulta brusco ni estrambótico (utilizando
el término en su origen poético) sino consecuencia lógica de lo que se venía
contando, del punto de partida y llegada, de lo que el autor deja claro desde
el título, desde esa Helena incógnita que tantos interrogantes provoca: “</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">La novela se va construyendo sobre un personaje
que, a su vez, se está construyendo</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">”. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><o:p><b> </b></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por supuesto, también tenemos la casa (y el
banco, sí, pero queda claro su papel desde las primeras páginas: propiciar y
acoger encuentros), un escenario tratado como un personaje, siguiendo la estela
de grandes novelistas de, sobre todo, el XIX, un lugar/hogar con alma, un sitio
donde algunos pueden sentirse rechazados, un espacio con sus propias reglas,
que influye, afecta e interfiere en los sentimientos de los personajes y que,
al contrario que la protagonista (“</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">Helena es
mía por completo, no es nadie en concreto”</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">),
Luis Zorzano ha tomado de la realidad: “</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">La
casa existía, era de unos amigos, estaba en San Sebastián, tenía hasta
pasadizos secretos y un salón de más de 200 metros cuadrados que pintó Zuloaga”</span></i><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;">. Esa atmósfera, esa aura, las sensaciones que provoca, la verdad que
destila, el modo en que el autor la describe y nos la hace vivir tiene en
algunas páginas rasgos naturalistas, se percibe que la está
recreando/convocando, hay algo que emana de esos fragmentos en concreto, sus presencia
e influencia son notorias incluso cuando varía el escenario, imprime, aporta y
sazona el misterio que de modo natural nos azota desde el principio, puede que
agazapado, puede que como mera amenaza o producto de las suspicacias de cada
uno (es decir, de servidor), pero se lo siente latir casi en cada frase, en
párrafos en los que detenerse, en reflexiones personales que uno hace al leer,
por ejemplo, “</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">Los que
eligen la noche, los que viven y mueren por la noche, los que no duermen, son
seres clandestinos que no han sabido esperar al día siguiente. Caminan por un
sendero escondido y sienten el frío, todo el frío de la oscuridad y el
desamparo</span></i></b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-style: italic;"><b>”. Es una novela vivida y vívida, un
estupendo estudio de personalidades, de sensibilidades, de emociones, el
descubrimiento de un autor.</b><o:p></o:p></span></p>Óscar Lópezhttp://www.blogger.com/profile/13040768613463134195noreply@blogger.com