Lo planificamos como un programa más, como
el primero de la tercera temporada, el que hubiese hecho el número 96 en la
historia de Destino: Wonderland, así
se nos indicó antes del parón estival, lo hicimos fundamentalmente, como tantas
veces, por amor al teatro, porque nada mejor que regresar hablando de algo que
adoramos, lo conseguimos gracias a la inestimable colaboración de un jefe de
prensa (Daniel Mejías) que valora a las personas por su trabajo y no los
confunde o identifica con los medios a los que representan, fue posible gracias
a la generosidad de actores volcados y comprometidos con su trabajo, eso que
estrenaban pocas horas después, pero ninguno se marchó sin atender a todos los
que querían charlar un rato con ellos y, sin embargo, esos testimonios, ese
material impagable, ese compromiso personal con El cíclope y otras rarezas de amor hubiese quedado sin cumplir
(aunque ya nos hubiéramos ocupado de la función en este blog), esas (estas)
entrevistas hubiesen quedado inéditas puesto que las cosas han cambiado
bastante en la radio casi de un día para otro, cuando ya habíamos pedido día y
hora de estudio, cuando todo estaba en marcha, pero, honestamente, son miserias
de este oficio periodístico que ahora no me apetece traer aquí y que quedan
para otro momento (¿De verdad piensan que guardaré silencio? Si no he estado
callado en otros momentos, ¡figúrate ahora que no tengo nada que perder -recordaré o
informaré a quien no lo sepa que jamás hemos recibido ni un euro por nuestra
labor en Onda Arcoiris-!). Pero, como digo, hablemos de teatro que es lo mejor:
hasta el próximo domingo 17 pueden ver la función en los Teatros del Canal (si
lo desean, pueden encontrar más información al respecto en la tonada del arpa a
la que antes me refería: https://elarpadebecquer.blogspot.com.es/2017/08/pero-el-amor-esa-palabra.html)
y después comienza la gira (técnicamente, continúa aunque sólo hubiese habido
una representación antes del estreno de Madrid) que, de momento, tiene
confirmadas plazas como Valencia, Bilbao o Torrent. La obra de Ignasi Vidal,
quien también la dirige, recibe el aliento de Rayuela de Cortázar, ese magnífico y siempre sorprendente viaje literario
y emocional, su acertada escenografía reproduce el juego infantil, sus
personajes se mueven por azar (aunque con una coreografía muy definida y
estudiada), o así podría parecer, en asuntos amorosos no debe darse nada por
sentado ni sabido ni establecido. Lo demás, lo que puede contarse sin
desentrañar todo el misterio (aunque cada espectador lo hará a su modo), sin
afirmaciones categóricas ni reproducción de esquemas, sin dejar de
interrogarnos, que lo cuenten cuatro de sus cinco intérpretes, con los que
Pablo Vilaboy y un servidor tuvimos el placer y el honor de compartir una
mañana de agosto.
Muy popular gracias a series como Bandolera, Amar es para siempre o Velvet,
Sara Rivero es Paz, alguien que ha idealizado el amor sin medida, creyendo en
el viejo (y perverso) cuento del príncipe azul (o de la media naranja), que
tiene un esquema en la cabeza y busca con quién encaja:
El todoterreno Daniel Freire encarna a Sergio, malherido por una
historia que ha terminado fatal, desconfiado ante la posibilidad de nuevos
latigazos o de que llueva sobre mojado, escéptico al menos en apariencia:
Manuel Baqueiro, el único intérprete (junto a Itziar Miranda y José
Antonio Sayagués) que permanece desde el primer capítulo en la serie que
comenzó a emitirse en 2005 como Amar en
tiempos revueltos y desde 2013 se titula Amar es para siempre (tras el cambio de canal, de TVE a Antena 3),
da vida en la función a Pedro, incapaz de tomar decisiones definitivas,
sembrando la infelicidad, la duda, el miedo, negando y negándose oportunidades:
Eva Isanta cambia su registro más habitual y que tanta popularidad le ha
dado para hacerse cargo de Marta, mujer que anhela amar en plenitud y sentirse
correspondida, alguien que no puede evitar rebelarse cuando le vienen con
sublimaciones y estereotipos trasnochados y, sobre todo, falsos:
Y esto fue todo por hoy (¿por el momento?) “Destino: Wonderland”, tal vez una
especie de bonus track, el tiempo lo dirá, pero era una lástima desperdiciar el
talento y la amabilidad de invitados de semejante calibre.